En estos momentos se me plantea, al igual que supongo que le ocurre a otras muchas personas, una problemática que surge de la huelga general convocada para el 29 de este mes de Marzo.
La citada huelga me coloca en una situación nada sencilla de solventar desde el momento que encuentro fuertes razones tanto para secundarla como para no hacerlo, y debido a que las razones a favor como en contra tienen un peso específico considerable.
Por un lado me encuentro con que la reforma laboral que el actual ejecutivo ha aprobado, y que con toda seguridad será convalidado en el Congreso dada la mayoría absoluta que el Partido Popular tiene, es un verdadero despropósito, un ataque frontal a los derechos de los trabajadores, es una reforma tan regresiva que me hace plantearme muy seriamente secundarla.
Los aspectos relacionados con la consideración de un despido como procedente cuando el absentismo laboral, aún cuando las ausencias hayan sido debidas a situaciones de enfermedad debidamente certificadas, si estas superan el 20% de la jornada mensual, la reducción de la indemnización en función del tiempo cotizado, la posibilidad de despedir de un modo considerado procedente en función de que una empresa baje sus ventas o servicios durante tres meses seguidos o cuando se suponga tal posibilidad, así como la eventualidad de que un empresario pueda despedir a un trabajador si este no acepta un cambio en su remuneración, horario o destino y el despido se considere procedente, me llevan a considerar que la participación en la huelga es más que necesaria y veo mi intervención en ella no sólo justificada si no incluso obligatoria si se tiene un mínimo de sensibilidad social.
Es más creo que con esa participación mostraría mi oposición al sistema capitalista y a esta ofensiva que ahora desarrollan las finanzas internacionales, así como a la avaricia de los bancos.
Por otro lado veo también una serie de razones que me mueven a no seguir esta convocatoria de huelga. Cuando hablo de razones que por el contrario me empujan a trabajar ese día y no secundar la huelga me estoy refiriendo a cuestiones relacionadas con los convocantes y con la oportunidad de la misma.
Los sindicatos convocantes (CCOO y UGT) no llevaron a cabo huelga general ni protesta nacional alguna para rechazar y oponerse a la política económica y a la gestión de la crisis que el ejecutivo anterior desarrollaba y que estaba dando lugar a un incremento intolerable de la población desempleada. Pero claro los anteriores gobernantes eran de su misma cuerda ideológica y además las ayudas y subvenciones que recibían compraban su silencio y pasividad.
Es decir nos encontramos ante una huelga plenamente política, que utiliza la crítica a la reforma laboral como banderín de enganche.
Además de las innegables y justificadas causas relacionadas con la reforma laboral, se dan otras que son meramente ideológicas de buscan enfrentarse con un gobierno de derechas, como hemos visto, en el caso de un gobierno de izquierdas como fue el PSOE no actuaron aunque el desempleo se disparó hasta alcanzar cotas realmente inaceptables.
Pero en la reforma laboral que se critica aparecen una serie de medidas que acaban con una serie de privilegios económicos que aportaban una ingente cantidad de dinero a estos sindicatos llamados mayoritarios que en el fondo no son otra cosa que parte del sistema.
-Se acaba con la financiación de estos sindicatos por medio de dinero procedente de los Presupuestos Generales del Estado, de modo que los sindicatos se financiaban por medio de dinero público en lugar mediante las cuotas de sus afiliados.
-Los sindicatos dejan de ser los encargados de impartir los cursos de formación para los miembros de las empresas y para los desempleados, con lo que una suculenta y nada despreciable fuente de ingresos, se cifra en unos 1300 millones de euros lo que a través de este sistema ingresaban en sus arcas.
-Se rebaja de un modo sustancial el número de sindicalistas que como liberados viven recibiendo el sueldo de un trabajo que no realizan.
-Dejan de ser determinantes en la gestión de los ERES.
Entre otras prebendas que perderían.
Es así que desde mi punto de vista estaríamos en parte al menos ante una huelga política marcada por mantener los privilegios y prebendas de los sindicatos convocantes.
Cuestiones estas que me llevan a negarme a entrar en ese juego y por tanto a seguir la huelga general.
Pero por otra parte, y tal como al principio señalé, se da a mi entender otro factor que me frena , tal factor se refiere al modo en que una huelga general pudiera afectar negativamente a la economía nacional en una época de grave crisis económica.
En definitiva, que no tengo nada clara cual va a ser la postura que voy a tomar respecto a la huelga general convocada, y es que hay razones muy similares en importancia tanto en el sentido de parar como de no hacerlo.
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