En estos
momentos estamos atravesando el que sin lugar a duda es el mayor ataque que ha
sufrido la civilización occidental y la especie humana en general.
En esta crítica situación nuestra actitud no
puede ser otra que la de llevar a cabo acciones en contra de esas intenciones, acciones que se han de basar en el conocimiento de lo que realmente ocurre, cualquier cosa
distinta a ello no dejaría de ser una muestra de cobardía, ingenuidad y pasotismo.
Es cobardía cuando
se cede ante la presión social, legal, laboral o ante lo políticamente
correcto. El pasotismo no es sino una manera de esconder todo lo anterior bajo
la excusa ridícula de no conocer lo que ocurre debido a que no le interesan las
cuestiones sociales, políticas o simplemente humanas. Es decir, negarse a
conocer las cosas que ocurren para de esa manera justificar la ausencia de
reacción y su cobardía.
En el
momento en que nos encontramos el enemigo no se manifiesta de manera clara como
ha venido sucediendo a lo largo de la historia, no lo encontramos en un país
que nos ataca o invade, en un grupo social que nos amenaza, o en regímenes
totalitarios que tratan de imponer su cosmovisión ideológica por medio de la
fuerza.
La situación
actual es mucho más difícil de detectar e incluso de entender, la ofensiva a la
que ahora nos enfrentamos es infinitamente más imprecisa en tanto que no
presenta un frente claramente definido y porque además el enemigo actual cuenta con unos medios de comunicación omnipresentes y
casi omnipotentes que desdibujan la
realidad de lo que acontece presentando una realidad falsa como verdadera a la
par que ridiculiza y menosprecia a todo aquel que osa presentar la real amenaza
que las élites y sus esbirros están llevando a cabo.
Como más
arriba hemos apuntado, el primero y fundamental de los pasos que han de darse
para hacer frente a la agresión de la que estamos siendo objeto es tener clara
conciencia de cuál es la agresión que sufrimos, de donde procede y en que
consiste. Sin conocer estos puntos podemos estar seguros de que errará
cualquier acción que desarrollemos o que el no adoptar medidas por no
considerar la situación lo suficientemente grave se convertirá en una
colaboración con los planes de aquellos que pretenden sojuzgarnos.
Es por ello
que comenzaremos señalando el peligro fundamental al que estamos expuestos como
especie, como sociedad y como individuos y los medios que los que tratan de someternos
utilizan para lograrlo.
Hemos de tener diametralmente claro que lo que se da en la
actualidad es una lucha a muerte entre globalistas y patriotas, entre quienes pretenden
instaurar un nuevo orden en el que el individuo se vacíe de humanidad, un
individuo sin espíritu sin relación con sus semejantes a través de las
entidades naturales y sociales, un individuo carente de familia, de patria y de
trascendencia hacia Dios. Los globalistas buscan acabar con la soberanía
personal, nacional y económica para de esta manera esclavizar a la humanidad y
ponerla toda en manos de una élite compuesta por los dueños de las grandes transnacionales
industriales, financieras y energéticas, en manos de individuos que no se
conforman con el dinero ni con el poder que de la deriva, sino que buscan
imponer un dominio absoluto sobre la población humana mundial. Para ello no
pueden aceptar el mero cambio estético y superficial, sino que buscan establecer
un poder total y absoluto que ha de pasar obligatoriamente por l a
implantación de ese Nuevo Orden Mundial que ha de crear una nueva religión
única y mundial, una economía también de carácter global, una legislación que
se imponga a todas las naciones e individuos y una organización monetaria y
financiera común a todas ellas.
Pero existen algunos problemas, algunos de ellos muy serios,
para que esas élites globalistas puedan conseguir implantar y mantener esa
pesadilla homogeneizadora. Es por ello que desde la finalización de la Segunda
Guerra Mundial, pero especialmente desde
la última década del siglo XX se han venido desarrollado una serie de
operaciones de ingeniería social, tanto individual como internacional, que han
venido a combatir esos problemas para implantar los planes globalistas.
El primero de ellos se inició al finalizar la Primera Guerra mundial
con la creación de la denominada Sociedad de Naciones, la cual iniciaba la creación
de un ente supranacional que iniciase el recorte de las soberanías nacionales,
pero cuando se inició este proceso globalizador con éxito fue cuando se creó
las O.N.U. una vez finalizada la Segunda
Guerra Mundial, y no fue solamente la organización de las naciones unidas sino
todas esas otras organizaciones dependientes de ella como la Organización
Internacional del Trabajo (O.I.T.), El Fondo Monetario Internacional (F.M.I.),
La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), U.N.I.C.E.F., etc., etc.
De la misma manera se han ido creando según las distintas
zonas del planeta organizaciones supranacionales regionales que poco a poco han
ido desposeyendo de soberanía a las distintas naciones, un claro ejemplo es la
Unión Europea (U.E.), organización que ha asumido el verdadero gobierno de los
países puesto que sus normas son de obligado cumplimiento.
Un problema fundamental para los globalistas no sólo es
llevar a cabo este adueñarse de las soberanías nacionales y con ello de las
individuales sino conseguir que esa
situación de control se mantenga en el tiempo y la población mundial se someta
a los dictados de una élite globalista que podría ser superada por una población tan numerosa y
que podría volverse en su contra y de ese modo acabar con sus planes.
De ahí viene esa verdadera obsesión maltusiana de reducir la
población mundial de manera drástica, llegando a señalar los máximos exponentes
globalistas y las instituciones a su servicio que la población humana sobre la
tierra no debería pasar de los quinientos millones, en la actualidad somos poco
más de siete mil millones.
Por supuesto siempre a nivel público manifiestan una serie de
razones que son aceptables por todos, razones como reducir la pobreza dado que con la actual población los
alimentos y riquezas no son suficientes para todos, combatir la contaminación,
proteger el medio ambiente de una
explotación fuera de control y combatir el cambio climático que los gases de las industrias y automóviles de
tal cantidad de población provoca.
Para lograr esa drástica reducción de la población humana
esas élites se han servido de todo tipo de métodos, desde la generalización de
la legalización del aborto hasta la generalización de la homosexualidad a
través de la promoción e imposición del movimiento L.G.T.B.I. y la legalización de los “matrimonios” del mismo
sexo pasando por la puesta en marcha de la criminal campaña de vacunación
mundial contra el denominado covid- 19, cuestión claramente demostrada por los análisis científicos realizados por el
doctor D. Pablo Campra, el cual tras analizar con su equipo con otros muchos
distintos viales de distintas vacunas aplicadas a la población ha
encontrado que en las mismas hay una
proporción significativa de oxido de
grafeno (material tóxico que a su vez son radiomodulables), este descubrimiento
viene a dar explicación al gran número de accidentes vasculares y cerebrales de
gravedad e incluso con resultado de muerte que aparecen en la población
vacunada. Los mismos datos presentados por la
CDC estadounidense como por el ministerio de sanidad británico señalan como
a partir del inicio de la vacunación aumenta de manera desmedida la cantidad de
muertos e ingresados en UCIS entre los vacunados y no entre los que no lo
habían sido.
Merced al tema de la pandemia se ha logrado imponer a la
población un grado tal de pánico que ha permitido imponer toda una serie de
cambios legales contrarios a la libertad
de los individuos que en otra situación no se podría haber llevado a
cabo. Por otra parte la vacunación ha dado lugar a una división agria entre los
vacunados y no vacunados, logrando los globalistas un nuevo paso sirviéndose del
divide y vencerás.
Tras la campaña criminal que acabamos de señalar u a la que
aún estamos sometidos seguirá la de la generalización e imposición de ese
cuento macabeo del desastroso cambio climático derivado de la acción del ser
humano, este planteamiento con el que no hay unanimidad científica servirá para
aumentar los gastos en las denominadas energías verdes, que repercutirán en un
aumento de los impuestos de la energía eléctrica dado que repercutirá en los
consumidores los gastos que las empresas
eléctricas ha de hacer para implantar las energías eólicas , solar, etc. Lo que también dará lugar a un
aumento del precio de los bienes de consumo debido a que el transporte se
encarecerá al subir el precio del combustible y por la imposición del uso del
transporte eléctrico.
Siguiendo esta idea del cambio climático causado por el
hombre se está llegando a niveles de estulticia tales como señalar que la
ganadería, estabulada o no, ha de ser reducida debido a los gases contaminantes
que producen las ventosidades de los animales, así como la que produce la
descomposición de los restos animales de la ganadería y de vegetales de la
agricultura, llegando a proponerse que se deje de comer carne natural y comer
sólo carne sintética.
Con todos planteamientos y posteriores imposiciones se
conseguirá acabar con la economía independiente de los ganaderos y agricultores,
así como hacer que tan solo aquellos que cuenten con unas posiciones económicas
elevadas puedan tener acceso a elementos alimenticios como la carne natural. De
la misma manera habrían conseguido con el aumento del precio de la energía que
solamente las élites económicamente
dotadas podrían realizar cosas que se habían generalizado como viajar,
desplazarse, etc.
Todo esto se incluye en la Agenda 2030 que sirviéndose del
bonito y equívoco lema del Desarrollo Sostenible en pro del bien de la humanidad
no persigue otra cosa que acabar con la
libertad humana, la ruptura de toda espiritualidad, la anulación de las
soberanías nacionales, la generalización de ideas contrarias a la civilización
cristiana occidental y la esclavización del ser humano a unas élites
globalistas.
Es así que los patriotas no deben confundir cual es el
objetivo que han de llevar a cabo, objetivo que no puede ser otro que acabar con
la Agenda 2030 y el Desarrollo sostenible. En estos momentos no hay otro
combate que merezca ser llevado a cabo, todo lo demás es equivocación o
maniobra de distracción.