Hay un término
que en la actualidad se utiliza de manera no sólo distinta a la que corresponde
a su significado sino de modo opuesto al mismo.
Se me objetará, y no sin razón, que este hecho
no resulta nada extraño en una sociedad como la actual, una sociedad sumergida
en la incultura y que parece dedicarse a dar patadas al diccionario.
Ahora bien, Lo que hace distinto y digno de mención
el caso al que nos referimos es que esta incongruencia de atribuir un significado similar a dos significantes distintos da lugar a una serie de equívocos periodísticos, políticos e incluso legales que muy raramente se dan en otros casos.
Concretando señalaré
que a nivel popular, periodístico e incluso legal presentar términos
verdaderamente antitéticos como son semita e israelí o judío como sinónimos
cuando menos resulta equívoco.
Las
consecuencias de esta falsa identificación, a todas luces provocada, da lugar a
muchas más consecuencias de lo que en principio se pudiera pensar, y es que de
esta manera quedaría plenamente justificada ante la opinión pública
internacional la ocupación de Palestina por parte de Israel en 1947 y la
consiguiente expulsión de sus habitantes, ellos sí verdaderos semitas.
Y es que identificar a los actuales judíos y al Estado de Israel como semitas es, aparte de una tremenda falacia, presentar a estos usurpadores como herederos históricos de Palestina.
Y es que identificar a los actuales judíos y al Estado de Israel como semitas es, aparte de una tremenda falacia, presentar a estos usurpadores como herederos históricos de Palestina.
De la misma manera
estos judíos jázaros pasarían a ser considerados descendientes del “pueblo elegido”,
pasando de esta forma a recibir el apoyo político y militar de los que podemos denominar
“cristianos sionistas”, grupo constituido en su práctica totalidad por miembros
de iglesias norteamericanas derivadas del luteranismo o calvinismo a saber,
episcopalianos, redentoristas, evangelistas, etc.
Y dada la
fuerza electoral y por tanto influencia política de estos grupos hacen que
unidos al poder del poder del lobby judío, en Estados Unidos de Norteamérica
sea el Estado de Israel pase a ser el que determine la política de la
Secretaría de Estado y con ella la política exterior de la potencia
norteamericana.
Es en este
momento en el que vamos a demostrar cómo ni los que actualmente se presentan
como judíos ni los habitantes del Estado de Israel son semitas ni descendientes
de los que originariamente conformaron el pueblo israelita. Para ello hemos de
comenzar haciendo referencia al reino de Khazaria, que en el siglo X se
encontraba situado entre el imperio bizantino y el califato abdasí por el sur,
el imperio ruso por el norte, el mar Caspio por el este y el Negro por el oeste,
es decir estaba situado en el norte del Caucaso.
Era un pueblo seminómada de lengua túrquica que conformó un gran poder comercial, basando parte de su economía en el asalto a caravanas y el tráfico de esclavos. El lplueblo que conformaba el reino Jázaro era originario de Asia Central habiendo algunos historiadores como el bizantino Prisco Panio que señalan su pasado húnico y que se habrían establecido en la zona antes señalada tras la muerte de Atila y la caída del imperio huno. Los jázaros conocieron tanto al cristianismo como al islam merced a su interacción con bizantinos y árabes, así como por sus tratos con mercaderes, pero no adoptaron ninguna de las dos religiones. Se mantuvieron en su religión de origen que era chamánica y panteísta con culto basado en sacrificios de sangre.
Era un pueblo seminómada de lengua túrquica que conformó un gran poder comercial, basando parte de su economía en el asalto a caravanas y el tráfico de esclavos. El lplueblo que conformaba el reino Jázaro era originario de Asia Central habiendo algunos historiadores como el bizantino Prisco Panio que señalan su pasado húnico y que se habrían establecido en la zona antes señalada tras la muerte de Atila y la caída del imperio huno. Los jázaros conocieron tanto al cristianismo como al islam merced a su interacción con bizantinos y árabes, así como por sus tratos con mercaderes, pero no adoptaron ninguna de las dos religiones. Se mantuvieron en su religión de origen que era chamánica y panteísta con culto basado en sacrificios de sangre.
Sea por
imposición de los reinos e imperios que les rodeaban y les dieron a elegir
entre convertirse al cristianismo, al islam o al judaismo, debido a que
sus vecinos se veían acosados por sus
prácticas al asaltar sus caravanas y a la inseguridad que creaban al hacerse
con súbditos de sus reinos para conseguir personas para el tráfico de esclavos
o sea debido la paulatina y generalizada extensión y establecimiento de colonos
de religión judía en el reino lo único cierto es que en el siglo IX Bulan rey de Khazaria se convirtió a la religión judía, y con él su pueblo, en
concreto se sometieron a las prácticas y
a la concepción del Talmud. Pero la concepción que el Talmud transmitía que los
pueblos gentiles (goyim) habían sido creados para servir a los judíos llevó a
que los jázaros, ya convertidos al Talmud emigrasen a Europa central y del este
así como al sur del imperio ruso. Estos son los denominados Ashkenazies o Askenazis.
Debido a su
gran capacidad comercial y a sus especiales dotes para la usura, debida sin duda
a la doble moral derivada de las enseñanzas del Talmud prosperaron en todas las
zonas de Europa en las que se establecieron tras escapar de Khazaria.
Esta fama
les convirtió en cobradores de impuestos del pueblo llano y prestamistas
usureros de burgueses y monarcas.
Como se comprenderá,
esto unido a la cantidad de dinero que atesoraron gracias al comercio y la usura
les llevó a ser mal vistos por la población en general y odiados por los
monarcas. Pero a todo esto hay que añadir la actitud displicente hacia los
cristianos y su cristanofobia derivada del Talmud.
Debido a su
riqueza, a su capacidad de jugar con la usura y a los negocios comerciales se
extendieron por toda Europa llegando en el siglo XVIII a saltar a América del
norte.
Conclusión
de todo esto es que los judíos actuales y los habitantes del Estado de Israel
para nada son semitas, son realmente europeos, como muy bien puede verse por el
aspecto físico e incluso como señalan los estudios genéticos hechos al
respecto.
La realidad
es que de semitas no tienen nada y semitas son los pobladores originarios de Palestina,
es decir los palestinos, con lo que podemos afirmar que los verdaderos
antisemitas son los israelíes ya que están masacrando al pueblo palestino.
Otra cosa es
que como ya apuntamos al comienzo del escrito la asimilación de judaísmo e Israel con
semitismo les sea de gran utilidad.
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