La Unión
Europea, lejos de ayudarnos, nos exige el cumplimiento de eso que el gobierno afirmó que llevaría a
cabo. Los tecnócratas de Bruselas supuestamente no imponen nada, pero de hecho
lo hacen ya que las medidas que el “soberano e independiente” Estado español se propuso llevar a cabo no buscaban otra cosa que combatir
el déficit en lugar del paro, tal y como marcaban desde la UE.
Los
representantes europeos, Alemania y Francia
principalmente, a través del Banco Central Europeo, ahora dicen querer combatir las desigualdades que se dan
en la sociedad española, y en gran medida son debidas a las políticas que impusieron.
Ahora bien,
la consecución de este supuesto objetivo
debe hacerse, según ellos, aplicando nuevamente las mismas medidas que se pusieron en marcha y
que tan desastrosos resultados tuvieron
sobre el empleo.
Se dice que
no estamos en una economía intervenida, ¿pero que nombre tiene que desde un parlamento distinto al nacional se señalen
las medidas que se han de aplicar?.
El que la
Unión Europea exija el cumplimiento de
las medidas que afirmó el gobierno español llevaría a cabo, no es como se
pretende hacernos creer, una muestra de respeto a nuestra soberanía y
libre elección puesto que esas medidas
no fueron otra cosa que imposiciones de esos mismos que ahora exigen su cumplimiento.
No hay que
perder de vista que cuando una nación-estado entra a formar parte de una
entidad supranacional como era la Comunidad Económica Europea, actual Unión
Europea, se desprende de su soberanía
económica al dejar de lado su Banco Central
y con él la capacidad de poder llevar adelante una política económica de devaluaciones, producción de dinero, deuda aceptable, inyección de
dinero público. etc.
Todo esto
pasa a ser decisión de esa entidad supranacional dominada en este caso por un
banco central, el BCE, que domina el eje Franco-Alemán y las grandes
corporaciones financieras.
De este
modo, la problemática propia del Estado-nación que entra a formar parte de la
entidad supranacional pasa a un segunda plano, ya que la política común
puede incluso ser contraindicada para la
solución de sus dificultades.
Esta cesión
de soberanía económica lo es también política. España ha dejado de tener una base de empresas públicas que le permitan desarrollar una política productiva y no meramente especulativa.
El INI ha dejado de existir, empresas como AENA, REPSOL, ENAGAS, IBERIA, RENFE, ENDESA TELEFÓNICA y otras han sido privatizadas, mientras que las empresas de otros muchos sectores
fueron hundidas en la famosa y terrible
reconversión industrial. Todo ello
impide que nuestra economía tenga el potencial competitivo de antaño.
De esta
forma las únicas entidades importantes que tienen futuro , permitiendo a través de la usura y las "inyecciones" obtener beneficios, son
las entidades financieras y especulativas.Estas entidades, al contrario que ocurre con los estados, son las únicas que pueden recibir fondos del Banco Central Europeo con los que luego compran deuda soberana obteniendo grandes beneficios. Eso sí,sin que luego se vean obligadas a que estas ayudas estatales y comunitarias repercutan a través de créditos a los particulares y a las Pymes. para de esta forma reactivar la economía y crear empleo.
La economía
nacional ha sido obligada a desregularizarse
con la única finalidad de
favorecer a una oligarquía financiera especulativa que no aporta nada a
la economía nacional.
Nuestra
producción, tanto industrial como agrícola, es impuesta desde Europa, estando sujeta a la conveniencia
de la política que esta desarrolle. No
pudiendo el gobierno, supuestamente
independiente y soberano, llevar adelante una política financiera autónoma.
En román
paladino: España lleva tiempo intervenida de facto aunque de iure no lo esté.
Las
entidades supranacionales no son otra
cosa que esclavitud de la política más
próxima al ciudadano y un paso hacía la
desaparición de los Estados-nación en favor de los intereses transnacionales de los emporios financieros.
La defensa de los intereses de los Estados-nación y de su soberanía así como del ciudadano es la única solución ante la tiranía de las finanzas internacionales y del poder mundialista.
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