La renovación realizada la semana pasada de las sanciones
que la Unión Europea lleva a cabo contra la Federación Rusa desde marzo del
2014, que fueron impuestas supuestamente como respuesta a la “anexión” de
Crimea y al presunto papel desestabilizador de Rusia en Ucrania se presenta
como una respuesta a la actitud de Rusia en el conflicto sirio y al supuesto
recrudecimiento de la crisis ucraniana.
Pero no se puede perder de vista que esta renovación de las
sanciones se ha producido en los últimos momentos del gobierno de Obama, el
cual se ha caracterizado principalmente por una continua provocación a Rusia y por una acción criminal en Siria al
crear y apoyar, junto a la OTAN, Arabia Saudí, Qatar e Israel del ISIS, con un decisivo apoyo final a los que se
ha denominado “oposición moderada”: es
decir los terroristas de Al-Nusra, etc.
Desde mi punto de vista la renovación de estas sanciones por
parte de la Unión Europea en este preciso momento forma parte de la estrategia
que el gobierno Obama lleva a cabo para impedir o frenar el más que previsible
acercamiento pacífico entre el próximo gobierno de la próxima administración de
Donald Trump y el del presidente ruso Vladimir Putin, con esto se buscaría
evitar que la organización unipolar fuese sustituida por otra multipolar.
Por
otro lado, se pretendería presionar a Putin para que las acciones militares
rusas en Siria contra los en general, pero muy particularmente contra los de
Al-Nusra, de este modo querrían evitar que al verse totalmente perdidos
terminasen por hablar y aportasen pruebas de la implicación de la administración
Obama en la creación y apoyo de estos grupos terroristas.
Frenando los ataques de la aviación rusa que ayuda a las
fuerzas armadas sirias e irakíes contra los yihadistas que ocupan parte del
territorio sirio e irakí impedirían que Siria continuase gobernada por el
aliado de Irán Bashar Al-Assad.
En este punto hay que tomar en consideración el hecho de que
Irán es el único enemigo serio que actualmente puede resultar peligroso para el
Estado de Israel, y que las posiciones políticas de Bashar Al Assad respecto al
gaseoducto que iría desde Qatar al Mediterráneo atravesando territorio sirio
podría hacer de Irán un Estado verdaderamente independiente.
Esto no es
aceptable para la élite sionista-usurera dado que ni Siria ni Irán están
controlados por los Rothschield ni por deudas internacionales.
La situación actual en la que el patrón dólar se ve en muy
serio peligro dado que tanto Rusia como China están sustituyendo el patrón
dólar por el patrón oro y en un momento en el que la organización mundial
unipolar está dando pasos hacia la multipolaridad. Una situación que iría hacia
una economía productiva y no meramente especulativa, una economía mundial
movida por los BRICS y sostenida por ambos países darían al traste con el
omnímodo poder de los usureros sionistas.
Con todo esto estaría en serio riesgo la continuidad del Orden presente y la instauración de un
Nuevo Orden Mundial, sólo así se puede entender que los países que componen la
Unión Europea se hallan mostrado favorables y hallan aprobado renovar las
sanciones contra Rusia, puesto que de otro modo no se comprende que los países
europeos pongan en peligro sus economías, especialmente los sectores agrícola y ganadero, puesto que las
represalias económicas de Rusia no se harán esperar y muchos productos no
podrán ser exportados a ese gran mercado y la totalidad habrán de hacer frente
a unos aranceles que no les permitirán
competir con los productos asiáticos, actuales aliados de Rusia.
En este contexto hay que situar la propaganda que nos
muestra a la aviación rusa como responsable de innumerable cantidad de muertos
en la ciudades sirias,
así como los intentos de EEUU de crear un espacio aéreo
restringido que permita a Al-Nusra
mantenerse y a los terroristas de Daesh escapar a través de “corredores humanitarios” que promueve USA y
no acepta Rusia.
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