Los sucesos que se han desarrollado y desarrollan en Valencia y que lentamente se extienden a otras localidades de la geografía española no deben ser presentadas sin un análisis profundo, no pueden ser despachados con la facilona e injusta etiqueta de meros atentados contra el orden público dirigidos cpor la extrema izquierda y llevados a cabo por antisistemas, “perroflautas” y jóvenes manipulados.
Este análisis, además de pueril y miope pecaría de injusto.
Si lo que realmente pretendemos es entender mínimamente que es lo que está ocurriendo y no nos conformamos con explicaciones basada en prejuicios o en titulares sin otra base que el pensamiento movido por una imagen, deberemos de escarbar un poco para comprender que las cosas tienen su razón de ser y que en la mayoría de las ocasiones resultan tener una lógica que en la mayor parte de las ocasiones se pasa por alto.
Si a la hora de emitir un juicio no tomamos en consideración la realidad en la que se desarrollan los acontecimientos que pretendemos conocer, si no consideramos la situación global, económica y social especialmente, nunca alcanzaremos a tener un conocimiento que se acerque mínimamente a la realidad de las cosas.
En este caso, la realidad es que en nuestro país el desempleo afecta a más de 5000000 de personas y en 1300000 hogares ninguno de sus miembros está empleado con el riesgo de exclusión social que esta situación lleva aparejada. Nos encontramos con que el desempleo juvenil se acerca peligrosamente al 50% y las perspectivas laborales para la juventud no son sólo desalentadoras, simplemente no existen.
Refiriéndonos de nuevo a la situación que se ha producido y se desarrolla actualmente en tierras valencianas, la situación laboral de un futuro inexistente explica muchas cosas.
Ante este estado de cosas, caer en la simplista explicación de que todos los movimientos de protesta que se han venido dando: 15 M , indignados y ahora lo que acontece en Valencia son mero activismo de “perroflautas” manipulados y dirigidos por la extrema izquierda no pasa de ser un juicio tristemente simplificador.
Este juicio se basa en una realidad, que a este tipo de protestas tan solo acuden los despectivamente denominados “perroflautas” y miembros de la extrema izquierda amén de algunos miembros de movimientos antiglobalización. Ahora bien esta realidad lo único que hace es poner de manifiesto que el interés, o al menos su muestra pública, por los graves problemas sociales lo presentan exclusivamente estos grupos. El problema no está en que estos actúen si no que el resto sea pasivo.
Resulta triste que una época de la vida como es la adolescencia y juventud que debería estar movida por el inconformismo, por un idealismo activista y por las ganas de cambiar el mundo para mejor se halla reducido en la gran mayoría de los jóvenes actuales a una actitud egoísta sometida al consumismo y una superficialidad carente de toda actitud o pensamiento crítico.
Lo que desde luego no se puede es desde la pasividad criticar a aquellos que buscan alguna manera de combatir un estado de cosas claramente injusto.
Con respecto a la tan traída y llevada manipulación por parte de la extrema izquierda de todo este tipo de movilizaciones se derivarían unas conclusiones muy parecidas a las antes señaladas: si la derecha, la izquierda calificada de moderada y la sociedad en general no aporta cauces efectivos para luchar por la justicia social y exigir la abolición de los intereses que favorecen y mantienen el status quo actual , los jóvenes más implicados tomarán caminos que seguramente no aceptará el orden burgués.
Y es que es preciso convenir que la Justicia Social es un principio indispensable para una convivencia pacífica y prospera.
Me gustaría finalizar con una frase de Jose Antonio Primo de Rivera:
“Mientras millones de familias españolas vivan miserablemente, no puede ni debe haber paz en España”.
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