Es realmente
llamativo el hecho de que durante el periodo previo a que se lleven a cabo las
elecciones, especialmente si son generales o europeas, se dejen de producir esos saltos masivos de
la valla de Melilla a las que tan acostumbrados estamos a través de los medios
de comunicación.
Estos saltos
se suelen producir a lo largo de todo el año, muy especialmente durante la
primavera y el verano.
Pero como si
de un milagro se tratase estos saltos dejan de llevarse a cabo mientras se
desarrollan las campañas electorales, esto ocurre así pues de todos es sabido
que los inmigrantes subsaharianos respetan mucho estas fechas previas a las elecciones ya que toman en
consideración la importancia de este periodo y tratan de no importunar el
normal desarrollo de este periodo preparatorio
de la “fiesta de la democracia”.
Hemos de suponer que para los inmigrantes
ilegales los procesos electorales que se dan en nuestro país son sagrados, y que por tanto son más
importantes a la hora de intentar cruzar ilegalmente la frontera española que
las condiciones climáticas y el grado de vigilancia que puedan ejercer las
fuerzas de seguridad españolas o marroquíes.
En el
proceso electoral en el que estamos inmersos esta circunstancia se hace si cabe
más llamativa que durante otros, y lo es puesto que durante este se están dando unas condiciones
climáticas muy buenas que resultan sumamente favorables para que se lleven a
cabo los masivos saltos de la valla melillense o la llegada de pateras a las
costas del sur de la península.
Como suele
acontecer en todos los aspectos de la vida, y más si nos referimos a estos
niveles, las cosas no ocurren por casualidad ni tienen su origen en algún sortilegio
o encantamiento, sino que tienen una explicación sencilla aunque esta resulte
estar más o menos velada por la discreción o el secreto.
La actual
ausencia de saltos masivos de la valla melillense durante el periodo electoral
actual no ha sido la primera vez que ha acontecido.
En la
campaña electoral previa a las elecciones europeas del año 2014 fuimos testigos
de la ausencia tanto de saltos de la valla como de desembarcos masivos de
inmigrantes en pateras.
Los mentideros de la capital y no pocas
publicaciones digitales se hicieron eco de este hecho, dando una explicación a
tan extraña falta de actividad de los
inmigrantes para entrar en territorio
español.
En aquel
momento se comentó que el gobierno español había “donado” al gobierno marroquí
ocho millones de euros para que sus fuerzas de seguridad impidiesen que
inmigrantes se acercasen a las vallas de Melilla o que algún tipo de patera
saliese de territorio marroquí con destino a España.
En aquel
momento la razón fundamental que movió al gobierno español a realizar ese tipo de “presión” sobre el gobierno de
Marruecos fué evitar que el tema de la inmigración ilegal, y en especial el de
los subsaharianos que saltaban la valla de Melilla, pudiese favorecer los
resultados de los emergentes grupos patrióticos teniendo en cuenta la
importancia electoral que en Francia estaba alcanzando el Frente Nacional de
Marine Le Pen.
Pues si en
aquel momento las circunstancias justificaban, para las autoridades españolas,
la entrega de semejante cantidad de dinero a las autoridades marroquíes, en
este periodo electoral las razones son aún mayores. Y digo que para ellos son aún
mayor dado que debido a la denominada “crisis de los refugiados”
ha producido
en toda Europa, excepto en España, un resurgimiento de partidos y agrupaciones
patrióticas e identitarias que incluso les han llevado al poder en no pocas
naciones y regiones de la Unión Europea.
Siendo todo
esto así, es muy lógico pensar que a través de algún tipo de aportación
monetaria o concesión mercantil el gobierno español está presionando nuevamente al de Marruecos
para evitar imágenes o sucesos de saltos de la valla o de llegada de pateras
que puedan poner de manifiesto que la invasión, revestida de ola de refugiados,
que padece Europa también afecta a nuestra patria.
Es más,
sería muy probable que la misma Unión Europea estuviese presionando
a Marruecos mediante los tratados económicos y diversas concesiones que
con los alauíes tiene, el fin de estás presiones sería que el país norteafricano impidiese la llegada de
inmigrantes ilegales a la frontera española e imposibilitasen que abandonasen sus
costas en pateras. El fin último evitar que las asociaciones patriotas e identitarias despierten en los europeos su sentido de patria y de identidad.
Lo que está
ocurriendo, más bien lo que no está ocurriendo, tiene una finalidad que si se piensa
es más que clara.
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