España está
siendo invadida por un número cada vez mayor de subsaharianos, los cuales a la
hora de violar nuestra soberanía y entrar en territorio español no dudan lo más
mínimo en agredir gravemente a las fuerzas encargadas de proteger nuestras
fronteras.
Por
desgracia la invasión se viene produciendo desde hace aproximadamente una
década, pero en los últimos meses y especialmente en los últimos días esta
invasión ha alcanzado un volumen tal que resulta obligatoria una respuesta
contundente si queremos ponerle freno , y para que esta respuesta resulte útil su aplicación ha de ser inmediata, de lo
contrario la cuestión difícilmente
tendrá solución y España dejará de ser la nación que es y que durante siglos ha
sido, para terminar convirtiéndose en un foco de inseguridad y de mescolanza
cultural y racial,algo que acabará con nuestra identidad y forma de vida.
Pero
desgraciadamente todo indica que terminaremos por convertirnos en un nuevo
Haití, y esto es así debido a la ausencia de toma de medidas por parte de los
que nos gobiernan, a la ocultación de la realidad por parte de aquellos dedicados
a informar a la población y debido a la colaboración objetiva con la invasión por parte de aquellos encargados de defendernos, una colaboración escondida tras la
obediencia y la máscara de un falso humanitarismo. Sin la lucha sin cuartel de aquellos que debieran defender la seguridad de nuestras
fronteras y salvaguardar nuestra identidad todo está perdido.
La única realidad
es que la actitud y las acciones de todos ellos están dando alas y abriendo las puertas a
los invasores que poco a poco nos ahogan.
Todo pone de
manifiesto que los invasores y su utilización o creación por parte de los estrategas globalistas cuentan con el apoyo
de colaboracionistas, no pocos, que desde un buenismo suicida y desde la
sumisión a la dictadura de lo políticamente correcto no están haciendo otra
cosa que apoyar y facilitar la llegada de esos que están penetrando en nuestra
nación de modo ilegal. Unos inmigrantes ilegales que en lo que va de año han
alcanzado el número de 16.000.
Ayer
asistimos a como en tan solo veinticuatro horas ingresaron ilegalmente en
nuestro territorio algo más de mil inmigrantes ilegales, especialmente
subsaharianos aunque algunos eran magrebíes. De estos mil, casi trescientos de ellos
lo hicieron por mar llegando a las costas andaluzas y más de seiscientos
entraron saltando la valla que protege la frontera de la ciudad española de
Ceuta.
Estos
últimos datos nos sirven para poner de manifiesto el colaboracionismo al que
antes hemos hecho referencia.
Para poner de manifiesto claramente lo
referido al colaboracionismo comenzaremos refiriéndonos a esos casi setecientos
ilegales que ayer llegaron a las costas del sur de España, la inmensa mayoría,
por no decir la totalidad de los inmigrantes que llegaron a las costas andaluzas
lo hicieron a bordo de embarcaciones de salvamento marítimo, de la Guardia
Civil o de navíos de O.N.G.s con permiso para atracar en puertos españoles.
Se dirá que
ni los guardias civiles ni los que trabajan en Salvamento Marítimo son
colaboracionistas, que lo único que hacen es obedecer órdenes y que además
salvan vidas evitando que perezcan ahogados. Todo eso puede ser cierto, pero ello no es
óbice para afirmar que su actuación es de hecho una colaboración con la invasión.
Ciertamente
que la responsabilidad fundamental está en aquellos de los que parten las
órdenes, que están muy por encima de los oficiales y jefes e incluso de las autoridades
gubernamentales, pero todo ello no quita que las diferentes personas que
participan en la transmisión de las órdenes y en el traslado a puertos
españoles de los invasores sean responsables.
En lo que se
refiere a los invasores subsaharianos que entran saltando las vallas de Ceuta o
de Melilla es preciso señalar que en este caso la responsabilidad de la
colaboración afecta a muchas más personas, dado que tanto los guardias civiles
encargados de impedir que penetren en territorio español y que de hecho no lo consiguen,
como esos militares que montan tiendas de campaña para que puedan permanecer en
buenas condiciones en el territorio unos
individuos que acaban de violar la soberanía invadiendo nuestro territorio,
consiguiendo además con tan cuidadoso
trato favorecer un efecto llamada que se producirá cuando a través de sus
móviles cuenten a los que esperan en Marruecos el benéfico trato y las
comodidades que les espera tras saltar la valla, y que por tanto merece la pena
hacerlo y por tanto los movilizarán para que nos sigan invadiendo con sus
incursiones.
En este caso
también se podrá argumentar que si unos no aplican la fuerza necesaria para
frenar la invasión y si otros levantan las tiendas no se debe tanto a su
voluntad como al hecho de que obedecen órdenes de sus superiores y estos las de
las autoridades gubernamentales.
Al igual que en el caso de los invasores que
llegan a las costas andaluzas seguramente habrá parte de realidad tanto en
la acusación de colaboración como en que
esa actuación es consecuencia de la obediencia. Pero todo ello no anula el hecho
de que la realidad es que colaboran con la invasión.
Desde luego
sería sumamente injusto situar en los guardias civiles y en los soldados la
culpa de esa colaboración, de hecho son los últimos sujetos de la cadena de
mando, siendo además los guardias civiles los que en situaciones penosas se
juegan la vida defendiendo la frontera en las vallas frente a unas hordas cada
vez más violentas.
Los que
desde luego no se libran son los jefes y oficiales, especialmente los
generales, del ejército y la guardia civil puesto que ellos tienen la
posibilidad y la obligación de alzar la voz ante la autoridad gubernativa para
exigir medios y métodos que permitan proteger nuestras fronteras y salvaguardar
la integridad de los que están a sus órdenes para realizar esta misión.
Muchos dirán
que ellos también están sometidos a obediencia y que si levantan la voz
estarían poniendo en juego su sueldo y con ello la comida de sus familias, a lo
que les contesto que esos generales han de estar dispuestos a sacrificar sus
vidas y haciendas en pro de España y su integridad.
Desde mi
punto de vista lo que los jefes del ejército, la armada y la guardia civil
deberían hacer es plantear la gravedad de la situación ante la JUJEM (Junta de
jefes del estado mayor) y que estos se dirigiesen al gobierno solicitando más
medios y nuevas instrucciones que permitiesen defender las fronteras terrestres
de Ceuta y Melilla y las aguas jurisdiccionales de la zona del estrecho.
Lo que no se
puede permitir es que los guardias encargados de custodiar las vallas de Ceuta
pongan en peligro sus vidas al ser atacados con cal viva y pequeños lanzallamas
o que sufran el lanzamiento de excrementos por parte de los que tratan de
saltar la valla, teniendo órdenes que les impiden utilizar pelotas de goma o
chorros de agua a presión, métodos que si son permitidos utilizar en contra de
manifestaciones y concentraciones de ciudadanos españoles.
Otra
cuestión que las autoridades militares habrían de presentar ante la JUJEM es el
hecho de que ni las unidades navales de la Guardia Civil ni salvamento
marítimo, ni mucho menos la Armada pueden colaborar con esta verdadera invasión
trayendo a puertos españoles a inmigrantes cuando estos han sido dejados a la
deriva por las mafias para que las naves españolas las acerquen a España.
Si todo el eufemísticamente
denominado proceso migratorio no es considerado como lo que es, parte de una
estrategia para desestabilizar y desintegrar las naciones europeas y acabar así
con su identidad, no se habrá entendido nada y no se podrán tomar las medidas adecuadas
para combatir el ataque globalista.
Sólo desde ese conocimiento se podrá superar el
buenismo paralizante, sólo de esta manera se podrán aplicar las medidas precisas
para defender nuestras fronteras que es lo mismo que salvar nuestra forma de
vida.
Dado que ha quedado
perfectamente claro que las medidas que se han tomado hasta ahora no han
servido para frenar la invasión de nuestro territorio estas han de ser variadas
y puestas en marcha otras.
Desde mi
punto de vista habrían de electrificarse las vallas o construirse un gran muro
de hormigón, y permitir que los agentes que custodien dicho muro utilicen
pelotas de goma y chorros de agua a alta presión para frenar el asalto de
aquellos que se encaramen al citado muro. En caso de que la fuerza se vea
atacada con la violencia y agresividad que hemos visto ayer se les ha de facultar
para que utilicen sus armas de fuego y repeler la agresión salvaguardando su
integridad física.
Caso de que
los jefes y la JUJEM no actúe defendiendo las fronteras españolas,
la seguridad nacional y a sus subordinados estarán incurriendo en cobardía al
poner sus intereses personales por encima de los nacionales y la patria algún día se lo echará
en cara y demandará.
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