Nuevamente
el PP vuelve por sus fueros. Al igual que el más conocido de los traidores de
la historia, ese que fue capaz de entregar a Dios mismo por cuarenta monedas, ahora el Partido Popular emulando a
Judas ha vendido la defensa de la unidad de España por la posibilidad de conseguir un puñado de
votos.
Aunque
a nadie que haya seguido mínimamente la
actuación de este partido les puedan haber causado extrañeza las últimas
actuaciones en Cataluña dado que la deriva de su comportamiento ha ido
en esa dirección desde hace algún tiempo.
Me
estoy refiriendo concretamente al acercamiento a las tesis de C i U, al apoyo a
los presupuestos que el gobierno
catalán, de C i U , al apoyo que
todo esto supone al Estatuto Catalán, claramente secesionista y a la denominada
inversión lingüística que tanto criticaban.
El
que grupos nacionalistas o abiertamente secesionistas mantengan posiciones
que van en contra de la unidad nacional es incluso comprensible, ya que
defienden desde su concepción aldeana y
de corta visión la idea del terruño frente a la historia y a una empresa
común.
Ahora
bien, que un partido que se presenta en todas las circunscripciones electorales
nacionales, que se define a si mismo como partido con vocación nacional y que
hace bandera de la cuestión nacional resulta
poco menos que chocante.
Pero
por lo que se ve esto de Cataluña no es algo extraño ya que
en Vascongadas apoya al PSOE para que gobierne, manteniendo el apoyo a
Patxi Lopez
aún cuando son muchas las declaraciones y tomas de posturas de este que resultan absolutamente intolerables e incompatibles con la lucha antiterrorista.
aún cuando son muchas las declaraciones y tomas de posturas de este que resultan absolutamente intolerables e incompatibles con la lucha antiterrorista.
Pero
al igual que en Vascongadas, en Cataluña el Partido Popular ha prescindido sus
supuestos principios nacionales con tal de lograr hacerse con un puñado de
votos que le pudiesen servir para conservar el poder del que ahora disfrutan a nivel nacional y hacerse con él
en las Comunidades Autónomas donde aún no gobierna como es el caso de
Cataluña.
Lo
que realmente resulta extraño y llama la atención es que
en este régimen, supuestamente democrático, que no es otra cosa que una
tiranía partitocrática bipartidista, el pueblo
continúe participando en este circo creyendo en las tan manidas como falsas ideas que
señalan a la derecha como centrada en valores religiosos y nacionales y a la izquierda como defensora del bienestar
social de los trabajadores.
Y
digo que resulta extraño puesto que la
tozudez de los hechos nos demuestran que tal distinción no existe ya que ambos,
izquierda y derecha, son patas de una misma mesa,similares en todo salvo en lo
mínimo necesario para guardar esa ficción
que sirve a los incautos para creerse libres de poder elegir entre dos opciones distintas, cuando como hemos
dicho tales diferencias son inexistentes.
Pero
repito, los hechos son tozudos y tan
sólo puede ser engañado quién quiera ser engañado, aquel que
carezca de visión crítica o esté sometido al pensamiento único.
Tristemente
la realidad parece ser algo superfluo cuando entra en juego el dogmatismo
ideológico.
Lo
mismo parece ocurrir con dos tipos de
reflexión, por llamarlos de alguna forma, aunque deberíamos denominarlos
pensamientos mágicos, en contraposición al pensamiento racional. Me estoy
refiriendo al que deriva del dogmatismo ideológico y al que desarrollan los fanáticos
seguidores de un equipo de futbol.
Y
digo que ocurre igual ya que en ambos no
se moldea el pensamiento u opción en función
de la realidad que los hechos manifiestan sino que por el contrario
interpretan la realidad y filtran esta en función de un planteamiento previo. Como si de un burro se tratara ven el mundo con anteojeras.
Esta
interpretación de los hechos llega al punto de ignorar o voltear la realidad
si no encaja en los parámetros de la
concepción ideológica o en el pensamiento del hooligan.
Ahora
bien, si observamos con detenimiento ambas formas de “pensar” e interpretar la
realidad de las cosas las dos son muy similares. En ambos casos es la ideología
o el seguimiento fanático el que da forma a la realidad e incluso la
ignora buscando que esta se acomode a
sus prefijados conceptos.
Lejos
de la ideología está aceptar la realidad
como algo en lo que basar nuestro pensamiento y de la que servirse para ir
creándolo o variarlo si es preciso.
Todo
esto que hemos señalado respecto al pensamiento ideologizado o fanático
pretende que los planteamientos izquierda-derecha se mueven muy mucho por ese
tipo de pensamiento, más bien habría que decir antipensamiento. Los “de
derechas”, como los “de izquierdas” no adecuan
su pensamiento y opción de partido a la realidad de cómo desarrollan
o han desarrollado el gobierno,
simplemente buscan que esa realidad case con sus planteamientos.
En
el caso del PP en Cataluña ocurre lo mismo, los seguidores de la derecha no se
pararán a considerar la congruencia de actuación y programa, lo fundamental es
que desde ese planteamiento antitético del bipartidismo el PP se imponga al PSOE. Pero lo mismo,
absolutamente lo mismo, ocurre a la inversa, los seguidores del Partido
Socialista buscan todo tipo de artificios para no ver responsabilidad alguna en la situación de desempleo que se ha desarrollado durante su mandato.
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