Durante
estas últimas dos semanas los políticos del sistema y los medios propagandísticos
a su servicio nuevamente nos han machacado con la imagen del Guernica de
Picasso, nos la han presentado como el
culmen del arte moderno y como la plasmación del horror que el pintor
malagueño sintió al tener noticia del bombardeo de la villa vasca por la Legión Condor.
Se nos
presenta la obra como el grito de la humanidad democrática frente a la barbarie
fascista.
como veremos nada más alejado de la realidad.
Ante todo es
preciso tener claro que el Guernica y el supuesto significado que se le
atribuye no fué sino un elemento más de las mentiras propias de la guerra propagandística
que se desarrolla en todos los conflictos bélicos.
Han transcurrido más de setenta años desde la
finalización de la guerra civil y continúa viva la mentira que entonces se levantó,
y continúa viva porque los que la perdieron y los supuestos descendientes de
aquellos que vencieron continúan regando la mentira a través de los medios y de
la “educación”, los primeros lo hacen para intentar ganar en el terreno
político lo que perdieron en el campo de batalla y los otros para hacerse
perdonar y así ganarse, de forma vergonzosa, el carnet de demócrata de toda la
vida.
La realidad
que rodea al cuadro de Picasso es muy distinta a la que se nos ha presentado en
escuelas e institutos y que después cientos de veces repite la televisión y el
resto de los medios.
Como más
adelante se podrá comprobar en esta entrada, ni la realidad de los hechos
históricos ni la composición y estilo de la obra confirman la lacrimógena
leyenda que sobre este cuadro de Picasso se ha levantado.
El mal
llamado Guernica de Picasso no es otra cosa que una metamorfosis más de su obra
anterior, sería la suma de su época monocromática, del expresionismo, del cubismo
y del surrealismo radical.
Los
antecedentes los encontramos sin lugar a duda en cuadros históricos como “el
tres de Mayo”, “los caprichos “y “los desastres” de Goya, además por supuesto
de un cuadro de Rosseau que tiene un gran parecido, me estoy refiriendo a “la
guerra” de 1894, con el caballo y los muertos tirados por el suelo.
En el mal
llamado Guernica nos encontramos con que se suman imágenes que ya reflejó
Picasso en otros cuadros anteriores, en el nº 1 del minotaure” (1933) aparece
un minotauro con la espada en la mano, en “corrida de toros “de 1934 aparece un
caballo en la misma posición a la del Guernica, etc.
Resulta
evidente que el Guernica es un compendio de sus épocas anteriores, la
continuidad de la obra de un artista.
Los hechos
históricos sobre el encargo, realización y denominación final de la obra dejan
perfectamente claro que esta obra no fue, ni mucho menos, efecto de las
noticias que recibió Picasso sobre el bombardeo de la villa vasca.
La historia
de lo acontecido al respecto fue muy distinta a la que se nos ha vendido.
La realidad
es que el Presidente de la II República Manuel Azaña a propuesta del director
de Bellas Artes Josep Renau nombra
a Picasso director honorario del Museo
del Prado. Decreto de nombramiento que aparece en la Gaceta de la República de
19 de septiembre de 1936. Con este nombramiento el gobierno de la II república
trataba de dar una imagen de vanguardia y modernidad, es también por ello que
propusieron al que era ya internacionalmente conocido Picasso la realización de
un mural para el pabellón de España en la Exposición Internacional de Paris del
verano de 1937.
Desde el
momento en el que comenzó la guerra el gobierno de la II república se sirvió de
los más destacados artistas españoles para utilizarlos como medio de
propaganda, y en este caso no fue diferente.Lo mismo ocurrió con Picasso, el
cual fue contactado para la colaboración propagandística mediante su amigo José
Bergamín a primeros de enero de 1937.
El comisario de la exposición desde febrero
José Gaos, habló con Picasso en varias ocasiones puesto que el mural encargado
no avanzaba.
El mural fue
encargado por un importe de 150.000 francos, casi un 15% del total de los
gastos totales del pabellón español, según indica Javier Tussel., cantidad que
le pagó Max el 28 de mayo de 1938.
El inmenso
cuadro denominado actualmente “Guernica” fue entregado por Picasso el dia 4 de
mayo de 1937, tan solo una semana después del famoso bombardeo de la villa de
Guernica, que se produjo el 26 de abril de ese 1937. Según señaló el mismo
Pablo Picasso tardó 60 días en pintarlo, con lo que se sabe que la obra no se
pintó con motivo del bombardeo ni representa tal hecho, y esto es así por mucho
que la propaganda trate de convencernos de lo contrario.
Otro dato
fundamental para asegurar la nula relación entre el lienzo de Picasso y el
bombardeo de Guernica nos lo aporta la amante del pintor Dora Maar ( la española de origen yugoslavo Teodora
Markovich), la cual señala que con el encargo de la obra ya a la vista alquiló
un gran taller en el número 7 de la Rue des Grand-agustin de Paris. El 8 y 9 de
enero del 37 comienza a componer dos planchas para grabados en aguafuerte, sus “sueños y
mentiras de Franco”, está diseñado en forma de viñetas de tebeo donde se cuenta
el paso de Gibraltar por Franco, que es representado como un homúsculo con
forma de boniato enano Picasso hizo bocetos que se vendieron en la exposición como
postales con la intención de recaudar fondos para la república española.
Tras una
crisis creativa y acuciado por las prisas, el pintor malagueño dibuja a lápiz
los primeros bocetos, que son del 18 de abril, se trata de trazos de una mujer
con lámpara, de un caballo y de un toro, etc. Introduciendo el 1º de mayo la
imagen de la madre con el niño muerto en brazos, en otro boceto del 13 de ese
mismo mayo pinta la espada rota, el 4 de junio aparece la cabeza decapitada que
respira y la flor con la mano.
La realidad
es que Picasso pinta el cuadro, con los bocetos creados antes del 26 de abril, en
20 días. Es decir que los elementos que conforman el “Guernica” son muy
anteriores al bombardeo que supuestamente los inspiró.
Estamos en
definitiva ante otro engaño de la propaganda, todo esto de relacionar el mural
con el bombardeo es pura manipulación, una mentira que ha calado tanto en la
izquierda como en la derecha.
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