Sobre las
leyes raciales de Nüremberg (Nürberber Gesetze en alemán), aprobadas por
mayoría el 15 de septiembre de 1935 durante el séptimo congreso anual de la
NSDAP que se celebró en esa ciudad alemana todo el mundo ha escuchado algo.
Se
habló de ellas en los juicios de Nuremberg que juzgaron crímenes de guerra de los
vencidos, se ha hablado de ellas en películas, series, novelas y por
supuesto se las cita en los libros de historia contemporánea de los
niveles medios y superiores de nuestros institutos y universidades.
Entre otras
cosas estas leyes prohibían que los judíos se pudiesen casar con personas de
“sangre alemana o afín”.
Con esta
legislación se pretendía evitar que la raza aria se viese “contaminada” con
otra no aria y en especial que se mezclase con la de origen judío.
La base
fundamental era la determinación y definición racial de cada individuo
residente en Alemania, se centraban no tanto en el origen religioso o social
cuanto en la sangre, origen étnico.
Tales
postulados raciales y su plasmación legislativa fueron condenados con dureza
durante los juicios de Nüremberg y posteriormente criticados por todos los
medios de comunicación.
La condena y
generalizada crítica que recibió y continúa recibiendo esta legislación choca
de manera lacerante con el mutismo que se ha levantado en torno a la
formulación legal y práctica que el Estado de Israel lleva a cabo en lo que
hace a la prohibición de matrimonios entre judíos y aquellas otras personas que
no lo sean.
Lo que en
estos momentos acontece en Israel, y que los medios de comunicación
voluntariamente ocultan, es que antes de la celebración de un matrimonio las
parejas judías han de presentar ante los tribunales rabínicos pruebas que
certifiquen su condición de judíos.
Como regla
general las pruebas que se presentan incluyen certificados de boda judía
(ketubash) de los padres del novio y de la novia.
En el caso
de que en el matrimonio que se pretende celebrar participe algún inmigrante se
precisa la presentación de una carta del rabino de la comunidad en la que vivía
que acredite el judaísmo del que pretende contraer matrimonio.
Esta
realidad legal y práctica, que sin ninguna duda puede ser calificado de
racista, como hemos señalado es ocultada a la población mundial para poder continuar
presentando al “pueblo elegido” como la víctima de un racismo que propició el holocuento.
Se podrá
argumentar, sin conocimiento, que este funcionamiento respecto al matrimonio
entre judíos es cosa del pasado y que en la actualidad no se lleva a cabo. Pues
bien, voy a presentar una serie de datos que dejan absolutamente claro hasta
que punto no sólo no es cosa del pasado si no que según pasan los años cada vez
aumenta el número de personas que no pueden casarse por no ser consideradas
suficientemente judías.
Los datos
que se van a presentar proceden del número correspondiente al 21 de julio de
este 2018 de la agencia telegráfica judía J.T.A.
En los
últimos siete años el número de personas que no se han podido casar por la
señalada razón de no ser consideradas suficientemente judías se ha duplicado.
Comenzaremos
señalando que en el año 2010 no pudieron casarse 103 (el 3.1% de los judíos
inscritos para casarse ese año), no pudiendo contraer matrimonio al haber sido
revocada su condición judía.
En el 2016 el
número de personas que se inscribieron para contraer matrimonio y cuya
condición judía fue revocada fue de 248, lo que significó el 6.1% de los que se
habían inscrito para contraer matrimonio.
En cambio, en
2017 fueron 231 de los que se habían inscrito para casarse los que no pudieron
hacerlo al habérseles revocado su condición judía, es decir el 6.7 % de los
inscritos.
Hay un dato
que resulta clarificador, en la lista del Gran Rabinato que señala aquellos que
no pueden casarse como judíos en Israel hay 6727 nombres.
El silencio
mediático en torno a una realidad como esta que pone tan claramente de relieve
hasta que punto llega el racismo y el complejo de superioridad racial del
pueblo judío nos indica que las mentiras en torno a la realidad del “pueblo
elegido” están cada día más y más ocultas.
En israel solo hay matrimonios religiosos, por lo que no se pueden casar personas de distintas religiones.
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