Esta pregunta puede parecer un mero juego
de palabras, pero tras ella se esconde un verdadero problema, que lo será aún
mayor en los próximos años y décadas al continuar aumentando en nuestra sociedad la esperanza
de vida de la población (de una esperanza de vida de 33,9 años en hombres y 35,7 en las mujeres en 1900 hemos
pasado a tenerla en 1990 de73,4 en
hombres y 80,5 en mujeres, o sea más del doble en sólo 90 años).
Este
aumento de la esperanza de vida es de
por sí algo muy bueno puesto que estamos
consiguiendo dar más años a la vida. Ahora bien,¿ paralelamente estamos dotando
a nuestros mayores de más vida a los años o simplemente estamos consiguiendo
que los últimos años de sus vidas se convierta en un vegetar obligándoles
además a vivir fuera de lo que fue su ambiente familiar y social?.
Una de las mejores maneras de
plantear los últimos años del mayor es mantenerle en lo posible dentro del
entorno social en el cual vivió evitando
su ingreso en instituciones geriátricas
que rompan sus vínculos y produzcan la cronificación de síntomas que
pueden aparecer con la edad.
El
mayor que se ve sometido a un ambiente novedoso que además le mantiene como ser pasivo mero receptor de
cuidados, termina por caer en la depresión y el abandono.
Es
así que la mejor situación mientras esto sea posible es mantenerlos en su mismo
ambiente, cercano a familiares y amigos y lo más activos posible para continuar
así sintiéndose dueños de sus vidas.
Ahora
bien, mantener los ancianos en sus casas o en la de familiares no debe
convertirse en una regla inalterable, puesto que hay que tener en cuenta las situaaciónes
de invalidez y aquellas en las que el grado de dependencia requieren de un
ingreso.
Para
todos los casos en los que los ancianos permanecen en su hogar, conviviendo con
su cónyuge o se trasladen a vivir con
sus hijos , cosa esta que en España es todavía
común (pues la familia continua teniendo un peso que en los países no
latinos parece haberse perdido ).
Dentro de este cuidado que los
ancianos dependientes reciben gracias a la ayuda de otros, aparece la
problemática que este artículo quiere poner de relieve.
Ya que aquellos que se encargan por razón de
su cercanía familiar o social del cuidado de los mayores se encuentran con que
este cuidado les absorbe cantidad
ingente de esfuerzo y tiempo, impidiéndoles poder llevar una vida laboral y
social normal así como mantener una vida
minimaménte satisfactoria. La sociedad en su conjunto y las administraciones en
particular debieran tomar en
consideración que los que se encargan del cuidado de sus mayores, además de
estar cumpliendo un papel humano inestimable al cuidar y dar cariño a sus
mayores, cumplen un papel social que resulta económicamente muy importante.
Económicamente estos cuidadores ahorran al erario público una cantidad ingente
de dinero que de otro modo se tendrían que invertir en residencias y servicios
sociales.
Entre los servicios que la comunidad se ahorra
hay que incluir el funcionamiento generalizado de los servicios de ayuda a
domicilio en pequeñas poblaciones y comunidades que no pueden o quieren
ponerlos en marcha debido a la inversión que precisa
Pero
no hay que echar las campanas al vuelo como si el cuidado de los ancianos en el
ámbito familiar permitiese olvidarnos de esa parte de la población, ya que sin
una intervención adicional se plantean otros problemas muy serios.
Ya antes hice referencia al coste
humano, social y laboral que resulta de dedicarse al cuidado de un anciano
dependiente , y si la sociedad a través de la administración no arbitra las
medidas necesarias, estará creando dos tipos de problemas:
Por
un lado aparecerán como consecuencia de la dedicación ( que suele ser de
entrega total) al cuidado de sus mayores problemas emocionales y familiares así como problemas psicológicos
fruto de tensiones emocionales, situaciones de ansiedade y problemas laborales
al no poder ni rendir adecuadamente e incluso veces por el abandono del puesto
de trabajo para poder dedicarse a su labor de cuidador. Como se puede ver, la
falta de asistencia al que cuida al dependiente puede dar lugar a que surja una
nueva persona que precise de cuidado médico, este primer problema lleva a que
la sanidad deba encargarse además de nuevos enfermos.
Por otro lado, los problemas que sufrirá el
cuidador repercutirán en los cuidados que reciba el anciano que pasarán a ser
de peor calidad aunque la persona encargada intente que esto no sea así. Esto
tendrá como consecuencia que gran parte de esos mayores dejarán de estar en sus
hogares o cuidados por sus próximos para
intentar lograr una plaza en algún centro, lo que provocará al Estado una
inversión muy fuerte.
Todo esto nos lleva a que tanto por
razones humanas( para mejorar los
últimos años de vida del anciano, que mejoren las relaciones familiares, los
lazos sociales e incluso la salud de los que se encargan de su cuidado) como
por otras razonas meramente económicas es necesario que se arbitren medidas a favor de todos estos aspectos del cuidado
de los cuidadores.
Las
medidas deberían fijarse en dotar al cuidador de tiempo para su propia
individualidad , lo cual le permitiría
mantener sus relaciones sociales, evitar muchas crisis familiares y
evitar que caiga en presione excesivas que le puedan hacer enfermar Esto se
podría lograr desarrollando un número
adecuado de Centros de Día donde pueda
permanecer el anciano relacionándose con otras personas de su edad y recibiendo cuidados médicos mientras la
familia y el cuidador puede disponer de un tiempo para desarrollarse.
Crear
puntos de encuentro entre cuidadores en situaciones parecidas donde comunicar y
recibir apoyo emocional y consejos
prácticos Los ayuntamientos deberían
considerar como una cuestión prioritaria el desarrollar o aumentar,
según el caso, los servicios de ayuda a domicilio que permitan al anciano que
necesite debería ser también prioritario. También es muy importante la
recuperación o mantenimiento de las relaciones sociales del cuidador, para lo
cual deberían formarse grupos de autoayuda de personas entregadas al cuidado de
sus mayores, sintiéndose así más
normales y no caer tan fácilmente en depresiones compartiendo
situaciones similares y conociendo a otros en situaciones similares.
Y
por último, y no por ello lo menos
importante, hay que fomentar el reconocimiento y soporte familiar hacia el
trabajo y el esfuerzo que realizan estas personas. Esto se sobre todo se
mostrará efectivamente, pero la administración podrá contribuir, con las
ventajas vitales y económicas aportando ayudas de tipo económico que incentiven
el cuidado recurriendo incluso a salarios.
Pero
la desgraciada y crítica situación económica
por la que atraviesa España impide todo lo hasta ahora señalado, es más muchos
ancianos dependientes son retirados de las Residencias geriátricaslas que se encontraban para que el dinero de la jubilación
del abuelo-a sirva para que puedan vivir los
hijos y nietos que a causa del desempleo galopante carecen dinero para
pagar la hipoteca del piso e incluso para poder comer.
´
Pese
a todo esto lo que si ha de hacerse es
que aquel que cuida tenga momentos propios que sirvan como descanso
psicológico y que se junte con familiares
y/o amigos de manera lo más continua posible para comentar su problemática.
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