La renuncia
de Benedicto XVI produjo en toda la Cristiandad , y en el
mundo entero, desconcierto. Esta
confusión lo fue tanto por lo sorpresivo
como por lo infrecuente del hecho.
Prácticamente de inmediato
comenzaron a circular versiones y
a verterse opiniones referidas a las
supuestas explicaciones de tan inusual
hecho, muchas de las cuales no pasaban
de ser visiones superficiales y alejadas de la realidad y motivaciones
que mueven a la Iglesia.
Según
parece la decisión de renunciar la venía considerando el Papa desde hacía ya cerca de dos años, incluso lo había comentado en varias ocasiones, una
de ellas en el libro: “Luz del Mundo”. Explicando que si en alguna ocasión no se encontrase con
las fuerzas o condiciones para dirigir la Iglesia renunciaría al papado.
En el caso
que nos ocupa es cierto que las
condiciones físicas del Pontífice han
empeorado en los últimos tiempos: problemas de visión, alta tensión,
diabetes, un infarto cerebral y una caída; Lo cual unido a su avanzada edad
hace que sus condiciones físicas no sean las más adecuadas para gobernar la barca de Pedro. Pero a pesar de todo ello no parece que
sean estas las únicas motivaciones, ni siquiera las fundamentales que
hayan empujado a tomar la decisión de renunciar.
El
vatileaks, con todo lo que lleva aparejado en cuanto ha puesto de manifiesto la
incruenta pero no por ello menos terrible lucha interna en la Curia , amén de una importote
infiltración de la masonería iluminista en
todos los niveles vaticanos han llevado al anciano Santo Padre a considerar que no se encuentra con la
fortaleza de ánimo preciso para enfrentar con la mano dura que es preciso
aplicar en este complicado momento.
En torno a
estas filtraciones de documentos
previamente sustraídos de la
Secretaría de Estado
gira una parte, y no pequeña, de la crítica situación con la que el
Pontífice había de enfrentarse, las presiones eran extremadamente fuertes, y sólo
saliendo de escena podría conjurar los peligros y chantajes de que la Iglesia era objeto.
Pero hemos
de recapitular un poco en todo lo ocurrido para de este modo poder tener elementos de juicio suficientes
que nos permitan comprender todo lo que
señalamos está aconteciendo y ha acontecido.
Una vez que
se produjo la filtración denominada
Vatileaks fue detenido el mayordomo del
Papa Paolo Gabrielle, pero una vez este se encontraba detenido y encarcelado
aparece en el diario italiano “La república” una comunicación de alguien que se
autodenomina “el cuervo” y que decía que
Paolo Gabrielle no era otra cosa que un chivo expiatorio, para dar
verosimilitud a tal información aporta, filtra,
tres nuevos documentos.
En esta
misma comunicación con filtrar nuevos y
más comprometedores documentos caso de que
el Santo Padre no cesa inmediatamente al Secretario de Estado cardenal Bertone y a todo su equipo.
Anteriormente
el Secretario de Estado cardenal Bertone había llamado al orden al cardenal
Turkson, presidente del Pontificio consejo para la Justicia y la Paz , por haber presentado un
documento, El “Caritas Vanitate”, que
aparecía como si tuviese origen en Benedicto XVI. En el este documento se
insistía en la necesidad de instituir una autoridad financiera mundial que
sustituyera los actuales existentes que se habían mostrado incapaces de enfrentar y acabar con la actual
crisis europea y mundial. En este
comentario se estaba de hecho defendiendo
la introducción de un gobierno mundial. Lo que se conoce como un Nuevo
Orden Mundial.
El cardenal
Bertone ordenó que a partir de se
momento ningún dicasterio podría publicar documento alguno que previamente
no pasase por la Secretaría de Estado.
De este
modo se acrecentaba el soterrado “tira y
afloja” existente entre una parte de la Curia y el cardenal Bertone,
evidenciándose que dentro de los más altos
niveles vaticanos.
Del mismo
modo nos encontramos don que Benedicto XVI tuvo como uno de sus principales
asesores a Henri Kissinger, uno de los mayores impulsores del Nuevo Orden
Mundial. También tenía como consejeros a
Peter Sutherland, presidente de Goldaman Sacha y miembro importante del Club de
Bilderber de la lucha por implantar el Nuevo Orden Mundial, así como a Mario Draghi, presidente del Banco
Central Europeo, y a Mario Monti, ex primer ministro y ministro de economía de
Italia.
El Papa no
fue informado ni asesorado
convenientemente respecto del tipo de personas que tomaba como consejeros,
todos ellos fervientes defensores de la implantación del Nuevo Orden Mundial al
que nos hemos referido.
Seguramente
el Papa habrá visto todo esto como una
traición, lo que unido al Vatiliks, las luchas palaciegas y los chantajes
centrados en su persona le llevarían a recurrir a la medida que tomó.
La lucha
por la implantación de un Nuevo Orden Mundial y la búsqueda de que este contase con con el poder moral de la Iglesia católica parece
haber influido en la decisión papal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario