A finales de 1505 Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, fue requerido por el rey Fernando el Católico para que diese cuenta de sus gastos durante la campaña que había llevado a cabo en Nápoles.
Ciertamente el Gran Capitán trasladó al monarca un “detallado” inventario en el que refería en que se había invetido ese dinero desglosando tales gastos.
Ahora bien, la realidad es que la relación presentada no pasaba de ser una forma de ridiculizar la orden regia. De hecho incluía en ese catálogo de gastos: picos, azadas, el heroísmo de sus soldados así como las victorias que había logrado.
Desde aquel momento, referirse a las cuentas del Gran Capitán es mofarse de quién pide cuentas pormenorizadas de un gasto al que supuestamente tiene derecho.
Muchos se preguntarán, ¿a cuento de qué viene recordar este episodio histórico que para más inri es de todos conocido?.
La respuesta es muy sencilla, se dan una serie de similitudes entre lo que aconteció entre el Gran Capitán y el Monarca y lo que ahora acontece entre el actual Monarca y el pueblo español, y digo pueblo español que no sus vasallos.
El pueblo español ha pedido por activa y por pasiva durante muchos años que el Monarca de cuenta pormenorizada de cómo se gasta la descomunal cantidad de dinero ( 8,4 millones de euros anuales ni más ni menos) que el parlamento deriva de los presupuestos generales del Estado al rey para que este disponga de ella sin que deba dar cuenta alguna de su utilización.
Ahora no es nadie en concreto quién le solicita cuentas sobre los gastos referidos, pero debido a la problemática surgida a causa del comportamiento, no especialmente ejemplar, de un miembro de la familia del rey y a causa del desprestigio cada vez mayor de la monarquía, el monarca ha optado por hacer pública y de manera pormenorizada cuales son los gastos que el rey realiza con la ingente cantidad de dinero de que el parlamento le otorga anualmente.
Pero ¿Llegarán hasta aquí todas las similitudes entre el caso de las cuentas del Gran Capitán o se extenderán a aspectos tales como que las desglosadas cuentas incluyan cuestiones extravagantes, por no utilizar otro adjetivo que todos tenemos en mente?
A esto hay que añadir que el significado que se otorga a la expresión de las cuentas del Gran Capitán lleva aparejado que el individuo al que se solicitan explicaciones considera que tiene derecho a usar de esos fondos y que no debe dar cuenta alguna de su utilización. ¿ocurre lo mismo ahora y por ello la desglosada enumeración de gastos podrá ser tenida por totalmente cierta?.
Pero no hemos de perder de vista que las medidas que la Casa del Rey está tomando, como son estás de aportar las antes citadas cuentas o la de apartar momentáneamente de los actos oficiales al duque de Palma, no son si no meros "cortafuegos" con los que se pretende evitar que el problema surgido con las actividades "no ejemplares" del citado duque alcancen a la familia real y debiliten aún más el prestigio de la monarquía.
Considérese como la prensa y los políticos cortesanos, es decir todos ellos, no plantean públicamente cuestiones tan lógicas como las siguientes:
-Que el monarca debía conocer las actividades de Urdangarín, pues dispone de medios de investigación como son el control de la Casa real e incluso cuenta con la información del CNI .
-Que la Infanta era partícipe, de un modo u otro, de las actividades de su marido, en un principio los medios de comunicación señalaron que formaba parte de la directiva de la empresa Noos. Y en todo caso es muy extraño que no sospechase de las adquisiciones inmobiliarias tan suntuosas y del altísimo tren de vida que llevaban.
Palacete y piso propiedad de los duques de Palma. hasta que se fueron a residir a Washington.
Pero no hemos de perder de vista que las medidas que la Casa del Rey está tomando, como son estás de aportar las antes citadas cuentas o la de apartar momentáneamente de los actos oficiales al duque de Palma, no son si no meros "cortafuegos" con los que se pretende evitar que el problema surgido con las actividades "no ejemplares" del citado duque alcancen a la familia real y debiliten aún más el prestigio de la monarquía.
Considérese como la prensa y los políticos cortesanos, es decir todos ellos, no plantean públicamente cuestiones tan lógicas como las siguientes:
-Que el monarca debía conocer las actividades de Urdangarín, pues dispone de medios de investigación como son el control de la Casa real e incluso cuenta con la información del CNI .
-Que la Infanta era partícipe, de un modo u otro, de las actividades de su marido, en un principio los medios de comunicación señalaron que formaba parte de la directiva de la empresa Noos. Y en todo caso es muy extraño que no sospechase de las adquisiciones inmobiliarias tan suntuosas y del altísimo tren de vida que llevaban.
Palacete y piso propiedad de los duques de Palma. hasta que se fueron a residir a Washington.
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