jueves, 26 de mayo de 2016

Detrás de los disturbios hay más.



                                                                                           

Desde hace dos noches estamos asistiendo a como en Barcelona se desarrolla algo  que no es sino  un ensayo general  de la guerrilla urbana sobre la que se asentaría la guerra revolucionaria, siendo los sucesos que presenciamos tan solo un paso más de una estrategia que se ha venido desarrollando en la ciudad condal desde  hace meses e incluso años.
Barcelona se ha convertido en la ciudad europea en la que tienen su base y campo de operaciones los que se han dado en llamar antifascistas, “okupas” o antisistema. Del mismo modo encontramos en la población barcelonesa una ingente concentración de inmigrantes ilegales subsaharianos y de miembros de comunidades islámicas radicalizadas.

Esta heterogénea masa de individuos conforma la carne de cañón de la que se servirá el sistema en el momento que considere oportuno para desatar una situación que mueva a instaurar un control absoluto sobre toda la población.
 A modo de falsa bandera, y sirviéndose de ellos, el  sistema creará una situación de inseguridad y violencia generalizadas que moverá a que la población acepte de buen gusto, e incluso exigirá, unas modificaciones legales restrictivas de los derechos y un control policial tal que las libertades individuales se verán reducidas a su mínima expresión. Todo esto estará por supuesto al servicio de ese nuevo orden mundial que no tardará mucho en instaurarse a nivel planetario, empezando por Europa y por los Estados Unidos.
Todos estos individuos que creen luchar contra el sistema siguiendo unos supuestos planteamientos antifascistas, anarquistas y anticapitalistas no son otra cosa que meros títeres al  servicio del sistema financiero internacional y del gobierno mundial en la sombra a los que dicen y creen combatir.
Parece que no se dan cuenta, quizá por carecer de luces o debido a que  su fanatismo les deslumbra, de que si el Estado realmente quisiera acabar con sus vandálicas acciones y  con las “okupaciones” que llevan  a cabo  terminarían con ambas en menos que canta un gallo. Pero se les permite e inclusive se les incita a actuar ya que no sólo no son un peligro sino que resultan útiles para los planes del Sistema.

                                                       

Pero que no se equivoquen tampoco los que como yo están preocupados por la Unidad Nacional, pues lo que se dilucida tras todo esto no tiene que ver directamente con la secesión de Cataluña, por mucho que así lo venda e incluso crean los peleles de la C.U.P.
 Ciertamente la destrucción de los estados-nación y el acabar con la identidad de los pueblos en general y de los europeos en particular resulta básico para instaurar el Nuevo Orden Mundial.
Para acabar con la identidad de los pueblos nada resulta más útil que la multiculturalidad y la mezcla racial. En el caso de Europa en general, pero muy en particular en el de Cataluña,  podemos observar que paralelamente a la lucha política secesionista y a estos periódicos estallidos de verdadera guerrilla urbana se están produciendo unos cada vez más  violentos y menos reprimidos  atentados contra la autoridad, guardia urbana en general, por parte de los vendedores ilegales subsaharianos, manteros, los cuales poco a poco se van haciendo con las calles y avenidas a la par que  desde la competencia desleal que llevan a cabo hacen que acaben en el paro  no pocos trabajadores.

                                                        


Al igual que señalamos cuando nos hemos referido a los vándalos que causan el caos en las calles de Barcelona, en el caso de los  manteros constituyen, seguramente sin saberlo, otra fuerza de choque más al servicio del Sistema.
Y lo es dado que en el momento que la élite lo considere este grupo de inmigrantes subsaharianos dedicados a la venta ambulante sumarán sus fuerzas a las de los que más arriba nos  hemos referido.
Los inmigrantes ilegales subsaharianos van a ser fácilmente manipulables dado que los actuales miembros del consistorio barcelonés toleran, con el consiguiente efecto llamada que produce, la ilegalidad de la venta y han dado órdenes de que los agentes municipales no actúen contra ellos. En el momento en el que se quiera ponerlos en pie de guerra sólo habrá que aplicar  un par de  veces la ley y poner en marcha a la guardia urbana.

                                                    



Tanto este  grupo de inmigrantes ilegales como el de los inmigrantes musulmanes, más o menos radicalizados, van a servir para que una vez sean reconocidos como vecinos de Cataluña, incluso de forma ilegal,  obtengan derecho a votar y voten en pro de la secesión de Cataluña con lo que estarán sirviendo tanto como  fuerza de choque, grupo que rompa la identidad nacional y colabore a disolver la Unidad Nacional.

                                                      



Para acabar, y resumiendo, lo que acontece en Barcelona y en otras capitales europeas no es una mera expresión violenta o unos problemas de legalidad en la venta, todo forma parte de una estrategia perfectamente hilvanada  para lograr acabar con los Estados-nación con la identidad y finalmente implantar un Nuevo Orden Mundial.

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