jueves, 6 de diciembre de 2018

NADA QUE CELEBRAR.


                                                                                 


En un día como el de hoy no se escucha otra cosa que una sucesión de vergonzosas lisonjas que miles de individuos expresan para de esa manera rendir pleitesía al poder establecido desde 1978, se trata de individuos cautivos del pensamiento único que se arrastran ante el poder y no paran de glorificar un documento político y el periodo histórico a él vinculado.
Es así que atravesamos una jornada en la que una gran cantidad de bufones, ya sean estos políticos, periodistas o ciudadanos sometidos a la dictadura de lo políticamente correcto, no dudan en perder la dignidad mostrando una pleitesía rastrera   vacía de todo análisis crítico.
En esta fecha se venera la Constitución del 78 celebrándose de una manera realmente obsesiva su aprobación. Lo más triste es que se trata de homenajes vacíos de cualquier sentimiento que se llevan a cabo por la presión de la dictadura de la corrección política y para mostrar una inquebrantable actitud de     servicio y sometimiento al poder.

Si algo no puede funcionar este día es el análisis crítico, y mucho menos la libre expresión de las consecuencias alcanzadas merced a ese análisis cuando estas no vayan en la dirección de enaltecer la Carta Magna.

Pero yo me voy a permitir hacer referencia a dos puntos, a mi entender fundamentales, que se refieren a la venerada Constitución y a la “sacrosanta” Transición.

El primer punto se refiere a que unas Cortes que fueron elegidas como generales tal y como señala la convocatoria en el Boletín Oficial  del Estado, el artículo único del Real Decreto 679/1977 de 14 de abril decía: "Se convocarán elecciones generales para la constitución del Congreso de los diputados y del Senado, de las Cortes Españolas. Las votaciones se celebrarán el día 15 de junio  de 1977, con sujeción a cuanto se se establece en el Real Decreto-Ley 20/1977 de 18 de marzo, sobre normas electorales". Pero a pesar de todo ello elaboraron una Constitución cuando no eran Cortes constituyentes, con lo que se abrogaron unas facultades que como Cortes legislativas  no tenían.

Con eso nos referimos al pecado de origen de la endiosada Ley de leyes, pero hay algo más y es lo que se conoce como la justificación no tanto por el origen como por su ejercicio y consecuencias.
Viendo las cosas desde esta perspectiva la cosa es aún peor, pues al considerar la Constitución y las consecuencias de su puesta en marcha nos encontramos con que es la causa y justificación de varios millones de niños asesinados en el vientre materno merced a la despenalización del aborto, y de otros millones de asesinatos más provocados por la utilización indiscriminada de la píldora del día después. Pero a todo esto habría que añadir los niños no nacidos, difícilmente cuantificables, a causa de la homosexualización de la sociedad, a la legalización de los “matrimonios” de personas del mismo sexo, del uso de los métodos anticonceptivos  de  manera  generalizado y del desarrollo de una ideología de género que enfrenta a hombres y mujeres haciendo que se vean como enemigos y rehúyan un cierto grado de compromiso.

                                                                   




Luego nos hablan de que nacen pocos niños en España, ¿Porqué será?
Es la muerte de los españoles y la destrucción misma de la comunidad nacional.

Y todo esto sin entrar en temas    relacionados con el peligro que padece la Unidad Nacional a causa del sistema de las autonomías, el desarrollo económico, el sometimiento a los poderes financieros y el haber acabado con el dominio público-estatal de   las industrias y corporaciones estratégicas.
Pero si algo hay que resaltar es junto el ataque a la vida es la caída en picado de la moral y del sentimiento de la identidad nacional.

                                                       


En definitiva, en este día no hay nada que celebrar, más bien todo lo contrario.  ES UN DÍA DE LUTO.

                                                                   


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