En
la práctica totalidad de la sociedad postmoderna se ha aceptado como verdad irrefutable
algo que no pasa de ser un mito, una
ideación de la que los movimientos feministas y aquellos que defienden
un modelo alternativo de organización social y familiar se sirven.
Me estoy refiriendo a eso que se ha dado en llamar matriarcado.
Esta
elucubración como realidad es algo
inexistente en la actualidad en ninguna sociedad conocida, por muy
primitiva que esta sea, incluidas las de
Oceanía a las que tanto se acude para justificar su supuesta existencia.
De
modo interesado al exponerlo y de
manera acrítica, equívoco o interesado también a la hora de aceptarlo se confunden lo que
sería el matriarcado, que ni existe ni nunca ha existido, con la matrilineidad
que efectivamente si se encuentra en
algunas culturas actuales y que ha podido darse en la antigüedad, pero que nada
tiene que ver con la autoridad femenina
en el núcleo familiar o en la organización social.
Es
fundamental circunscribir de un
modo claro los papeles que influyen en el
patriarcado y el que se da en la
matrilienidad.
La
diferencia no aparece tanto en el sexo cuanto en la autoridad.
En
todas las sociedades conocidas hasta la actualidad, repito que incluidas las
más primitivas, tanto la autoridad
doméstica como la autoridad jurídica es
asignada siempre al varón.
En
la inmensa mayoría de las sociedades matrilineales la familia constituye un
grupo doméstico, de lo que se deriva un conflicto entre la autoridad doméstica
del padre y la autoridad jurídica del jefe del linaje, que es normalmente
ostentado por un hermano de la madre.
Es
decir lo que se establece en la sociedad o familia matrilineal no es tanto que la madre ostente el poder o la capacidad de decisión cuanto que el linaje o descendencia se marque por la rama femenina tomando como autoridad jurídica la del hermano de la madre,
aunque la autoridad doméstica se encuentre en el padre.
Toda
esta información procede del Manual “Introducción a la antropología social” del
antropólogo británico Lucy Mair.
Con
estas nociones ha de quedar plenamente
desmontado ese edificio que se levanta sobre
la mentira de una supuesta originaria y básica sociedad matriarcal.
Te invito a que leas:
ResponderEliminarhttp://soliobrera.cnt.es/secciones/feminismo/609-documental-el-reino-de-las-mujeres-los-mosuo-la-ultima-sociedad-matriarcal.html
O que te informes sobre la cueva de albuñol, por ejemplo, donde el cadáver de una mujer (o supuesta jefa) fue encontrado rodeado de 14 cadáveres masculinos sacrificados para acompañar a la señora en su muerte. Cuando encontramos que un gran jefe o señor fue enterrado con su séquito de mujeres, afirmamos que la sociedad seguía un patriarcado. ¿Por qué no hacemos lo mismo en el caso de las mujeres?
De nuevo pienso que se confunde lo que es el matriarcado con la matrilineidad. El que la identificación del sujeto se lleve a cabo mediante el apellido de la mujer y que de esto derivasen cuestiones tales como el cuidado de los hijos, la residencia del varón en la casa de la madre o cuestiones de este tipo no se refieren para nada al matriarcado o a que el poder lo ejerzan las mujeres, cuestión esta que no se da por nada de todo esto. Y respecto a que se encontrasen hombres enterrados junto a una mujer tampoco hace referencia al poder de ella, más bien al hecho de una especie de idealización de la mujer que roza la idolatración como en la Edad Media, y desde luego no significaba que "mandasen".
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