En otoño de 1983, concretamente el 5 de Octubre, era secuestrado por ETA en Bilbao el capitán de Farmacia D. Alberto Fernandez Barrios. La intención de los terroristas era la de chantajear al gobierno español para que este pusiese en libertad a los terroristas que estaban siendo juzgados por el asalto al cuartel de Berga. A cambio de tal liberación se pondría en libertad al capitán Fernandez Barrios, caso de que esta liberación no se produjese el oficial sería asesinado.
El capitán acababa de cumplir 39 año, estaba casado y tenía tres hijos ( de 11,7 y 2 años).
El gobierno se negó a ceder al chantaje y el cuerpo del secuestrado apareció en Galdácano con dos tiros en la cabeza el día 20 del mismo mes.
Catorce años después, el 10 de Julio de 1997 es secuestrado por la misma banda terrorista el concejal del PP D. Miguel Angel Blanco.
El secuestro se trataba también de un chantaje al gobierno para que este anunciase el traslado a Vascongadas de todos los presos vascos. En esta ocasión se da al gobierno un plazo de 48 horas para que se ceda a tal pretensión o caso contrario será asesinado, justo al cumplirse el plazo dado el concejal es asesinado.
Tenía 29 años de edad, era soltero y no tenía hijos.
Ambos asesinatos tienen inequívocos paralelismos, ahora bien la publicidad que se produjo en los medios de comunicación y la reacción popular no tuvieron parecido alguno, y es esta diferencia la que pretendo poner de manifiesto. Mientras que en el primer secuestro-chantaje y posterior asesinato, la prensa no hizo un seguimiento tan profundo ni acudió a la fibra sensible al no hacer una campaña sobre la esposa e hijos del secuestrado, en el caso segundo fue todo lo contrario pues se hizo incapié en todo lo referente al secuestrado,a sus aficiones, se habló de sus padres, de su novia, su hermana aparecía constantemente en los medios de comunicación, supimos de su afición por tocar la batería, etc. La acentuada intervención de los medios de comunicación y la intervención política fue tal que se produjo una movilización social sin precedentes en España en contra del terrorismo etarra.
Por contra en el caso del capitán tal movilización brilló por su ausencia.
¿Donde se encuentra la diferencia que explica tan diferente reacción?. A mi entender esta diferencia se centró en que uno era un militar, y el otro un político, del partido en el poder para más inri.
Para muchos, los militares y las fuerzas del orden tenían ese riesgo incluido "en el sueldo", amén de ser considerados como ocupantes. En el caso de Miguel Angel Blanco, se tocaba a un político, y el resto de ellos se vieron en peligro. El político era tan sólo víctima, no así el militar.
Se podrá argüir que en el caso de Miguel Angel Blanco un plazo tan corto resultaba mucho más terrible el caso, ahora bien, la situación familiar era infinitamente más triste en el caso del capitán Barrios y no recibió ni de lejos el tratamiento sensiblero y por tanto moilizador que recibió el caso del concejal.Y no hay que olvidar el hecho de que el concejal fuese miembro del partido que en ese momento gobernaba.
Menuda vergüenza, victimas de primera y de segunda. Y que luego nos vengan con que hubo una transición pacífica.
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