sábado, 18 de agosto de 2012

Sudáfrica y la matanza.

                                                                       

                                                                       


Ayer unas imágenes procedentes de Sudáfrica en las que un grupo de policías   utilizando armas automáticas, fusiles ametralladores en su mayoría, acababan con la vida de cerca de treinta  mineros  en huelga, nos  sobrecogieron a todos aquellos  que las vimos.

Sin entrar a considerar el hecho de que  los mineros estuvieran armados con grandes armas blancas y que cargasen agresivamente   contra los policías o que en las semanas anteriores  en incidentes entre mineros huelguistas hubiesen muerto asesinados  siete  personas, dos de ellas policías,


                                              
 nos vamos a referir al hecho de que tal masacre no haya sido motivo para que el Consejo de Seguridad de la ONU, la Unión Europea o el Consejo de Estado  USA se reuniesen o emitiesen  comunicado de protesta alguno.

La pregunta surge de un modo prácticamente automático para cualquier sujeto medianamente informado y con un mínimo de interés por las razones que mueven la política internacional: 
¿Cuál es la razón por la que el régimen del Aparheid  fue   boicoteado durante dos décadas, llegandose al punto de no permitir que deportistas acudiesen a competiciones que se celebrasen en Sudáfrica y a que los deportistas de nacionalidad sudafricana fuesen excluidos de toda competición internacional o a que este país sufriese un embarga total, amén de arias condenas internacionales  de las Naciones Unidas. Y que ante el caso de la matanza referida ninguna protesta, siquiera un comunicado, haya sido hecha pública?.


                                          

No sé si en todo esto ha podido influir el hecho de que fuese un gobierno blanco el que dirigiese el régimen anterior y que el actual, bajo el que se ha llevado a cabo la matanza, lo sea negro.


                                               
Sólo es necesario echar un vistazo general de las imágenes para ver como la práctica totalidad de los policías  que actuaron y especialmente los que dispararon eran de raza negra, siendo el que dio la orden de alto el fuego un oficial blanco.


                                            

Todo esto pone de manifiesto que  cuando se habla de racismo exclusivamente se habla de  desprecio, minusvaloración política o actuación violenta de blancos contra negros, lo demás no entra en esa denominación de racismo.

En África existe entre los mismos negros un fuerte componente racista entre  tribus o etnias distintas, cuestión que los que se denominan antirracistas suelen pasar por alto. Recuérdese el genocidio habido entre Hutus y Tutsis donde fueron asesinados más de  dos millones de personas (Los hutus en el poder y mayoritarios trataron de exterminar  a la etinia tutsi).


                                            
Y es que  parece que decir antiracista fuese decir antiblanco, ya que  es precisamente el color de la piel lo que  parece dar marchamo de  racismo a las actuaciones. Una misma acción llevada a cabo por un blanco es considerada de distinta forma a si esta es llevada a cabo por un negro.

                                               
                                                   
Y resulta muy significativo, a la par que contradictorio, que aquellos que dicen que las razas no existen sean los que  consideran  racistas los ataques o  desigualdades  entre blancos y negros y no lo consideren racistas cuando  esto ocurre entre negros.


                                           

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