El centro de
Valencia era un hervidero de gente, lo cierto es que en toda la zona no cabía
un alfiler.
Eran decenas de millares las mujeres de todo
nivel económico, social y adscripción ideológica las que elevaban su voz y desplegaban
pancartas para mostrar su furia e indignación por las violaciones que en la ciudad
del Turia había sufrido una niña de 12 años a manos de un marroquí. La
desdichada niña había permanecido secuestrada por este salvaje durante varios
días, tiempo durante el cual el secuestrador abusó de ella violándola en repetidas
ocasiones.
Protesta en Valencia por la violación de la niña por un marroquí, nadie se manifiesta.
Por supuesto
a la manifestación no faltaron millares de feministas que se solidarizaron con la
menor y que aprovecharon la situación para señalar que en el patriarcado y en
el hombre, potencial violador, se encontraba la responsabilidad de las agresiones
sexuales sufridas por la niña.
Los grupos feministas iban precedidos por una batucada
y de muchas chicas y mujeres jóvenes que a la par que se solidarizaban con la
víctima de los de “la manada” sostenían que el fallo judicial de la Audiencia por la supuesta agresión sucedida en Pamplona era fruto del patriarcado, y que la
sentencia que consideraba todo lo ocurrido como abuso era una
muestra de la justicia patriarcal, al igual que el fallo sobre el caso de Juana Rivas.
Coincidiendo
con esta gigantesca manifestación de Valencia se produjeron concentraciones de
protesta frente a casi todos los
ayuntamientos de España, a la par que las televisiones interrumpían sus
emisiones para hacer conexiones en directo con estas concentraciones.
Entonces me
desperté y me di cuenta de que todo había sido un sueño, todo excepto el
secuestro y violación de la menor por un marroquí.
Y es que cuando las violaciones son llevadas a
cabo por inmigrantes ilegales magrebíes o subsaharianos los medios de
manipulación las ocultan, los grupos feministas las ignoran y las fuerzas de
seguridad esconden el origen étnico y el estado legal de los sujetos.
Pero si el
agresor o agresores sexuales son blancos y españoles la cosa es muy distinta,
entonces se desatan campañas en las que participan los medios siguiendo a las
más radicales feministas, en estos casos, como ocurrió con el caso de “la
manada”, incluso los políticos toman parte en contra de los acusados saltándose
la presunción de inocencia y dando la
vuelta a la carga de la prueba, el poder ejecutivo llega al punto de atacar a
miembros del poder judicial cuando mantienen posiciones contrarias a sus
posiciones o legislan al albur de las
protestas sociales llevadas a cabo por las seguidoras del feminismo radical
hegemónico.
Lo único
cierto es que tanto la violación y secuestro de esta niña en Valencia como las violaciones
grupales ocurridas en Elche, Málaga, Bilbao o Canarias no han tenido el
seguimiento de los medios ni han dado lugar a protestas masivas de las
feministas. Pero claro, olvidaba que los violadores no eran ni blancos ni
españoles.
Da la impresión de que los inmigrantes
ilegales subsaharianos y magrebíes tiene patente de corso para abusar y violar
a las mujeres españolas, y todo en nombre del multiculturalismo y de una paz
que no es tal, en otras palabras en
nombre del buenismo suicida.