Cada
día la “comunidad internacional”, presidida por los “impolutos y ejemplares”
EEUU, lanza a diestro y siniestro unos mensajes de indignación y horror por el
supuesto uso de armas químicas por parte
del régimen de Bashar Al-Assad, señalando que la comunidad internacional no
puede tolerar el uso, especialmente contra la población civil, de este tipo de
armas. Obama, el premio nobel de la paz, se destapa como el mayor de los defensores de la idea de que en este caso la respuesta militar se hace perentoria.
Quién
está a la cabeza de este griterío belicista es USA, que lo único que
hace es desarrollar excusas para derrocar el régimen sirio y de este modo tener
controlada la retaguardia de Irak ante el más que probable ataque de una coalición USA-OTAN contra Irán,
que es su verdadero propósito.
El ataque contra Irán, al igual que los
anteriores contra Libia, Irak y
Afganistán no los realiza EEUU sino obedeciendo como siempre las ordenes de sus
amos los sionistas del terrorista Estado de Israel y a esa otra ramificación
del poder judío que son las altas finanzas internacionales.
Lo
que ha de quedar diametralmente claro es que
si algo no puede hacer los Estados Unidos es erigirse en juez ejemplar y
acusar a nadie de haber usado armas
químicas, puesto que esta nación tiene un historial que moralmente le debería
impedir abrir la boca para criticar a cualquier otra nación en lo que hace
referencia al uso de armas químicas, y menos aún amenazar con ataques militares.
El
historial de los tan indignados EEUU por la supuesta utilización de armas
químicas por parte del ejercito sirio no es precisamente ejemplar, no le
permite dar lecciones de decencia a nadie.
Toda
una serie de episodios que ahora vamos a relatar, y que tratan de mantener
ocultos ante la opinión pública, tanto propia como internacional, les convierte
en unos hipócritas criminales.
Empezaremos por los más alejados en el tiempo y acabaremos con los más
cercanos, pero es preciso añadir a todos los hechos que vamos a relatar que la
gran cantidad de acciones de Israel con este mismo tipo de armas contra la
población civil palestina ha de ser añadidos, pues tras las acciones judías siempre se encuentra Estados Unidos,
bien con apoyo militar directo, por venta del armamento y sobre todo por el silencio complice y el apoyo que
le da al aplicar su derecho de veto en
la ONU para no ser condenado o recibir alguna resolución de condena por parte
del Consejo de Seguridad de esta organización.
Este
historial de la vergüenza se inicia con los bombardeos sobre gran parte de las
ciudades alemanas al final de la Segunda Guerra mundial, pero muy especialmente
en los realizados sobre las ciudades de Dresde y Amburgo.
En
estos bombardeos sobre poblaciones
indefensas y carentes de valor estratégico se vertieron toneladas
de bombas de incendiarias y de gasolina con fósforo, un primigenio napalm.
Estos
ataques se desarrollaron de modo conjunto entre las fuerzas aéreas
británicas (RAF) y las estadounidenses (USAF).
Los
bombardeos sobre Dresde se desarrollaron
desde entre el 13 y el 15 de Febrero de 1945 causando, según las
fuentes, entre 350000 y 500000 muertos,
población civil en su práctica totalidad.
El
siguiente episodio “heroico” lo realizó Estados Unidos también a finales de la
Segunda Guerra Mundial, pero esta vez contra la población civil japonesa, me
refiero por supuesto al lanzamiento de dos bombas atómicas contra las ciudades japonesas de Hiroshima
y Nagasaki., en Hiroshima el 5 de Agoto
de 1945 y sobre Nagasaki el 9 de Agosto
del mismo año. Las víctimas mortales, sumadas las de ambos bombardeos
nucleares, fueron 140000. Pero a esto hay que sumarle un incalculable número de personas afectadas por la radiación y los
nacidos en generaciones posteriores con
gravísimas malformaciones a causa de la radiación originada por las explosiones
nucleares.
Ya sabemos que las bombas atómicas no se consideran armas químicas, pero se han citado dado que su altísimo poder destructivo y las consecuencias que durante generaciones produce son ejemplo de lo poco que los EEUU pueden echar en cara nada a Siria como supuesta, y hago incapién en el supuesto, responsable del uso de armas químicas.
Ya sabemos que las bombas atómicas no se consideran armas químicas, pero se han citado dado que su altísimo poder destructivo y las consecuencias que durante generaciones produce son ejemplo de lo poco que los EEUU pueden echar en cara nada a Siria como supuesta, y hago incapién en el supuesto, responsable del uso de armas químicas.
En
los años 50, el Ejercito de los Estados
Unidos probó productos químicos en las
zonas pobres de San Luis, en su propio país aunque pueda sonar extraño.
Lo
que hizo el ejercito USA fue instalar en
las azoteas de edificios habitados
sopladores motorizados para
expandir sustancias químicas y/o nucleares en la zona, que era de la más
pobres del país y habitada en su gran mayoría por negros, el 70% de la
población tenía una población interior a 12 años.
Décadas
más tarde el gobierno norteamericano terminó reconociendo el hecho
señalado aunque sin especificar si había
o no material radioactivo entre las sustancias
rociadas sobre las viviendas y sus habitantes.
Otra
de sus “hazañas” la encontramos en la guerra de Vietnam, cuando entre los años
1962 y 1971 esparció sobre el país
asiático más de 20 millones de productos tóxicos, especialmente el
conocido agente naranja. El hecho es que
causó un sinfín de muertes entre la población civil y hasta hoy
continúan terribles malformaciones de
los que nacen. En la misma guerra de Vietnam el uso de napalm y de bombas de fósforo fue practica ordinaria por parte del bando
norteamericano con lo que acarreó tanto
para población vietnamita, tanto militar
como civil.
En
el año 2003 se vio envuelta por toneladas de uranio empobrecido procedente de
la munición utilizada por las fuerzas
norteamericanas, causando daños genéticos en los bebes que nacieron después , y
daños que aún no han sido estudiados.
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