El discurso que el presidente
del Gobierno pronunció el sábado cuatro de abril con la finalidad de dar a
conocer a la población otra renovación del estado de emergencia por catorces
días más, es decir hasta el veintiséis de abril del año en curso, fue una
soporífera sucesión de frases sin contenido, frases plagadas de obviedades y de
pensamientos que se reiteraban una y otra vez. Una de las ideas fuerza que utilizó es el de Europa.
Pese a todo ello esas
parrafadas reiterativas me han servido para reafirmarme en una idea que tenía
claramente establecida, y esta es que Europa y la Unión Europea no sólo son
cosas distintas sino incompatibles.
Hasta finales de los años
cincuenta y primeros de los sesenta se utilizaba con intención de ofender a
nuestra patria esa equívoca frase que decía: “Europa acaba en los pirineos”. Y
tal afirmaciónera cierta siempre y cuando no se entendiese que al sur de los
Pirineos comenzaba África, acababa la revolución liberal, protestante y subjetivista y comenzaba la verdadera Europa.
Es cierto que desde la Revolución Francesa y
la expansión del liberalismo y todos sus errores por el continente, este había dejado
de ser fiel a su verdadera identidad , que siempre fue la Cristiandad, y se convirtió
en otra cosa distinta a ella, Europa había mutado y paso a ser algo distinto.
Al sur de los Pirineos efectivamente acababa
esa falsa Europa, ese conglomerado de liberalismo, protestantismo y relativismo,
para comenzar un reducto que hasta cierto punto mantenía en las mentes de sus
gentes, en las fiestas de sus pueblos y en la legislación del país claros
rasgos de la Europa de siempre.
Pero en la actualidad no solamente
se mantiene esa dicotomía entre una Europa agnóstica liberal- relativista y la
verdadera Europa cuya identidad es la Cristiandad. En la actualidad esta diferencia ha alcanzado la negación de
todo principio que pudiera recordar, siquiera remotamente, a los principios
verdaderamente europeos, es decir cristianos.
Lo que ocurre es que una vez
finalizada la segunda guerra mundial, verdaderamente fue una guerra civil europea,
se creó una asociación que en primer lugar fue exclusivamente económica que ha
terminado convirtiendo en la actual Unión Europea, una entidad supranacional que desde
una concepción absolutamente materialista busca someter a los Estados-nación
para acabar con sus identidades y anular sus soberanías, ya sean estas económicas, legales o culturales y así poder imponer
el pensamiento globalista de lo políticamente correcto.
Es así que quieren presentar
a la Unión Europea como si fuese Europa y colocan como sinónimos términos
antitéticos como son Unión Europea y Europa.
Esta es la razón por la cual
en el discurso dado por el presidente español Pedro Sánchez repitió de forma
recurrente el término Europa, se estaba refiriendo a esa nueva Europa que coincide con sus posicionamientos ideológicos. Ponía en ella la solución a los problemas por
los que atravesamos y cantaba las bondades de una unidad europea.
De hecho, utilizó el término
Europa para referirse a la Unión Europea, cuando este club está sometido a las
directrices ideológicas globalistas de los sionistas norteamericanos y de las ordenes
financieras de los masones británicos.
No sin razón el okupa de la Moncloa mencionó de
manera repetida el origen de la Unión
Europea en el final de la Segunda Guerra Mundial, con esto quiero decir que fue
realmente con la ocupación de Europa por parte del Comunismo soviético y del
liberalismo político y económico de los
Estados Unidos fue cuando se impuso manu militari en todo el continente,
a excepción de en España hasta mediados los sesenta, una cosmovisión absolutamente individualista en lo social,
materialista en lo espiritual y
capitalista en lo económico. Después
y de modo paulatino la entidad multinacional fue arrancando todo resto de identidad y soberanía que aún
mantuviesen los distintos Estados-nación, todo esto para crear un conglomerado
de poblaciones y territorios alejados de
toda singularidad, sometidos todos ellos a una misma concepción de lo que ahora ha dado en llamarse lo políticamente correcto, que no es otra
cosa que la ideología de la deshumanización, es decir una globalización que no es otra cosa que el
poder financiero de una casta sometida a la masonería y al sionismo.
Después de todo esto es mucho
más fácil de entender como el okupa de la Moncloa a dedicado tanto tiempo a
lanzar loas y pedir más Unión Europea,
que es lo mismo que dar recortar más y más nuestra soberanía.
En un segundo punto habría
que explicar el modo en que esos eurobonos , que funcionarían a modo de un
nuevo Plan Marshall, que tanto reclama Pedro Sánchez no serían otra cosa que
un eslabón más de la cadena que serviría
para anular cualquier tipo de soberanía
económica que pudiera restar a nuestra patria. Esas ayudas no son otra cosa que
ayudas absolutamente interesadas que se convierten en deuda, una deuda que nos
asfixia y nos hace esclavos de ese ente cuya capital es Bruselas pero cuyos dueños son la City de
Londres, Wall Street de Nueva York y la Reserva
Federal norteamericana, los tres en manos de los innombrables.
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