Se ha generalizado en España durante los últimos años una corriente que dice buscar la “recuperación” de la memoria histórica. Este planteamiento desarrolla su actividad en la casi totalidad de nuestro territorio, lo hace mediante la exhumación de restos humanos, homenajes públicos y el recurso a los medios de comunicación. Dice perseguir la reivindicación de los asesinados y represaliados a manos del bando nacional y del régimen resultante del 18 de Julio.
Pues bien, mienten quienes afirman querer recuperar la memoria histórica, ya que no hay mayor manipulación de la historia que presentar exclusivamente una parte de esta, y eso es lo que están haciendo.
Hablar solamente de los muertos de un frente como si en el otro no hubiese habido bajas, olvidar las masacres de miles de personas asesinadas a la par que se llenan la boca de dramas personales jugando con el sentimentalismo, es la más asquerosa y sibilina manera de recurrir a la mentira..
Quizá pueda haber quien crea que con comentarios como el anterior lo único que se hace es reabrir heridas que llevan tiempo cerradas. Este artículo lo único que pretende, es poner de manifiesto que una verdad está siendo ocultada.
Las nuevas generaciones, las que no han vivido ni tenido mas referencia sobre nuestra guerra civil que las informaciones manipuladas recibidas en la escuela o en la televisión, tienen derecho a que no se les oculte que además de un García Lorca murió asesinado un Muñoz Seca, tienen derecho a que ni la manipulación de unos ni el silencio cobarde de otros les escondan las matanzas de Paracuellos ni les oculten que existieron centros de tortura (las maliciosamente olvidadas “chekas”) en medio de las grandes ciudades o que todo lo que recordaba a Iglesia era quemado y aquel que fuese sacerdote, monja o simplemente fuese a Misa era fusilado.
Con toda seguridad gran cantidad de personas participarán sin ningún otro interés que la búsqueda de restos de familiares muertos, ahora bien, esto no es óbice para afirmar que forman parte, aunque sea de modo involuntario, en una campaña de falseamiento histórico.
La reflexión en torno a este buscar el ocultamiento de los hechos y con ello a la tergiversación de la realidad histórica se debe dirigir al porqué de ello.
¿Porqué unos mienten y otros callan?
¿Porqué todos contribuyen a la mentira y porqué molesta tanto reconocer que la Iglesia Católica fue perseguida hasta la muerte?.
Todo esto hace pensar que unos, los que callan, lo hacen por miedo, por mala conciencia o simplemente por cobardía, y es que están renegando de aquellos que lucharon y murieron enfrentándose a los que perseguían su misma forma de vivir y pensar, reniegan de ellos con tal de no perder votos.
Los otros van más allá, no secundando abiertamente los métodos de entonces aunque coinciden en lo fundamental de sus fines: combatir la Religión y acabar con una España unida.
La ley de Memoria Histórica no ha sido si no una parte más de ese caldo de cultivo que se ha ido poco a poco pergeñando para crear en la sociedad española un laicismo combativo y furiosamente anticatólico.
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