¿Qué
es lo que con tantas ganas aplaudían los diputados de la bancada popular cuando el
Presidente del Gobierno presentaba a la
cámara unos recortes y medidas tan drásticos y en
ocasiones injustos que llevarán a una
gran parte de las familias españolas a tener
dificultades para poder vivir
dignamente, a otra a la pobreza y a otra siquiera menor a la miseria.
Pero
no, como hablaba “uno de los nuestros” había que aplaudir, es indiferente lo
que anunciase o las medidas que tomase.
Es
posible que las presiones procedentes del BCE, del FMI y de “los mercados”,
fuesen tan fuertes que el gobierno se viese obligado a tomar las medidas que
anunciaba, no es eso lo que en estas líneas se pretende dilucidar.
Lo
que aquí se quiere poner de manifiesto es que
cuando se aplican, o el que gobierna se ve obligado a ello, unas medidas
como es el aumento del I.V.A que llevan
aparejadas el empobrecimiento de una población ya de por sí empobrecida, cuando
la millonaria legión de parados verán
reducidas y en algunas situaciones suspendidas sus únicas fuentes de
ingresos o cuando las ayudas a los que tienen la desgracia de tener a su cargo un familiar
dependiente son eliminadas deben ser las lágrimas y no los aplausos los
que espontáneamente aparezcan.
Cuando
en Italia la ministra Dña. Elsa Fornero anunciaba los recortes que en su ministerio se aplicarían no pudo evitar las lágrimas, pensó sin
duda en los sacrificios, zozobras y el
empobrecimiento que sus conciudadanos sufrirían a causa de estos. Esas lágrimas
la ennoblecieron.
Contrariamente
a esta actitud humana, los españoles asistimos avergonzados a como una parte de los parlamentarios aplaudían el anuncio de los recortes y de las
medidas que el presidente Rajoy
anunciaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario