Las
acciones terroristas no son herramientas
exclusivas de grupos más o menos
marginales o con escasa capacidad político- militar. Y es que la finalidad que
estas acciones buscan es imponer mediante la generalización del terror cuestiones
que de otro modo no podrían llevar a
cabo. Y ello no es utilizado únicamente por
grupos no gubernamentales.
Si nos referimos a casos relacionados con la
autoridad encontramos que aplicar la estrategia de la tensión resulta
igualmente de suma utilidad para el poder establecido al servir para lograr que la población se
pliegue a sus intereses y dictados . En
ocasiones la autoridad recurre a diferentes métodos para que a través de la
estrategia de la tensión o del terror la
población apoye, incluso exija y aplauda, la adopción de medidas que de otro modo serían sumamente
impopulares, con el consiguiente desgaste electoral, o simplemente no podrían
ser aplicadas.
La
técnica a la que suelen recurrir los
gobernantes desde hace cientos e incluso miles de años es la acción de bandera falsa ( incendio de Roma, incendio
del Reichtagh, voladura del Maine, ataque a Pearl Harbor, hundimiento del
Lusitania, 11 S, etc., etc.).
Las
acciones bajo bandera falsa no consisten en otra cosa que en realizar un
ataque, acción ofensiva o atentado contra
la sociedad o intereses propios
para después adjudicar la autoría a un
país o grupo terrorista que nada ha
tenido que ver con la agresión o atentado (autoagresión o autoatentado) para de
este modo movilizar en el sentido
deseado a la sociedad y lograr los fines buscados.
En
ocasiones, los que están situados en los
puestos de poder precisan de nuevas acciones de bandera falsa cuando lo que
pretenden es que los efectos
logrados gracias a una acción
anterior se mantengan en el tiempo. Y es que como ocurre en casi todo,
las sociedades humanas terminan por habituarse
a todo y olvidan las situaciones
de tensión cuando transcurre un tiempo
sin que el peligro se concrete en una realidad tangible. En ese momento la comunidad humana deja
de ser tan fácil de manejar y no se
pliega a lo que la estrategia del poder pretendía conseguir.
Con la
acción de bandera falsa que fue el
autoatentado del 11 S, se consiguieron varias cosas: Por un lado se invadió
Irak con la consecución de petróleo y la victoria geoestratégica para USA al aumentar su control en la zona de
Oriente Medio mediante un nuevo gobierno títere y a su vez conseguir para
Israel un país colchón que les protegiese del radicalismo islámico. Se aprobó
el Acta Patriótica que mermaba de modo
sustancial los derechos civiles
de los norteamericanos, derechos que pasarían a acrecentar
el poder estatal.
Por otro
lado se invadió Afganistán con lo que a través de Pakistan se pudo llevar hasta el mar de Arabia las riquezas de minerales, especialmente
uranio, que produce Tajikistán.
Los
atentados de las Torres Gemelas sirvieron
así mismo para que EEUU tomase de nuevo su papel de gendarme universal en la “guerra contra el terror”, una guerra sin
fronteras y sin enemigo cibcreto que de hecho le permitiría actuar
en cualquier lugar del mundo, contando siempre con el aplauso de una
sociedad sometida a la estrategia del terror y
de la tensión.
Y no hay
que perder de vista que el
inevitable esfuerzo militar llevará a
que la todopoderosa industria militar
de USA obtenga pingües beneficios, cuestión
esta que redundará en un apoyo monetario
a los candidatos y a sus políticas.
Pero el
tiempo transcurría y el pueblo
americano dejaba de estar sometido al
shock que le aterrorizó y que le llevó a
aplaudir todas y cada una de as medidas que Washington quiso aplicar. La gran
cantidad de soldados norteamericanos que
mueren en Irak y Afganistán, el ser cada vez más conscientes de las muertes de
inocentes que la rapiña de los
capitalistas de Wall Street y el ansia
de dinero y poder que rezuma la industria armamentística están dando paso a una actitud menos servil
y más crítica con respecto al poder.
Ocurre también que la conciencia de que el 11 S fue un autoatentado va en aumento. Todo esto junto lleva a la población norteamericana a pedir que se abandonen Irak y Afganistán , que se cierre Guantánamo y que suspenda el Acta Patriótica.
Ocurre también que la conciencia de que el 11 S fue un autoatentado va en aumento. Todo esto junto lleva a la población norteamericana a pedir que se abandonen Irak y Afganistán , que se cierre Guantánamo y que suspenda el Acta Patriótica.
Los niveles
de popularidad del otrora adorado Obama
descienden en picado. Se hacía necesario pues un nuevo aldabonazo para
que la sociedad norteamericana se sintiese
dominada por el terror, temiese
ser objeto del terrorismo y de este modo aceptase y
aplaudiese medidas como las que la
administración Bush aplicó tras el
autoatentado del 11 S.
Es en este
momento en el que se producen durante el Marathon de Bostón dos explosiones, un nuevo atentado que
causa estupor y hace que la sociedad
norteamericana deje de lado, al menos
por ahora, las críticas y peticiones que
empezaba a poner de manifiesto. Unos ataques terroristas de mucho menor calado han servido para que la estrategia de la tensión y el terror
funcione y para que nuevamente el pueblo
se vuelva moldeable.
Pero ocurre
que en estos atentados hay desde el principio demasiadas cosas que no casan,
cosas que cuanto menos resultan
extrañas. En definitiva, algo “huele mal”.
Pese a
todas esas cuestiones al menos
dudosas parece que ha salido bastante bien puesto que ha conseguido que , aunque fuese por un
tiempo bastante limitado, se haya instaurado la ley marcial en una zona del
país, un buen ensayo.
Ahora vamos
a enumerar y comentar todas estas cuestiones que calificamos de extrañas y que en conjunto crean una visión general poco creíble de la
“versión oficial”:
-
La
primera de todas estas dudas hace referencia a las explosiones en sí mismas,
los atentados, lejos de buscar una gran mortandad, como se supone que
pretenderían unos terroristas fanáticos, parecían buscar un bajo número de
victimas. Realmente resulta complicado
que al hacer explosión dos artefactos en
una zona con tal aglomeración de gente no muriesen más personas, recordar que
“sólo” fallecieron tres personas. Si
realmente hubiesen pretendido causar una masacre tan solo deberían haber
colocado las mochilas bajo las gradas, con seguridad el número de muertos
hubiese sido muchísimo mayor.
-Otra
cuestión que resulta muy extraña se refiere a los presentados como autores de
los atentados.
Los
autores, los hermanos Tsarnaev se nos presentan como unos islamistas fanáticos,
aunque en una entrevista la Russian Today ,
la madre de estos señala que se habían convertido hacía poco tiempo al Islam y
que tan solo mostraban interés por él.
También señaló que su hijo estaba completamente controlado hasta el punto de
ser vigiladas hasta las páginas que visitaba en intenet.
Tamerlán
y Pahoja eran oriundos de Chechenia y vivían des de hacía más de una década en
Estados Unidos.
Tamerlán
estaba controlado pot el FBI, lo que le
lleva a afirmar a su madre que este fue inducido o engañado para la realización
del atentado, que fue un chivo expiatorio y que todo lo que se comenta sobre el
atentado es falso.
Por
una información de la inteligencia rusa que
advirtió a sus colegas norteamericanos el citado Tasarnayev fue
controlado durante años por el FBI sin encontrar este rastro alguno que le
relacionase con el fanatismo yihadista.
Todos
estos extremos han sido verificados
tanto por la madre en la referida entrevista como por un antiguo agente de la
agencia federal.
Resulta
poco creíble que alguien radicalizado y relacionado con el terrorismo pidiese un permiso sabiendo que ello suele
llevar aparejado una ulterior investigación, que suele ser profunda.
De
igual forma la
Inteligencia rusa en Chechenia buscó algún tipo de relación del sujeto con
la guerrilla chechena sin encontrar ninguna.
La
guerrilla daguestaní ha negado en un comunicado cualquier vinculación con los hermanos Tsarnaev, en el
mismo comunicado los guerrilleros islámicos del Cáucaso señalaron que no combaten contra los Estados
Unidos, indicando que su guerra es “contra Rusia, culpable no sólo de la
ocupación del Cáucaso sino también de
monstruosos crímenes contra los musulmanes”.
Durante
la persecución y detención en
uno de los hermanos murió y el otro recibió un disparo en el cuello y en la pierna, no pudo hablar.
Refiriéndonos
a los autores hay que hacer referencia a que
el periodista Alex Jones presentó unas fotografías que mostraban que
dos miembros de los Navy Seals cubrían a
los que perpetraron los atentados con
las mochilas, cuestión esta de la que se
hizo eco toda la red e incluso
periódicos de papel.