Desde hace
dos noches estamos asistiendo a como en Barcelona se desarrolla algo que no es sino
un ensayo general de la guerrilla
urbana sobre la que se asentaría la guerra revolucionaria, siendo los sucesos
que presenciamos tan solo un paso más de una estrategia que se ha venido
desarrollando en la ciudad condal desde
hace meses e incluso años.
Barcelona se
ha convertido en la ciudad europea en la que tienen su base y campo de
operaciones los que se han dado en llamar antifascistas, “okupas” o
antisistema. Del mismo modo encontramos en la población barcelonesa una ingente
concentración de inmigrantes ilegales subsaharianos y de miembros de
comunidades islámicas radicalizadas.
Esta
heterogénea masa de individuos conforma la carne de cañón de la que se servirá
el sistema en el momento que considere oportuno para desatar una situación que
mueva a instaurar un control absoluto sobre toda la población.
A modo de falsa bandera, y sirviéndose de
ellos, el sistema creará una situación
de inseguridad y violencia generalizadas que moverá a que la población acepte
de buen gusto, e incluso exigirá, unas modificaciones legales restrictivas de
los derechos y un control policial tal que las libertades individuales se verán
reducidas a su mínima expresión. Todo esto estará por supuesto al servicio de
ese nuevo orden mundial que no tardará mucho en instaurarse a nivel planetario,
empezando por Europa y por los Estados Unidos.
Todos estos
individuos que creen luchar contra el sistema siguiendo unos supuestos
planteamientos antifascistas, anarquistas y anticapitalistas no son otra cosa
que meros títeres al servicio del
sistema financiero internacional y del gobierno mundial en la sombra a los que
dicen y creen combatir.
Parece que
no se dan cuenta, quizá por carecer de luces o debido a que su fanatismo les deslumbra, de que si el
Estado realmente quisiera acabar con sus vandálicas acciones y con las “okupaciones” que llevan a cabo terminarían con ambas en menos que canta un
gallo. Pero se les permite e inclusive se les incita a actuar ya que no sólo no
son un peligro sino que resultan útiles para los planes del Sistema.
Pero que no
se equivoquen tampoco los que como yo están preocupados por la Unidad Nacional,
pues lo que se dilucida tras todo esto no tiene que ver directamente con la
secesión de Cataluña, por mucho que así lo venda e incluso crean los peleles de
la C.U.P.
Ciertamente la destrucción de los
estados-nación y el acabar con la identidad de los pueblos en general y de los
europeos en particular resulta básico para instaurar el Nuevo Orden Mundial.
Para acabar
con la identidad de los pueblos nada resulta más útil que la multiculturalidad
y la mezcla racial. En el caso de Europa en general, pero muy en particular en
el de Cataluña, podemos observar que
paralelamente a la lucha política secesionista y a estos periódicos estallidos
de verdadera guerrilla urbana se están produciendo unos cada vez más violentos y menos reprimidos atentados contra la autoridad, guardia urbana
en general, por parte de los vendedores ilegales subsaharianos, manteros, los
cuales poco a poco se van haciendo con las calles y avenidas a la par que desde la competencia desleal que llevan a
cabo hacen que acaben en el paro no
pocos trabajadores.
Al igual que
señalamos cuando nos hemos referido a los vándalos que causan el caos en las
calles de Barcelona, en el caso de los
manteros constituyen, seguramente sin saberlo, otra fuerza de choque más
al servicio del Sistema.
Y lo es dado
que en el momento que la élite lo considere este grupo de inmigrantes
subsaharianos dedicados a la venta ambulante sumarán sus fuerzas a las de los
que más arriba nos hemos referido.
Los
inmigrantes ilegales subsaharianos van a ser fácilmente manipulables dado que
los actuales miembros del consistorio barcelonés toleran, con el consiguiente
efecto llamada que produce, la ilegalidad de la venta y han dado órdenes de que
los agentes municipales no actúen contra ellos. En el momento en el que se
quiera ponerlos en pie de guerra sólo habrá que aplicar un par de
veces la ley y poner en marcha a la guardia urbana.
Tanto
este grupo de inmigrantes ilegales como
el de los inmigrantes musulmanes, más o menos radicalizados, van a servir para
que una vez sean reconocidos como vecinos de Cataluña, incluso de forma
ilegal, obtengan derecho a votar y voten
en pro de la secesión de Cataluña con lo que estarán sirviendo tanto como fuerza de choque, grupo que rompa la
identidad nacional y colabore a disolver la Unidad Nacional.
Para acabar,
y resumiendo, lo que acontece en Barcelona y en otras capitales europeas no es
una mera expresión violenta o unos problemas de legalidad en la venta, todo
forma parte de una estrategia perfectamente hilvanada para lograr acabar con los Estados-nación con
la identidad y finalmente implantar un Nuevo Orden Mundial.
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