En el siglo XI nos encontramos con que la Reconquista había alcanzado un grado de avance en lo que hace referencia a nuestra región que esta había empezado a ser recuperada, de hecho la franja norte de la provincia de Cáceres formaba ya parte del reino de León. Es en esta situación en la que se dan las primeras apariciones templarias entre nosotros.
Esta se da a partir del año 1166, año a partir del cual el Tajo se convirtió en frontera natural con el ocupante musulmán,
la Orden del Temple se implica de lleno en la Reconquista, en esta implicación obtendrá en la toma de Alcántara su más alto logro guerrero.
Esta victoria militar tendrá para la Orden consecuencias que serán sumamente positivas, ya que a modo de reconocimiento, y buscando una manera de implicar definitivamente a los templarios en la defensa de esa zona de frontera que era la Trasirra leonesa, el rey Fernando II
les donará, además de localidades que enseguida veremos, las tierras comprendidas entre los ríos Gata y Alagón.
Las tierras incluidas entre estos dos ríos son una zona de unos treinta kilómetros de ancho por unos veinte de largo. En la actualidad en esta amplia franja de terreno encontramos a poblaciones como Moraleja, Perales del puerto, Montehermoso, Casillas de Coria, Casas de Don Gomez, Puebla de Argeme al igual que Coria y Santibáñez el Alto. Estas dos últimas poblaciones fueron cedidas por el rey leones al Temple.
Junto a esas tierras señaladas y todas las fortalezas en ellas existentes el rey leones completó las cesiones con Portezuelo y su fortaleza.
Más adelante, cuando Felipe XI dona a la Orden de San Julián los lugares de Portezuelo y Santibáñez el Alto, que como recordamos estaban en manos templarias por donación de Fernando II, aquellos inician pleitos puesto que no están dispuesto a perder enclaves tan estratégicos militarmente como rentables. Tras arduos tiras y aflojas, el 29 de Abril de 1211 se llega a un entente entre el representante del Temple y el rey Alfonso IX.
Este entendimiento tiene por resultado que la Orden templaria renuncia a esos enclaves estratégicos, y a cambio , el rey les restituye enclaves que anteriormente les había tomado (Algodor y Alacañiz , pero además les devuelve la villa de Ponferrada con su portazgo).
Hay una ciudad situada a orillas del rio Alagón y que ha sido el máximo bastión de la orden templaria en toda la zona extremeña que antes formaba la trasierra leonesa, por supuesto nos estamos refiriendo a la población de Coria.
Fernando II dona en 1162 al arzobispo de Santiago la ciudad, y más adelante el mismo rey en 1168 firma en Alcántara una permuta por la cual entrega al arzobispo la iglesia de Caldas y cinco más a cambio de que le devuelva la ciudad de Coria. La donación de Coria se explica entre cosas por la inexistencia de órdenes militares autóctonas.
Lo cierto es que el monarca se había adelantado a los acontecimientos y había donado a los templarios la susodicha ciudad. La intención de esta donación no era otra que implicar a estos en la lucha contra el Islam español al ofrecerles la importante fortaleza que se encontraba en primera línea de combate.
Poco más de una década después de la donación, en 1174, los almohades realizan un ataque sobre la zona que va a disminuir en gran medida la influencia del Temple en la zona. En esta incursión los templarios pierden casi todas sus posesiones, Coria se salva y permanece en manos templarias.
Coria, debido a su estratégica posición resultó un importante centro templario, sobre todo militarmente a la hora de controlar una zona de fortalezas que permitían cubrir al reino leones de los ataques sarracenos.
Aunque lo cierto es que a partir de 1176 existe un silencio en las fuentes a la hora de señalar la presencia templaria en la ciudad.
El final de la presencia templaria en Coria se vio marcada por el hecho de ser tan importante para la defensa de la Trasierra puesto que el avance cristiano había alejado bastante el peligro resultante de la cercanía del enemigo musulmán como por el aumento de la importancia de las órdenes militares autóctonas como la de Alcántara.
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