En un día
como el de hoy no se escucha otra cosa que una sucesión de vergonzosas lisonjas
que miles de individuos expresan para de esa manera rendir pleitesía al poder
establecido desde 1978, se trata de individuos cautivos del pensamiento único
que se arrastran ante el poder y no paran de glorificar un documento político y
el periodo histórico a él vinculado.
Es así que atravesamos
una jornada en la que una gran cantidad de bufones, ya sean estos políticos,
periodistas o ciudadanos sometidos a la dictadura de lo políticamente correcto,
no dudan en perder la dignidad mostrando una pleitesía rastrera vacía
de todo análisis crítico.
En esta fecha
se venera la Constitución del 78 celebrándose de una manera realmente obsesiva su
aprobación. Lo más triste es que se trata de homenajes vacíos de cualquier
sentimiento que se llevan a cabo por la presión de la dictadura de la corrección
política y para mostrar una inquebrantable actitud de servicio y sometimiento al poder.
Si algo no
puede funcionar este día es el análisis crítico, y mucho menos la libre
expresión de las consecuencias alcanzadas merced a ese análisis cuando estas no
vayan en la dirección de enaltecer la Carta Magna.
Pero yo me
voy a permitir hacer referencia a dos puntos, a mi entender fundamentales, que
se refieren a la venerada Constitución y a la “sacrosanta” Transición.
El primer
punto se refiere a que unas Cortes que fueron elegidas como generales tal y como señala la convocatoria en el Boletín Oficial del Estado, el artículo único del Real Decreto 679/1977 de 14 de abril decía: "Se convocarán elecciones generales para la constitución del Congreso de los diputados y del Senado, de las Cortes Españolas. Las votaciones se celebrarán el día 15 de junio de 1977, con sujeción a cuanto se se establece en el Real Decreto-Ley 20/1977 de 18 de marzo, sobre normas electorales". Pero a pesar de todo ello elaboraron una Constitución cuando no eran Cortes constituyentes, con lo que se abrogaron unas
facultades que como Cortes legislativas no tenían.
Con eso nos referimos
al pecado de origen de la endiosada Ley de leyes, pero hay algo más y es lo que
se conoce como la justificación no tanto por el origen como por su ejercicio y
consecuencias.
Viendo las
cosas desde esta perspectiva la cosa es aún peor, pues al considerar la
Constitución y las consecuencias de su puesta en marcha nos encontramos con que
es la causa y justificación de varios millones de niños asesinados en el vientre
materno merced a la despenalización del aborto, y de otros millones de asesinatos
más provocados por la utilización indiscriminada de la píldora del día después.
Pero a todo esto habría que añadir los niños no nacidos, difícilmente cuantificables,
a causa de la homosexualización de la sociedad, a la legalización de los “matrimonios”
de personas del mismo sexo, del uso de los métodos anticonceptivos de
manera generalizado y del
desarrollo de una ideología de género que enfrenta a hombres y mujeres haciendo
que se vean como enemigos y rehúyan un cierto grado de compromiso.
Luego nos
hablan de que nacen pocos niños en España, ¿Porqué será?
Es la muerte
de los españoles y la destrucción misma de la comunidad nacional.
Y todo esto
sin entrar en temas relacionados con
el peligro que padece la Unidad Nacional a causa del sistema de las autonomías,
el desarrollo económico, el sometimiento a los poderes financieros y el haber
acabado con el dominio público-estatal de las
industrias y corporaciones estratégicas.
Pero si algo
hay que resaltar es junto el ataque a la vida es la caída en picado de la moral
y del sentimiento de la identidad nacional.
En definitiva,
en este día no hay nada que celebrar, más bien todo lo contrario. ES UN DÍA DE LUTO.
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