miércoles, 17 de noviembre de 2021

PATRIOTAS CONTRA GLOBALISTAS, NO A LA AGENDA 2030

 

                                                                                            




En estos momentos estamos atravesando el que sin lugar a duda es el mayor ataque que ha sufrido la civilización occidental y la especie humana en general.

 En esta crítica situación nuestra actitud no puede ser otra que la de llevar a cabo acciones en contra de esas intenciones, acciones que se han de  basar  en el conocimiento de lo que realmente ocurre, cualquier cosa distinta a ello no dejaría de ser una muestra de cobardía, ingenuidad y pasotismo.

Es cobardía cuando se cede ante la presión social, legal, laboral o ante lo políticamente correcto. El pasotismo no es sino una manera de esconder todo lo anterior bajo la excusa ridícula de no conocer lo que ocurre debido a que no le interesan las cuestiones sociales, políticas o simplemente humanas. Es decir, negarse a conocer las cosas que ocurren para de esa manera justificar la ausencia de reacción y su cobardía.

En el momento en que nos encontramos el enemigo no se manifiesta de manera clara como ha venido sucediendo a lo largo de la historia, no lo encontramos en un país que nos ataca o invade, en un grupo social que nos amenaza, o en regímenes totalitarios que tratan de imponer su cosmovisión ideológica por medio de la fuerza.

La situación actual es mucho más difícil de detectar e incluso de entender, la ofensiva a la que ahora nos enfrentamos es infinitamente más imprecisa en tanto que no presenta un frente claramente definido y porque además  el enemigo actual cuenta con  unos medios de comunicación omnipresentes y casi omnipotentes que  desdibujan la realidad de lo que acontece presentando una realidad falsa como verdadera a la par que ridiculiza y menosprecia a todo aquel que osa presentar la real amenaza que  las élites y sus esbirros  están llevando a cabo.

Como más arriba hemos apuntado, el primero y fundamental de los pasos que han de darse para hacer frente a la agresión de la que estamos siendo objeto es tener clara conciencia de cuál es la agresión que sufrimos, de donde procede y en que consiste. Sin conocer estos puntos podemos estar seguros de que errará cualquier acción que desarrollemos o que el no adoptar medidas por no considerar la situación lo suficientemente grave se convertirá en   una colaboración con los planes de aquellos que pretenden sojuzgarnos.

 

Es por ello que comenzaremos señalando el peligro fundamental al que estamos expuestos como especie, como sociedad y como individuos y los medios que los que tratan de someternos utilizan para lograrlo.

 

Hemos de tener diametralmente claro que lo que se da en la actualidad es una lucha a muerte entre globalistas y patriotas, entre quienes pretenden instaurar un nuevo orden en el que el individuo se vacíe de humanidad, un individuo sin espíritu sin relación con sus semejantes a través de las entidades naturales y sociales, un individuo carente de familia, de patria y de trascendencia hacia Dios. Los globalistas buscan acabar con la soberanía personal, nacional y económica para de esta manera esclavizar a la humanidad y ponerla toda en manos de una élite compuesta por los dueños de las grandes transnacionales industriales, financieras y energéticas, en manos de individuos que no se conforman con el dinero ni con el poder que de la deriva, sino que buscan imponer un dominio absoluto sobre la población humana mundial. Para ello no pueden aceptar el mero cambio estético y superficial, sino que buscan establecer un poder total y absoluto que ha de pasar obligatoriamente por l                                                                                     a implantación de ese Nuevo Orden Mundial que ha de crear una nueva religión única y mundial, una economía también de carácter global, una legislación que se imponga a todas las naciones e individuos y una organización monetaria y financiera común a todas ellas.

 

Pero existen algunos problemas, algunos de ellos muy serios, para que esas élites globalistas puedan conseguir implantar y mantener esa pesadilla homogeneizadora. Es por ello que desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial, pero especialmente desde   la última década del siglo XX se han venido desarrollado una serie de operaciones de ingeniería social, tanto individual como internacional, que han venido a combatir esos problemas para implantar los planes globalistas.

El primero de ellos se inició al finalizar la Primera Guerra mundial con la creación de la denominada Sociedad de Naciones, la cual iniciaba la creación de un ente supranacional que iniciase el recorte de las soberanías nacionales, pero cuando se inició este proceso globalizador con éxito fue cuando se creó las O.N.U.  una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, y no fue solamente la organización de las naciones unidas sino todas esas otras organizaciones dependientes de ella como la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.), El Fondo Monetario Internacional (F.M.I.), La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), U.N.I.C.E.F., etc., etc.

De la misma manera se han ido creando según las distintas zonas del planeta organizaciones supranacionales regionales que poco a poco han ido desposeyendo de soberanía a las distintas naciones, un claro ejemplo es la Unión Europea (U.E.), organización que ha asumido el verdadero gobierno de los países puesto que sus normas son de obligado cumplimiento.

 

Un problema fundamental para los globalistas no sólo es llevar a cabo este adueñarse de las soberanías nacionales y con ello de las individuales sino   conseguir que esa situación de control se mantenga en el tiempo y la población mundial se someta a los dictados de una élite globalista que podría  ser superada por una población tan numerosa y que podría volverse en su contra y de ese modo acabar con sus planes.

De ahí viene esa verdadera obsesión maltusiana de reducir la población mundial de manera drástica, llegando a señalar los máximos exponentes globalistas y las instituciones a su servicio que la población humana sobre la tierra no debería pasar de los quinientos millones, en la actualidad somos poco más de siete mil millones.

Por supuesto siempre a nivel público manifiestan una serie de razones que son aceptables por todos, razones como   reducir la pobreza  dado que con la actual población los alimentos y riquezas no son suficientes para todos, combatir la contaminación, proteger el medio ambiente  de una explotación fuera de control y combatir el cambio climático que  los gases de las industrias y automóviles de tal cantidad de población provoca.

 

Para lograr esa drástica reducción de la población humana esas élites se han servido de todo tipo de métodos, desde la generalización de la legalización del aborto hasta la generalización de la homosexualidad a través de la promoción e imposición del movimiento L.G.T.B.I. y la  legalización de los “matrimonios” del mismo sexo pasando por la puesta en marcha de la criminal campaña de vacunación mundial contra el denominado covid- 19, cuestión claramente demostrada por  los análisis científicos realizados por el doctor D. Pablo Campra, el cual tras analizar con su equipo con otros muchos distintos viales de distintas vacunas aplicadas a la población ha encontrado  que en las mismas hay una proporción significativa  de oxido de grafeno (material tóxico que a su vez son radiomodulables), este descubrimiento viene a dar explicación al gran número de accidentes vasculares y cerebrales de gravedad e incluso con resultado de muerte que aparecen en la población vacunada. Los mismos datos presentados por la   CDC estadounidense como por el ministerio de sanidad británico señalan como a partir del inicio de la vacunación aumenta de manera desmedida la cantidad de muertos e ingresados en UCIS entre los vacunados y no entre los que no lo habían sido.

Merced al tema de la pandemia se ha logrado imponer a la población un grado tal de pánico que ha permitido imponer toda una serie de cambios legales contrarios a la libertad  de los individuos que en otra situación no se podría haber llevado a cabo. Por otra parte la vacunación ha dado lugar a una división agria entre los vacunados y no vacunados, logrando los globalistas un nuevo paso sirviéndose del divide y vencerás.

 

Tras la campaña criminal que acabamos de señalar u a la que aún estamos sometidos seguirá la de la generalización e imposición de ese cuento macabeo del desastroso cambio climático derivado de la acción del ser humano, este planteamiento con el que no hay unanimidad científica servirá para aumentar los gastos en las denominadas energías verdes, que repercutirán en un aumento de los impuestos de la energía eléctrica dado que repercutirá en los consumidores los  gastos que las empresas eléctricas  ha de hacer para implantar  las energías eólicas ,  solar, etc. Lo que también dará lugar a un aumento del precio de los bienes de consumo debido a que el transporte se encarecerá al subir el precio del combustible y por la imposición del uso del transporte eléctrico.

Siguiendo esta idea del cambio climático causado por el hombre se está llegando a niveles de estulticia tales como señalar que la ganadería, estabulada o no, ha de ser reducida debido a los gases contaminantes que producen las ventosidades de los animales, así como la que produce la descomposición de los restos animales de la ganadería y de vegetales de la agricultura, llegando a proponerse que se deje de comer carne natural y comer sólo carne sintética.

Con todos planteamientos y posteriores imposiciones se conseguirá acabar con la economía independiente de los ganaderos y agricultores, así como hacer que tan solo aquellos que cuenten con unas posiciones económicas elevadas puedan tener acceso a elementos alimenticios como la carne natural. De la misma manera habrían conseguido con el aumento del precio de la energía que solamente las élites   económicamente dotadas podrían realizar cosas que se habían generalizado como viajar, desplazarse, etc.

 

Todo esto se incluye en la Agenda 2030 que sirviéndose del bonito y equívoco lema del Desarrollo Sostenible en pro del bien de la humanidad no persigue   otra cosa que acabar con la libertad humana, la ruptura de toda espiritualidad, la anulación de las soberanías nacionales, la generalización de ideas contrarias a la civilización cristiana occidental y la esclavización del ser humano a unas élites globalistas.

 

Es así que los patriotas no deben confundir cual es el objetivo que han de llevar a cabo, objetivo que no puede ser otro que acabar con la Agenda 2030 y el Desarrollo sostenible. En estos momentos no hay otro combate que merezca ser llevado a cabo, todo lo demás es equivocación o maniobra de distracción.