Tras la
elección de Pedro Sánchez como Secretario General del Partido Socialista Obrero
Español la dirección del primer partido de la oposición presenta, como supuesta
solución al gravísimo problema secesionista catalán que padecemos, una novedosa
articulación de la organización territorial de España, una concepción de España
que es en si misma contradictoria.
Me estoy refiero por supuesto a la tan traída
y llevada frase que considera a España como una “nación de naciones”.
En primer lugar, hay que señalar que hablar de
nación de naciones es una contradicción en si mismo, puesto que la nación es
una unidad , una realidad histórica, de sangre y de destino. En ella
caben realidades que la conforman, como las regiones, comunidades, culturas o realidades
diferenciales marcadas por realidades lingüísticas, culturales, folklóricas e
incluso telúricas.
Pero todas
esas realidades no marcan por si mismas una realidad nacional, ya que la
historia, la sangre y el destino común es la que concede la categoría de
nación.
Se nos
pretende engañar hablando de una nación de naciones cuando la realidad nacional
es sólo una, la de España, se nos miente al confundir la diversidad de nuestra
nación con una suma de naciones distintas.
Y no creo
que sea una casualidad, no creo en las casualidades en política, que ahora que
España se enfrenta con el mayor ataque contra la pervivencia de la misma nación
y su continuidad histórica se generalice esta memez. Con esta estupidez de que
España es una nación de naciones se está dando un balón de oxígeno a los
secesionistas pues se está diciendo públicamente que Cataluña es una nación.
El peligro deriva de que en acuerdos
internacionales de las Naciones Unidas, suscritos por España, se reconoce que
toda nación tiene derecho a un Estado. Luego se están poniendo los cimientos
para que los secesionistas avancen hacia la secesión y adquiera entidad de
Estado y que este sea reconocido como Estado independiente por la comunidad
internacional.
La situación
por la que en estos momentos atraviesa nuestra patria es de tal gravedad que
los actuales gobernantes no pueden continuar manteniendo
este silencio, cobarde y traidor. Tan solo afrontando los ataques contra la
Unidad nacional y frenando a los secesionistas y a quienes con ellos colaboren se
podrá impedir que España se rompa y sólo actuando sí podrán dejar de ser traidores y cobardes quienes hasta ahora se mantienen de
brazos cruzados. Y que decir de aquellos que se escudan en la obediencia para incumplir los juramentos realizados, esos uniformados no merecen llevar siquiera el uniforme y tan sol el desprecio merecen.
Pero
desgraciadamente tengo muy pocas, por no
decir ninguna, esperanza en la reacción de nuestras autoridades civiles o militares, puesto que han permitido
que el término nacionalidades ensucie nuestro ordenamiento jurídico, han
callado cuando se quemaban banderas nacionales y no han movido un dedo cuando a
una parte de españoles se les impedía hablar o rotular en español , pero mi
pesimismo no es gratuito puesto que de las bocas de esos estómagos agradecidos
no ha salido una palabra de protesta ante la
ruptura de la Patria.
¡¡¡VIVA LA
UNIDAD DE ESPAÑA!!!
¡¡¡CATALUÑA ES ESPAÑA!!!
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