Todas esas
esperanzas que se han levantado en parte de la opinión pública respecto al
Brexit, sobre el posible cambio de estatus y la recuperación de Gibraltar son el
resultado de las opiniones vertidas por esos “expertos” en diplomacia y en
relaciones internacionales, “expertos” que sólo piensan y hablan desde un
buenismo cobarde y entreguista. Lo que estos señalan no son otra cosa que meras
entelequias, autoengaños que hacen creer que la solución de un problema tan
gravemente enquistado se puede alcanzar de modo pacífico o simplemente
negociando con los piratas que ocupan la roca.
Con la
salida del Reino Unido de la Unión Europea no cambia absolutamente nada el
estatus colonial de ese territorio,
continúa formando parte del territorio de los hijos de la Gran Bretaña, los que,
como piratas que son, siguen ocupando ese pedazo de tierra española que robaron hace siglos.
Por mucho que se nos venda lo contrario la
única realidad es que el gobierno británico ha manifestado de modo inequívoco
su intención de mantener la colonia como parte de su territorio, y por mucho que
los políticos españoles o los medios a su servicio repitan que se ha avanzado al
reconocer la Unión Europea que ningún acuerdo al que se llegue podrá llevarse a
cabo en contra de la posición de España, a la que se concede capacidad de veto,
son palabras y sólo palabras. Lo único cierto es que el gobierno británico ha
señalado que jamás renunciará a la soberanía sobre la roca, llegando un
parlamentario británico ex ministro con Margaret Thatcher a dar a entender que
el actual gobierno británico actuará como lo hizo el de Thatcher contra Argentina
por las islas Malvinas, es decir llegando a la guerra para preservar la
soberanía británica sobre el peñón.
Ante este
estado de cosas España debería actuar como lo hemos debido hacer desde hace
décadas, y más ahora cuando las medidas
a adoptar no chocarán con las medidas de libre tránsito de personas y mercancías entre los países de la Unión
Europea.
De modo
inmediato el gobierno español debería cerrar la verja que separa el Peñón de Gibraltar del resto de
la península, acto este que dudo mucho llegue a tomar un gobierno tan endeble y cobardón como el que actualmente
nos “gobierna”- Esta ruptura de la comunicación aérea o terrestre, del tránsito, de la relación telefónica, de suministros alimenticios, eléctricos y sobre todo de agua convertiría
la vida de la población y de las tropas allí acantonadas en un infierno si la
potencia colonial, Reino Unido, no les suministrase los alimentos, pertrechos y
energía precisas de modo continuo. Tan solo habría que esperar que, en palabras del
general Franco, Gibraltar terminase callendo como fruta madura. Y es que difícilmente podrían
los hijos de la gran Bretaña asumir semejante gasto por mantener una colonia.
Pero el
cierre de la verja debería ir acompañado de dos acciones más:
-Por un lado,
se debería realizar una inversión nacional auténticamente ciclópea que llevase
a una industrialización de los municipios de la línea y sus alrededores para
que todos aquellos españoles que trabajan en el peñón no viesen perjudicados
sus intereses laborales.
-De otro,
habría que revitalizar con fuerza la actividad de la diplomacia española ante
la O.N.U., ante todos los Tribunales europeos e internacionales para que los
hijos de la Gran Bretaña recibiesen condenas y sanciones internacionales de
modo inmediato.
Junto a todo
esto los gobernantes españoles deberían impedir las inversiones de españoles en
las sociedades gibraltareñas, así como impedir a las grandes riquezas de
Gibraltar, fruto del contrabando y de la explotación de ese paraíso fiscal, la
posibilidad de instalarse en lugares como Sotogrande.
Habría que
revitalizar la lucha contra los paraísos fiscales a nivel internacional, etc.
Todo esto
traerá a corto plazo problemas a nivel internacional, pero con negociaciones,
colocando a Gibraltar como un elemento más a la hora de tratar de la soberanía
o confiando en la buena voluntad de nuestros “aliados” nunca se ha conseguido,
ni se va a conseguir nada. Hemos de jugar con dos bazas más, una la de amenazar
con abandonar la O.T.A.N. caso de que Gran Bretaña continúe manteniendo una colonia en nuestro territorio
y medida sería amenazar con que si no se reintegra el peñón a nuestro territorio concederíamos permiso a China
y/o Rusia para establecer
bases navales en nuestras costas.
Cuánto
tenemos que aprender de nuestros hermanos argentinos, que supieron enfrentarse
noblemente a los piratas hijos de la Gran Bretaña. Defendieron, lucharon y
murieron por la soberanía y el honor de su patria.
Aún recuerdo como se me llenaron los ojos de
lágrimas cuando el entonces presidente Calvo Sotelo dijo aquello de que las
Malvinas y Gibraltar eran problemas distintos y distantes, lo dijo mientras que
nuestros hermanos de la Argentina vertían su sangre frente a los mismos piratas
que ocupan el Peñón.
VERGUENZA
Y si como
consecuencia de todo esto el turismo inglés no viene pues adiós, que de
borrachos y saltadores desde balcón estamos cansados,
y si lo que vienen son barcos de guerra o tropas, aquí les esperamos.
y si lo que vienen son barcos de guerra o tropas, aquí les esperamos.
¡¡¡GIBRALTAR ESPAÑOL!!!
¡¡¡CIERRE DE
LA VERJA YA!!!
¡¡¡MALVINAS
ARGENTINAS!!!
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