Cuando
se habla de la estrategia que siguen los independentistas catalanes para
alcanzar, Dios no lo permita, la secesión de Cataluña se pasa
por alto un aspecto a mi modo de ver fundamental.
Es
curioso que este aspecto no sea tomado en consideración y que ni siquiera sea comentado. El que no se
haga ni se tomen las medidas precisas para afrontarla más que curioso resulta extremadamente
peligroso.
Dado que
el asunto en el que se enmarca es lo suficientemente grave, este
silencio e ignorancia resultan culpables, pues no dudo de que es conocido por
las autoridades y señalado por los analistas de inteligencia, la actitud gubernativa se
puede tachar de traición a la Patria y a su Unidad.
Al
hablar de un elemento de la estrategia secesionista me estoy refiriendo a como
los secesionistas, y en especial el gobierno de la Comunidad Autónoma de
Cataluña, están recurriendo a la inmigración para inclinar hacia el derecho a decidir los resultados de un
más que hipotético referéndum, y lograr de este modo la aprobación nacional e
internacional del tan ansiado “Estado catalán”. Para lograrlo buscan que un gran número de inmigrantes, procedentes
especialmente de Marruecos, sean proclives a la creación al nacionalismo y a una Cataluña independiente.
Según
el padrón del año 2006 eran 188604 los
marroquíes inmigrantes que vivían en Cataluña (fuente: Observatorio de la
inmigración marroquí en Cataluña), aunque el número de estos actualmente ha
llegado a multiplicarse por dos.
La
política de la Generalidad para con los inmigrantes marroquíes busca lo que las
autoridades llaman integración , pero esa denominada integración no es otra cosa que convertirlos en
nacionalistas que apoyen que Cataluña se
convierta en un Estado.
En
el País de 17 de Marzo de 2012 se puede leer como CiU, que año años antes de la puesta en marcha de esta estrategia había realizado algunos desplantes hacia los
residentes musulmanes, pasó en este momento a multiplicar las
atenciones, y cuenta como representantes
de grupos nacionalistas se desplaza
a mezquitas para señalar las bondades
que la independencia tendría para la
comunidad de inmigrantes marroquíes.
Angel
Colom, secretario de Inmigración de CDC (Convergencia Democrática de Cataluña) repetía de forma machacona esta
idea en las mezquitas de Manresa y
Areyns, además de hacerlo también en el
barrio del Raval.
Colom
afirma que una Cataluña independiente aceptaría una doble nacionalidad catalana
y marroquí. Además señalaba que un Estado catalán podría proporcionarles un
mayor bienestar. Cosa esta que los inmigrantes marroquíes no podían dudar ya
que el 72% de las ayudas para viviendas
que concede la Generalidad son acaparadas por inmigrantes, la inmensa mayoría
marroquíes, mientras que sólo el 22 eran utilizadas por españoles.
En
el año 2000 30 000 inmigrantes afincados en Cataluña obtuvieron
la nacionalidad española, mientras otros miles la estaban tramitando. Ahora
bien, el hecho de tener la nacionalidad no es una cuestión imprescindible para
poder votar en el referéndum por el derecho a decidir ya que lo que se tendrá
en cuenta es que el votante viva en Cataluña, es decir que seguramente con el
mero empadronamiento será suficiente para poder ejercer el voto en la ilegal
consulta.
Para
atraer el voto inmigrante marroquí al independentismo y lograr así su de apoyo
en el referéndum que pretenden convocar el CDC, partido de Artur Mas, cuenta con la
fundación (Fundación Nuevos Catalanes) que dirige el arriba citado Colom.
Esta
asociación organizó una reunión en Barcelona de Mas con un centenar de
asociaciones de inmigrantes que firmaron un manifiesto de apoyo a que Cataluña
tuviese un Estado propio.
Según
señala el antropólogo Jordi Moreras “ se ,es dice (a los inmigrantes) que para
integrarse, para ser de verdad catalán tienen que ser independentistas”.
Para
profundizar en esta estrategia y aumentar el número de inmigrantes
marroquíes en Cataluña con vistas a un
futuro referéndum abrió en Casablanca
una oficina para la contratación de inmigrantes en origen. El entonces
consejero de trabajo, Antoni Fernández
Texeidó, señaló que el acuerdo buscaba
agilizar el papeleo al que los
inmigrantes se enfrentaban en la embajada.
En
el 2004 la Generalidad de Cataluña firmó unos acuerdos reservados con la cámara
de representantes de Marruecos para priorizar la inmigración marroquí a esa
región española.
El
interés por llevar a Cataluña inmigración
procedente de Marruecos, en detrimento de la procedente de
Hispanoamérica, se basa en que aquella
no conoce el idioma español y por fuerza ha de aprender el catalán para poder relacionarse, cosa que no
ocurriría de conocer previamente el español.
Hoy
en día viven en Cataluña alrededor
de 400 000 musulmanes y hay al menos 300 mezquitas y oratorios.
El
interés de los nacionalistas por atraerse a la comunidad marroquí en particular
y musulmana en general explica el porqué de que el Parlament no haya condenado
el conflicto del Sahara, no haya
prohibido el uso del burka o haya
subvencionado al Consejo Islámico de Cataluña con 100 000 euros.
La
Generalidad, a través de la Consejería de solidaridad y ciudadanía, y el
Gobierno de Marruecos, por medio de su delegado encargado de la comunidad
marroquí residente en el extranjero Mohamed Ameur, han suscrito en Febrero del
2010 un acuerdo para estrechar el
conocimiento mutuo y aumentar la inmigración.
Todos
estos acuerdos institucionales, conciertos y
desembolsos económicos ponen bien a las claras hasta que punto consideran prioritario el apoyo de la
comunidad de inmigrantes marroquíes para que pueda alcanzarse la secesión, cuyo
primer paso es realizar e imponerse en ese referéndum por el que tanto abogan.
Y
la consecución de la victoria en este referéndum resulta a sus ojos prioritaria,
dado que si se logra el triunfo del si, y más si es por una mayoría
significativa, cualquier medida que se tome contra una declaración unilateral
de independencia, será radicalmente rechazada por la “comunidad internacional”
pues verán en ella un ataque a la voluntad de un pueblo. ante una hipotética
declaración unilateral de independencia. En el caso catalán la cuestión se complica, puesto que el
término “nacionalidad” que aparece en el texto de la Constitución de 1978 remueve ese punto del derecho internacional que señala que cada Nación tiene derecho
a un Estado.
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