lunes, 13 de junio de 2022

GAS ARGELINO, SAHARA, MARRUECOS Y LA TRAICIÓN DE SÁNCHEZ.

 


                                                                                  





Mientras la población española, aborregada y narcotizada, asiste en silencio, e incluso aplaude, lo que conduce al abismo a nuestra patria, cada día que pasa se da un paso más en dirección a ese pozo lleno de basura que amenaza a España y a los españoles.

Pero todo esto no es fruto de la mala suerte o de un fatum inevitable, esto acontece debido a la acción de una élite política y mediática que ha vendido la soberanía nacional a los intereses globalistas del internacionalismo sionista de la Secretaría de Estado de los Estados Unidos, al capitalismo anglosionista de la City londinense y a unas instituciones europeas y atlantistas que sirven a los intereses y obedecen las órdenes de las logias masónicas.

Una vez que los enemigos de España, a lo largo de décadas de acción política y mediática, han logrado extirpar de la población española todo vestigio   de sentimiento nacional, la acción en contra de España y sus intereses soberanos se ha convertido en algo extremadamente sencillo.

 Y es que la acción centrifuga y desintegradora del sistema autonómico del 78, la torpe obediencia ciega de unas fuerzas armadas, compuestas de funcionarios, a un gobierno vendido a los intereses globalistas de una O.T.A.N. anglosionista y a los de una a Unión Europea masónica a las órdenes de unos Estados Unidos dominados por los intereses de los de siempre, los innombrables, nos han llevado a la   desintegración como país y a la muerte de nuestra idiosincrasia y soberanía.

 

El supuesto servicio a España en las ya famosas “misiones de paz” en el extranjero ha convertido a las fuerzas armadas en una O.N.G. al servicio no tanto de los intereses nacionales cuanto a los de las naciones atlantistas, intereses que en la mayor parte de los casos no sólo no son los nuestros, sino que en no pocos casos entran en conflicto con ellos.

 

Toda esta introducción pretende servir de explicación, que no justificación, de las medidas y terribles consecuencias que derivan de las decisiones que se están tomando.

 Estas medidas y sus consecuencias son consecuencia de una serie de decisiones adoptadas por el inepto Pedro Sánchez y su no menos incompetente gabinete.

 

Ahora nos encontramos con un problema derivado de unas acciones llevadas a cabo con la finalidad única de congraciarse con los Estados Unidos, con la Unión Europea y con nuestro enemigo del sur, que no es otro que Marruecos. Como se podrá observar, los intereses de España no han contado para nada, sino que han sido sacrificados en aras de servir a los intereses globalistas y sionistas, que son los mismos.

 

Por supuesto estoy refiriéndome a la decisión tomada por Argelia, antigua potencia aliada de nuestra patria en el norte de África, de no exportar a nuestra nación el gas que recibíamos de aquel país magrebí a través de un gaseoducto que llegaba a España procedente de Argelia.

Esta decisión, que de una manera tan grave afectará a la economía nacional en general, debido al aumento del precio de toda la producción, de la energía, los alimentos, los productos más básicos y que de una manera dramática redundará en un empobrecimiento de las ya de por sí depauperadas clases media y baja, llevando a multitud de estas últimas familias a padecer un serio riesgo de exclusión social al no poder hacer frente al pago de la electricidad, de la comida o de la hipoteca.

Todo esto era una consecuencia lógica y perfectamente esperable de la decisión gubernamental española, personal del presidente Sánchez, de entregar la       soberanía del Sahara a Marruecos.

 . Argelia, única potencia aliada de España en la zona del norte de África, enemiga acérrima de Marruecos y posible apoyo ante un potencial ataque marroquí contra las ciudades de Ceuta y Melilla se ha visto afrentada con la decisión española que tanto fortalece territorialmente y en recursos al reino alauí.

 El gobierno español, saltándose la legalidad internacional, la política tradicional española respecto a lo que fue una provincia española hasta 1975 y abandonando al pueblo saharaui a los crueles caprichos de un régimen como el marroquí ha llevado a que Argelia suspenda las exportaciones de gas a España, un gas procedente de Argelia que alcanzaba cerca del 50 por ciento del gas que importaba nuestra nación y que le permitía  mantener, mal que  bien, una producción  absolutamente supeditada a una energía eléctrica dependiente del gas, una vez que se desmantelaron las centrales nucleares, se acabó con la producción procedente del carbón y bajó la producción eléctrica procedente de los embalses.

 Para colmo de males la otra nación de la que España podría importar gas para solventar el serio problema al que nos vemos abocados no es otro que la Federación rusa, pero la política española, servil y vendida a los intereses de la O.T.A.N.  la U.E. y sobre todo a los de E.E.U.U. lleva a que el gobierno ruso se oponga firmemente a esa exportación de gas a España, siendo esta postura lógica dado que el ejército español está desplegado a lo largo de la frontera rusa en Polonia, Lituania y en el mar Caspio, para colmo de males España está enviando a Ucrania toneladas de armas para combatir al ejército ruso. Y todo esto sin necesidad alguna puesto que no tenemos problemas ni intereses en juego en aquella zona.


                                                            


 

La pregunta surge automáticamente, ¿ cómo se puede explicar que las autoridades encargadas adopten semejantes medidas cuando sus perniciosas y graves consecuencias eran lógicas y saltaban a la vista.?

La contestación a esta cuestión hay que buscarla en los principios que determina la acción de los que toman esas decisiones y en el peso de las presiones que estos individuos reciben para tomarlas.

 

En el caso que nos ocupa habríamos de centrarnos muy especialmente en la persona del presidente del gobierno español D. Pedro Sánchez en tanto que la inmensa mayoría de las decisiones que adopta el gobierno no son fruto del consenso entre los distintos ministros que conforman el gabinete ni mucho menos deriva de un consenso o discusión previa en el parlamento.

Toda esta información respecto a la manera personalista de gobernar no es fruto de nuestra imaginación, sino que la ha puesto de manifiesto en numerosas ocasiones tanto el mismo Sánchez como alguno de sus ministros.

Nos encontramos por un lado con una persona dominada por un enorme egocentrismo y una soberbia que le lleva a desarrollar un interés desmedido por la permanencia en el poder a cualquier precio, como muy bien puso de manifiesto aliándose con terroristas, independentistas y antisistema, interés este que roza lo patológico.


                                                             


 

Todo esto unido a una carencia absoluta de todo freno ético, tal y como ha demostrado en muchas ocasiones y en especial cuando trató de manipular tras un biombo el resultado de la votación que sus compañeros socialistas realizaban para elegir al que habría de presidir el partido socialista.

 

Esta concepción megalomaníaca de que la realidad y los demás intereses, incluida la soberanía nacional de España y los del pueblo español, están sujetos a los suyos propios convierten la presencia de Pedro Sánchez en la presidencia del gobierno en un verdadero peligro para los intereses de España y de los españoles.

 

Desde luego este posicionamiento personalista, ególatra y egocéntrico del actual presidente del gobierno español no es para nada el necesario, más bien todo lo contrario, para hacer frente ala situación nacional e internacional y las muchas presiones de que nuestra nación es objeto por parte de enemigos como de supuestos aliados.

 

Hay dos tipos de presión, a cada cual más sibilina, que afectan a la nación y a las autoridades que la gobiernan. En el caso que nos ocupa estos últimos días nos encontramos con que tanto el chantaje somo el soborno se convierten en elementos perfectos para moldear las decisiones de la autoridad nacional española ignorando su soberanía e intereses de la población en pro de los intereses y soberanía de potencias extranjeras.

En el caso que nos ocupa, la egolatría y el ansia enfermiza por permanecer en el poder a cualquier precio convierte al actual presidente español en una perfecta víctima de ambas estrategias.

Por un lado nos encontramos con que nuestro aliado norteamericano, que de aliado no tiene más que el nombre como muy bien demostró en el episodio de la marcha verde y en el posicionamiento a favor de su aliado preferente marroquí oponiéndose a la aplicación de un referéndum de autodeterminación en el  Sahara y al dotar a nuestro enemigo del sur de un modernísimo armamento ofensivo que puede llegar a poner en serio peligro la continuidad de Ceuta y Melilla  como parte del territorio nacional español.


                                                           


La Secretaría de Estado norteamericana doraría la píldora a Sánchez prometiéndole un tratamiento internacional preponderante como estadista europeo, de la misma manera haría lo contrario, lo humillaría aún más si no se plegase absolutamente a las directrices que marcan los Estados Unidos y la O.T.A.N., que son lo mismo,      Es así que  nos encontraríamos con espectáculos tan vergonzosos y degradantes como el paseíllo  que realizó Sánchez tras  Biden  intentando  obtener una palabra  del presidente norteamericano o aquellos feos que recibió al no recibir saludo alguno de Trump y siendo relegado de los corrillos que tras la reunión de la O.C.D.E. y la O.T.A.N formaban los más importantes gobernantes  de la zona.


                                                            


Desgraciadamente unas pequeñas lisonjas y palmaditas en la espalda por parte del mandatario norteamericano o de alguna autoridad europea al gobernante socialista serían suficiente para lograr de su ego enfermizo la adopción de las medidas o decisiones que les fueran requeridas.

 

Pero por si el soborno no fuese efectivo en todos los casos, como cuando nos encontramos con temas o cuestiones tan delicados  que pueden dar lugar a cierta presión parlamentaria, económica o social entraría en juego la otra manera de presionar que es el chantaje, especialmente en este caso la amenaza de la presión migratoria propiciada y auspiciada por el reino de Marruecos y de las O.NG.s  globalistas, o lo   que es más grave y efectivo que es la amenaza de  hacer pública información sobre la participación  o connivencia de los gobiernos socialistas en sucesos tan gravísimos como fueron los atentados del 11 M.


                                                  


Resulta un peligro caer en la simplista y facilona explicación de hacer recaer todos los males referentes a la ausencia de soberanía nacional en el   tema del Sahara y la crisis del desabastecimiento del gas argelino, así como la subsiguiente crisis económica que a buen seguro de ello derivará, solamente en la persona del presidente del gobierno  
 Ciertamente el comportamiento, las cesiones y decisiones de este personaje resultan necesarias para entender y explicar todo ello, pero nos encontramos ante algo necesario, pero no son suficientes como para dar lugar a la problemática que enfrentamos. No resulta suficiente puesto que se hace necesaria la presencia de un sustrato de carencia de sentimiento nacional entre los españoles y de una ausencia popular de  defensa de la soberanía española, del mismo modo resulta precisa una opinión publicada que marque los puntos justificadores de la toma de medidas contrarias a nuestros intereses nacionales y que oculte a la población las  medidas y consecuencias de ellas.


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