En
estos momentos España atraviesa una situación de verdadera emergencia, pasa por unas circunstancias críticas
que afectan, tanto a la Justicia Social y a la economía como a la Unidad
Nacional, aunque da la impresión de que para la mayoría de los ciudadanos y la
práctica totalidad de la casta política tan solo importa la problemática
económica.
En
esta entrada nos vamos a centrar en la segunda, es decir en la crisis que
afecta a la Unidad Nacional.
Y
lo haremos así por considerar que la
ruptura de la unidad de la Nación llevaría aparejada la destrucción irreversible de la identidad española como
Nación.
Pero
el hecho de centrarnos ahora en la crítica situación de la Unidad de la Nación
no debe entenderse como una minusvaloración de la crisis económico-social y del
ataque a la Justicia Social de la que es víctima nuestra Patria. Este desprecio
no se produce ya que la Justicia Social y la Unidad Nacional funcionan a modo de vasos comunicantes que
conjuntamente dan forma a la realidad de España.
Y
es que no se pueden mirar las estrellas sin tener los pies bien asentados en la
tierra, cualquier persona que carezca de lo básico o viva en la miseria
difícilmente podrá elevar la vista buscando
intereses patrios o espirituales. Como es lógico, su interés se concentrará
en la supervivencia y en lograr una vida mínimamente digna para su persona y
para la de los suyos.
Es
así que los 5,9 de millones de personas sin trabajo, las 2 millones de familias
en las que todos sus miembros están en paro, el alto porcentaje de pobreza
infantil y los 700 0000 españoles que han emigrado en busca de un
empleo, resultan un activo del que se sirven los secesionistas, se hacen con la voluntad de esa gran cantidad
de personas que dada la situación no se
preocupan por los intereses nacionales.
La
situación económica, el desempleo, los impuestos abusivos y los recortes en
sanidad, han provocado que se cree un
malestar social que se ha sabido canalizar
en contra de España, el “Madrid nos roba”,y a favor de un idílico Estado
catalán. Es así que el victimismo nacionalista ha resultado tan útil, ya que al
ofrecer al pueblo desesperado una “cabeza de turco” a la que responsabilizar de
los males que padece, este ha cedido a
las pretensiones del secesionismo antiespañol.
Este
victimismo ha funcionado y funciona tan bien debido a que durante
más de tres décadas generaciones de niños y jóvenes catalanes han
sido ideologizados en el nacionalismo en
colegios, institutos y universidades.
Por
este sistema han sido millones los
catalanes a los que se les ha lavado el cerebro desde posturas
independentistas.
De
todo lo arriba señalado podemos considerar que la crisis económica y la
ausencia de Justicia Social es efecto de la política nacionalista, a la par que
causa de la generalización del
secesionismo catalán.
La
duda está en si la crisis económica y los recortes, sociales y sanitarios, han sido aprovechados
con posterioridad a haber aparecido o si forman parte de una estrategia
previamente elaborada para que una gran parte de la población apoye la
independencia de Cataluña.
Desde
luego no es la primera ocasión en la que el independentismo hace de las suyas
en Cataluña, pero en esta ocasión hay una cuestión que convierte la actual
situación en algo novedoso y extremadamente peligroso: la ausencia de una
autoridad que responda y de una conciencia nacional en el pueblo español.
En
otros momentos de la historia se ha llegado incluso a que la Generalidad
declarase unilateralmente la
independencia y dijese constituirse un Estado Catalán, pero la diferencia, sustancial, con el
momento actual reside en que en todas las anteriores aventuras secesionistas
hubo siempre un gobierno nacional que supo tomar las medidas que fueron
precisas para salvaguardar la unidad entre las tierras de España.
La
situación actual es tal que las actuales autoridades carecen de conciencia de
Unidad Nacional brille y esas mismas
autoridades carecen de “agallas” y/o
responsabilidad para adoptar las medidas
que en cada momento resulten precisas aplicar lo que convierte el actual
escenario en sumamente delicado.
La
gravedad de la situación que se da ahora en Cataluña se fraguo cuando se
redactó la constitución, la minúscula es intencionada, de 1978, fue en ese funesto momento cuando se puso en marcha el
pernicioso sistema de las autonomías, pero fue
especialmente grave haber incluido
el término “nacionalidades”, y es que según el derecho internacional
toda nación tiene derecho a constituir un Estado.
Esta graciosa concesión que los padres
“putativos” de la Carta Magna, este calificar de nacionalidades históricas a
Cataluña, Vascongadas y Galicia no consiguió
frenar la violencia terrorista ni integrar en la política nacional a los
independentistas. Lo que si consiguió, y no tardaremos mucho en sufrirlo,
es poner en peligro la Unidad Nacional y
dar base jurídica a nivel internacional
a una más que probable declaración unilateral de independencia por parte de la Generalidad catalana.
El
inicio de la marcha hacia la independencia en Cataluña tiene la problemática
añadida del momento histórico en que se
desarrolla, no hay que perder de vista que en la última década se han puesto en
marcha movimientos secesionistas y han alcanzado la independencia diferentes zonas del territorio europeo.
Todas estas situaciones para nada pueden equipararse con la de Cataluña, por
mucho que los independentistas catalanes pretendan establecer similitudes que no existen.
Todas
las situaciones de secesión, anexión o reintegración territorial ,acaecidas recientemente, nos dotan de una
serie de datos que nos permiten deducir que la posición de las potencias trasatlánticas (UE, OTAN y
USA) no se ha basado nunca, ni se basará, en el apoyo a la unidad territorial,
a la realidad histórica o al respeto del derecho internacional.
Lo único que marca la postura de estas
potencias respecto a la secesión ha sido y será la consecución de sus intereses
geoestratégicos y económicos.
Los
españoles que nos oponemos a que nuestra Nación se fragmente hemos de tener
meridianamente claro que para evitar tal cosa contamos exclusivamente con
nosotros, toda esperanza depositada en los de fuera, en la casta política de
dentro, en el ejército o en el Borbón
no es otra cosa que autoengaño y perdida
de tiempo.
Frente
al secesionismo se repite mucho a un mantra que afirma que la Unión Europea no
permitiría que una Cataluña desgajada de España forme parte de la UE, se habla de que no sería reconocida como Estado
soberano y que económicamente no podría seguir formando parte de la eurozona.
Todo
esto no son más que palabras huecas carentes de
base.
Y
digo que son afirmaciones vacías dado que la experiencia de lo acontecido en
Europa en la última década dice todo lo contrario.
Kosovo
era una provincia de Servia, la Unión Europea requirió a esta para que
concediese autonomía a Servia lo cual hizo. Pero una vez que Kosovo fue dotada
de cierto grado de autonomía su respuesta fue declarar de modo unilateral la
independencia. La Unión Europea en su práctica totalidad y los EEUU la
reconocieron como Estado independiente.
Los
intereses geopolíticos y económicos de las
potencias transatlánticas, especialmente las del eje franco-alemán y de
los EEUU, habían llevado a presentar a Serbia como agresora y a Kosovo como
víctima, cuando esta última estaba tratando de romper la unidad política
y territorial de la antigua Yugoslavia. Las potencias occidentales llegaron
incluso a utilizar la fuerza aérea de la OTAN para bombardear territorio serbio y a pasar de considerar a la UCK grupo
terrorista relacionado con el narcotráfico a presentarlo como un ejercito de
liberación.
En
el reciente caso de Ucrania, que todavía se está desarrollando, el papel de la
UE, la OTAN y los EEUU no ha podido ser más vergonzoso, hipócrita a la par que
interesado.
Los
intereses económicos y militares buscaban la expansión hacia el este tanto de
la OTAN como de la UE , y para alcanzar estos objetivos las organizaciones antes mencionadas no han
dudado ni un segundo en saltarse el derecho internacional, la soberanía de un país y el respeto a las autoridades
legítimamente constituidas. Prepararon, dirigieron y apoyaron un golpe de
estado, que impuso un gobierno absolutamente favorable a los intereses
económicos y militares que perseguían. Estos intereses no eran otros que
Ucrania entrase en el área de influencia económica de la UE y militar de
la OTAN, y saliese de la orbita rusa.
Tras
apoyar el golpe de Estado llevado a cabo bajo le escusa de una revolución
pacífica, La UE, ha tenido la hipócrita desfachatez de criticar el referéndum realizado en Crimea y el
posterior retorno de esta a Rusia, recordar que hasta 1953 Crimea formaba parte
de Rusia.
Es
decir, en función de sus intereses la UE y los EEUU no sólo apoyarán la independencia de un territorio como
Kosovo, sino que participarán en la
puesta en marcha y desarrollo de un golpe de Estado.
Hay
que ser muy ingenuo, por no utilizar otro adjetivo, para confiar en que
asociaciones como la UE,la OTAN o los gobiernos del eje franco-alemán y
de EEUU vayan a colaborar para que
Cataluña no se secesiones. Su actitud
dependerá de cuales sean los intereses geoestratégicos y económicos que para
ellos estén en juego.
Hay
una serie de informaciones que a pesar de su importancia se han pasado por
alto, tanto por no haber sido suficientemente publicitadas como por no haberlas sabido/querido situar en su lugar dentro del tablero
geoestratégico en el que nos encontramos.
Me
refiero concretamente a dos:
En
primer lugar que un alto responsable
de la embajada, el agregado comercial,
de los EEUU se encontrase en el acto que la Generalidad realizó en la capital
de España.
Este
dato fue conocido merced a que un grupo irrumpió en el señalado acto al grito
de “ No nos engañan, Cataluña es España” resulta que una niña de cinco años, la hija del responsable de la embajada USA, resultó con
una ligera contusión por algún empujón.
Si
no hubiese sido por esta circunstancia fortuita nunca nos hubiésemos enterado
de su presencia, con lo que ello lleva aparejado, pues no se trataba de ningún
acto institucional.
El
segundo se refiere a que un alto
mandatario del Consejo de Europa, después de afirmar que una Cataluña
independiente de España no tendría cabida en la Unión Europea, pidió al
Gobierno español que concediese a
Cataluña un mayor grado de autogobierno. Resulta que la autonomía y el
autogobierno del que disfruta Cataluña
es el mayor que posee ninguna otra región en toda la Unión Europea. Pareciese
que no pueden hacer una afirmación
rotunda al respecto, tratan de poner una
vela a Dios y otra al diablo. No quieren dejar cerrada la puerta de las
relaciones económico-políticas con los secesionistas por si acaso llega a
puerto la tan cacareada declaración de independencia.
Para
el eje franco-alemán una España débil es
un gran objetivo ya que de un lado
desplazaría aún más el poderío económico
y el dominio sobre las ya inexistentes soberanías de los países-nación del sur
hacia Centroeuropa.
Para Francia la debilidad española acrecentaría su poder e influencia en la zona norte del continente africano.
Para
EEUU España siempre ha sido un lugar a controlar totalmente y constituirla en
una gran base, lo cual le daría un poderío total sobre el Mediterráneo, al
controlar el estrecho de Gibraltar, ya controla la zona este con las bases en
Italia y Turquía.
Y
la mejor manera de debilitar es dividiendo.
Ya
sabemos, por lo que le dijo el entonces vicepresidente H. Kissinger al
presidente Carrero Blanco en 1973, que ha EEUU no le conviene una España fuerte
porque, en palabras de Kissinger: “Una
España fuerte es un peligro para el mundo”, su mundo se entiende.
Nos
encontramos con que tampoco podemos depositar esperanza alguna en un gobierno, que lejos de hacer que se
cumplan las sentencias de los tribunales, supremo y constitucional, han
dictado, ha permitido que se incumplan,
siendo cómplices por omisión de que los ciudadanos españoles no
independentistas que viven en Cataluña sean tratados en temas como el del idioma y el del uso de la enseña
nacional de modo humillante.
La
figura del Borbón, que según la Constitución vigente es representación de la
Unidad de la Nación tampoco ha movido un dedo para defender los derechos de los
catalanes sometidos a la tiranía
nacionalista.
Pero
que se puede esperar de alguien que con tal de
obtener y mantener la corona ha
sido capaz de jurar las Leyes Fundamentales para luego perjurar, de sancionar
la Constitución del 78 para luego no cumplir su papel respecto a la Unidad
Nacional, de organizar una pantomima de golpe de Estado para afianzar su figura como rey, engañando a
los españoles, y de traicionar a su padre a la hora de aceptar la continuidad
en la jefatura del Estado a título de rey a la muerte de Franco.
El
Borbón ni ha movido ni moverá un solo dedo a menos que de ello derive algún
beneficio particular.
¿Y
del ejército que se puede esperar?, es duro decir esto respecto de una institución tan heroica como
querida, pero nada, absolutamente nada
podemos esperar.
Cuando
en una situación tan grave como la actual, en la que está en juego nada menos
que la Unidad Nacional, no se ha elevado públicamente la voz de ningún militar
alertando sobre la situación ni mucho menos
advirtiendo sobre la obligación que bajo juramento han contraído de
defender la Unidad de España nada se puede esperar de un ejercito de funcionarios con uniforme.
Lo
único que se han escuchado son palabras
hablando de que su papel no es la política, de que están sometidos a la
autoridad civil o del valor de la obediencia en la Milicia.
Pues
si se piensan someter a todas las medidas que tome el gobierno o esperan las
órdenes de su majestad, mía no, pobre España.
En
lo que hace a la actitud silenciosa del ejercito respecto a este tema se podrá
objetar, tal y como hizo un general retirado, que los generales y la JUJEM
(Junta de Jefes de Estado Mayor) no hacen ninguna proclama o advertencia para
no ser cesados y poder permanecer en sus puestos de mando y de este modo poder
actuar cuando la situación lo haga necesario.
Pero
por muy coherente que pueda parecer la
argumentación, a mi entender resulta sumamente peligrosa, esperar al momento en
que se haga inevitable la acción militar en lugar de reconvenir a las
autoridades para que apliquen en el momento actual la ley puede producir un
efecto contrario al deseado.
Tras la victoria en un referéndum de autodeterminación y una posterior declaración unilateral de independencia
sería una victoria estratégica para los secesionistas catalanes una
intervención militar, y las consiguientes imágenes. Los convertiría
automaticamente en víctimas de un “golpe fascista” contra una nación,
“nacionalidad”, con derecho a un Estado propio. De ahí a una resolución
condenatoria por parte de la ONU y una posterior acción de la OTAN va un paso.
Los intereses ya se han citado.
Al
final, tal y como ha ocurrido a lo largo de nuestra historia, la salvación de
España ante situaciones críticas se encuentra en manos del pueblo español. Como
ocurrió cuando los franceses nos invadieron la corona no hizo nada, el gobierno
afrancesado trató de nadar y guardar la ropa y el ejercito poco. Fue la acción del pueblo español, levantado
en armas, el que expulsó al gabacho.
De
igual forma nos encontramos ante una
situación que nos obliga a actuar, pero lo hemos de hacer con inteligencia,
combatiendo todos y cada uno de los puntos de los que los secesionistas se pretenden servir.
Este
combate no va a ser, al menos en un primer momento, el de la guerrilla, el
fusil o la bayoneta, será el de la inteligencia, la estrategia y el de la
psicología de masas.
Lo
primero que se ha de hacer es marcar con claridad cuales son los escenarios
donde se jugarán los distintos tiempos
del partido o batallas de la guerra. Estos escenarios los han marcado los secesionistas con sus
estrategias, y es en cada uno de estos escenarios en los que se habrá de
combatir con estrategias contrarias,
hemos de conseguir que sus acciones se
vuelvan contra de sus objetivos secesionistas
y se pongan a favor del nuestro que es salvaguardar la Unidad Nacional.
Los
frentes de lucha han de combatir la propaganda internacional, la inmigración
marroquí para conseguir votos, la sensación de que sólo ellos transmiten
imágenes de calles llenas de secesionistas. Se ha de denunciar a la generalidad,
y al gobierno central si es preciso, ante Estrasburgo para llevar una imagen de
totalitarismo del gobierno secesionista
de CiU, y se debe lograr que los mossos protejan manifestaciones
legales a favor de la Unidad Nacional
para lograr un enfrentamiento entre secesionistas y las fuerzas a las órdenes
de la Generalidad, etc.
A
eso me refiero cuando hablo de actuar con inteligencia y estrategia. Cuando no
halla más remedio se usarán también otros métodos.