Resulta escandaloso
el trago por el que ha hecho pasar a la familia del español Ignacio Echevarría
la policía y el gobierno británico al haberles tenido durante cuatro interminables
días pendiente de si estaba o no con vida. Si además tenemos en cuenta que se
trataba de un verdadero héroe que se enfrentó a un terrorista que estaba
acuchillando a una mujer en el puente de Londres la tardanza se entiende aún menos.
A todos, incluidos los forenses y miembros de la policía científica española,
nos resulta excepcionalmente extraño que con los medios de reconocimiento
facial, dactilares y de A.D.N. existentes
haya sido necesario tanto tiempo para verificar si Ignacio estaba o no entre
los fallecidos.
Tengo la
absoluta certeza de que sin las presiones diplomáticas, e incluso las
realizadas de gobierno a gobierno y a través de la Unión Europea, las
autoridades británicas no habrían reconocido la muerte de este valiente y todo
habría terminado dándosele por desaparecido.
Desde luego nada de lo concerniente a este
episodio es normal, más bien resulta extraño.
Pero esta extrañeza
se convierte en sospecha y va más allá desde el momento en que tras haberse
reconocido la muerte de Echevarría no se permitirá a la familia la repatriación
de sus restos mortales hasta el lunes, señalando que el sábado se realizará la
autopsia del cadáver (momento en el cual podrán hacer desaparecer las pruebas
que se quieran ocultar).
La pregunta surge
de modo automático, ¿Qué es lo que las autoridades británicas tratan de esconder?
Desde luego
eso que pretenden mantener oculto lo hemos de relacionar con la inmediatez de
las elecciones generales en el Reino Unido, ya que, en este momento, cualquier
escándalo podría acabar con las posibilidades de Theresa May de mantenerse en
el gobierno.
A mi parecer se podría tratar de ocultar que el español fue abatido por “fuego
amigo” de la policía británica, no siendodescartable, más bien muy probable, que al intentar incorporarse tras ser acuchillado por los terroristas algún policía londinense disparase contra él al confundirlo con un terrorista. Cosa que desde luego no disculpa al agente ya que se supone que están para proteger a la población. Pero lo que desde luego no tiene perdón es el silencio criminal del ministerio del interior y del gobierno del Reino Unido respecto a si Ignacio estaba o no vivo.
Otra posibilidad es que Ignacio hubiese descubierto que los
agresores-terroristas no eran musulmanes y que se trataba de una acción de
falsa bandera, en cuyo caso le podrían haber rematado con un arma de fuego.
De otra
forma todo este rocambolesco episodio es inexplicable, al igual que es inexplicable que no sepamos nada de la mujer acuchillada. Tal y como ocurre en todos los atentados de bandera falsa el terrorista llevaba encima la identificación y además estaba o había estado controlado por las fuerzas de seguridad.
No quiero
terminar sin darle mis condolencias a los familiares y amigos de Ignacio Echevarría
a la par que felicitarles por tener un héroe como familiar o amigo.
GLORIA Y HONOR ETERNOS PARA IGNACIO! SUPO HACER FRENTE AL TERROR, AL HORROR Y A LA TIRANÍA CON VALOR!
ResponderEliminarIGNACIO ECHEVARRÍA: ¡¡¡SIEMPRE PRESENTE!!!
No dudo de su heroísmo pero da la impresión de ser un agente español "neutralizado" http://www.elmundo.es/cronica/2017/06/11/593bbf98e5fdea5c238b465f.html
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