Todos
aquellos que vean en la profanación de la tumba de Franco llevada a cabo hace
dos días en el Valle de los Caídos un hito que marca el final de la actuación
sobre la basílica del Valle se equivocan totalmente. Y se equivocan dado que
ese vergonzoso y cobarde hecho no es sino un paso hacia la consecución del
objetivo que realmente persiguen, objetivo que no es otro que derribar la Cruz
de la basílica del Valle de los Caídos.
Y es que el
odio que masones y sionistas tienen a Cristo, a su Iglesia y a la Cruz, lo
están plasmando a través de sus correas de trasmisión que son los izquierdistas,
ateos y demás gentuza.
Este odio no les permite que se eleve en el Valle
la más alta Cruz de la tierra. Siendo
así que por todos los medios trataran de que sea derruida y desaparezca.
La historia
de España ha enseñado a toda esta horda de viles cobardes que de frente no podrán
conseguir nunca un objetivo como ese que buscan, puesto que lo más seguro es
que los españoles se levantasen violentamente para impedir tamaña tropelía, es
por ello que se ven impelidos a actuar manera modulada y por fases buscando a
través de una desensibilización sistemática sumir en la mayor de las anestesias
emocionales a la población para que una vez absolutamente narcotizada acepte acciones
que en situaciones normales jamás permitirían.
Y eso es precisamente
lo que están haciendo en estos momentos, anular cualquier posibilidad de
reacción por parte de los españoles en general y de los patriotas en
particular.
La exhumación
del cadáver del Generalísimo ha sido el primer paso de esa estrategia y les ha
salido muy bien puesto que la resistencia que han encontrado por parte de la
población general, de los patriotas, de la Iglesia y de la magistratura ha sido
prácticamente nula.
Es decir,
esta primera “prueba” ha sido superada y abre paso para que continúe esa
estrategia de desensibilizar a la población española. Por lo tanto, ven que
tienen vía libre para continuar con los siguientes pasos que paulatinamente se
aplicarán para llegar al objetivo que se han marcado.
Los pasos
siguientes tienen la misma intención
que la exhumación del Caudillo, llevar a que la población normalice las
acciones ofensivas y los ataques a los sentimientos religiosos y patrióticos
sin reaccionar.
En primer lugar,
el gobierno expulsará de la basílica del Valle de los Caídos a los benedictinos
que la regentan espiritualmente, todo bajo la acusación de realizar actividades
más políticas que religiosas y señalando que la basílica es propiedad de
Patrimonio Nacional, los benedictinos sólo serían usufructuarios. Para que el choque no sea demasiado grande la
utilización religiosa pasaría al obispado madrileño para que fuese él quien llevase
la actividad religiosa del templo. De esta manera se estaría quitando la
significación religiosa del lugar y sus símbolos para centrarlo exclusivamente
en la política, con lo que todo quedaría sometido a las leyes, especialmente a
la nefasta Ley de Memoria Histórica.
El siguiente
paso es machacar a los españoles a través de los medios con la idea de convertir
el Valle en un centro de reconciliación
entre españoles, para lo cual habría que quitar de lugar preferente a José Antonio.
Si se consigue que todo esto sea asimilado por la población se volverá a hablar de esa idea de hacer un memorial de reconciliación para todos los españoles que lucharon en la guerra civil, que es lo que ahora es. Pero argumentarán que eso no será posible hacerlo si los muertos que allí descansan o el mismo memorial está presidido por la Cruz gigantesca que todo lo preside. En ese momento la extrema izquierda con las voces quejumbrosas de los supervivientes del bando republicano exigirá la demolición de la Cruz. De hecho, la solicitud de hacerlo ya la ha planteado el grupo de extrema izquierda podemos y el gobierno del okupa Sánchez ha aceptado discutir el tema con ellos.
Si se consigue que todo esto sea asimilado por la población se volverá a hablar de esa idea de hacer un memorial de reconciliación para todos los españoles que lucharon en la guerra civil, que es lo que ahora es. Pero argumentarán que eso no será posible hacerlo si los muertos que allí descansan o el mismo memorial está presidido por la Cruz gigantesca que todo lo preside. En ese momento la extrema izquierda con las voces quejumbrosas de los supervivientes del bando republicano exigirá la demolición de la Cruz. De hecho, la solicitud de hacerlo ya la ha planteado el grupo de extrema izquierda podemos y el gobierno del okupa Sánchez ha aceptado discutir el tema con ellos.
La única manera
de frenar el camino hacia la destrucción de la Cruz es boicotear alguno de esos
pasos que seguirán para finalmente derribarla o volarla al modo talibán.
De nosotros
depende el futuro del Valle y su Cruz, la queja a posteriori no tendrá ya sentido.