La
filtración de documentos confidenciales y privados sustraidos del Vaticano que en los últimos meses se
ha llevado a cabo, obtenidos principalmente a través de medios
informáticos y de Internet, es conocida como elVatileaks.
Tras
todo este montaje de espionaje y manipulación informática se ha desarrollado y
se continúa desarrollando una verdadera verdadera guerra palaciega, una lucha de intereses,
influencias y de poder que muchos han denominado “rebelión de los cardenales”.
En el mismo
periódico oficial del Vaticano, L´observatore Romano, se decía que el Papa
Benedicto XVI podía sentirse identificado con la fórmula latina : “Al frente de un precipicio y los lobos a la espalda”.
Los lobos,
según ese mismo diario, serían una facción de la Curia que acecha al sucesor
de Pedro.
Los
expertos y periodistas vaticanistas
coinciden en señalar que estas filtraciones no dejan de ser una parte más de la
lucha sin cuartel que se viene desarrollando en el Vaticano, sería la ya
señalada “rebelión de los Cardenales”,
Lo que
aconteció fue que cuando Ratzinger resultó
elegido Papa, una parte de la Curia consideró que este
papado sería meramente “de transición”, un papado que para nada pondría en cuestión, y menos aún en peligro, el status
quo presente en la Curia y en las finanzas
vaticanas. Se contaba con que este papado “de transición” no llevaría a cabo intervención ni limpieza alguna en las
instituciones católicas en general ni en las vaticanas muy en particular.
Pero
contrariamente a lo esperado por una
importante facción de la Curia , Benedicto XVI emprendió una encarnizada lucha contra los males
presentes en la Iglesia ,
especialmente contra la pederastia, la corrupción, las infiltraciones sectarias en la Curia y contra las
irregularidades presentes en las finanzas vaticanas. De este modo Benedicto XVI y su mano derecha el Cardenal
Bertone se canjearon la enemistad de una importante y nada desdeñable parte de los Cardenales. Los cuales iniciaron un
feroz combate en su contra, siendo
la filtración de los documentos confidenciales una parte más de esta ofensiva.
Según se
comenta, el Cardenal Bertone fue el
artífice de esa política de mano dura respecto a los temas señalados que llevó
adelante Benedicto XVI.
Y para enfurecer aún más a los molestos
Cardenales se daba la circunstancia de que Bertone no había realizado carrera dentro del cuerpo
diplomático del Vaticano como fué corriente entre esa sección tan
combativamente enemiga del purpurado italiano.
Como señaló
el especialista en temas vaticanos Jesús
Bastante a la publicación Perfil. una inmensa mayoría de los documentos
filtrados hacen referencia al Papa, al Cardenal Tarsicio Bertone y a colaboradores de ambos, lo cual pondría de manifiesto
la intención desestbilizadora y la animosidad de los “cuervos” que filtran
la documentación contra ambos.
Pese a todo
ello, o precisamente como respuesta a
esta presión, el Papa nombró el año 2008
al Cardenal Bertone Secretario de Estado del Vaticano.
Este nombramiento y la ruptura de un tácito pacto
de silencio existente entre la que se podría denominar “vieja guardia” incrementó el resentimiento contra Benedicto
XVI, el Cardenal Tarsicio Bertone y contra los Cardenales que apoyaban la actuación de estos.
Los
documentos confidenciales no dejaron de
filtrarse, más bien todo lo contrario,
Con la
detención del mayordomo del Papa Paolo
Gabriele en Mayo del 2012 se pensó que las filtraciones finalizarían. El
“cuervo”, así se designaba al que filtraba la documentación confidencial se
encontraba fuera de juego. Este fue condenado a un año y medio de prisión, y el
informático empleado en la
Secretaría de Estado Claudio
Sciarpelleti recibió una condena de cuatro meses de cárcel.
Es así que
se pensó que todo este asunto del Vatileaks había llegado a su fin pues el
filtrador, “el cuervo” había sido detenido y encarcelado. Pero tal cosa no fue así
ya que estando ambos detenidos nuevos documentos fueron filtrados a la
prensa, concretamente al diario italiano
La república. Con motivo de esa nueva filtración, dirigida contra el
Cardenal Bertone, el filtrador señaló que el mayordomo papal no era sino un
“chivo expiatorio” y que había muchos
más documentos que serían filtrados más
adelante. No había pues un solo “cuervo”, habría que hablar de “cuervos”.
Las espadas
continuaban en alto y las presiones se mantenían con más fuerza si cabe. Pero
Benedicto XVI lejos de amedrentarse por estas
embestidas que no buscaban otra cosa que acabar con la política de limpieza que llevaba a cabo en la Iglesia en general y en el
Vaticano en particular les ha hecho
frente nombrando el 20 de Octubre ordenó
24 nuevos cardenales. Cardenales que por su edad podrán ser electores, 18 de
ellos favorables a la política que el Papa desarrolla con el apoyo del Secretario de Estado, y 6 de ellos amigos del Cardenal Tarsicio
Bertone.
El Santo
Padre se encuentra ante tal desbarajuste en la Iglesia , corrupción en El
Vaticano, y sometido a un chantaje, el vatileaks, que ha tenido que optar por una postura con la que poder combatir de
modo adecuado tal embestida.
Desde hace algún tiempo se ha ido centrando cada
vez más en sus estudios, escritos, encíclicas y en la oración, cediendo
paulatinamente mayor poder a la
Secretaría de Estado que lleva el Cardenal Bertone. Pero esta
supuesta inactividad no es tal, ha ido moviendo
sus piezas para finalmente dar
paso a su plan maestro.
El anuncio
de la renuncia que el pasado 11 de Febrero hizo Benedicto XVI ha dejado desconcertado y sin posibilidad de
respuesta al enemigo, de ahí su absoluto
secretismo respecto a tan histórica decisión.
Del mismo
modo ha buscado que el Cónclave comience
a la mayor brevedad posible, incluso adelantando los plazos establecidos,
para de este modo evitar en lo posible
las confabulaciones de los enemigos de la Iglesia y las presiones
sobre los electores.
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