Ayer el Pleno
del Tribunal Supremo vino a señalar en un fallo que toda violencia que se ejerce contra la mujer en el ámbito
de la pareja o ex pareja, aunque esta se produzca dentro de una pelea física en
la que tanto el hombre como la mujer se agredan mutuamente e incluso en el caso en que esta pelea haya sido
iniciada por ella es considerada violencia de género, y el hombre será acusado.
De modo que el hombre en
estos casos será acusado por violencia de género y la mujer por violencia
familiar,
Esta
diferenciación que se ha establecido es a todas luces una injusticia, lleva aparejada unas consecuencias
absolutamente inaceptables., y es que las penas establecidas en el caso de la
violencia de género llevan aparejadas unas penas mucho mayores que las del delito de
violencia familiar, a lo que hay que sumar que en el caso de violencia de género se aplican de forma automática toda una serie de medidas contra el denunciado: medidas tales como la detención
inmediata, las órdenes de alejamiento o en casos de litigio en un divorcio la
privación de la patria potestad para el padre denunciado. Todo
ello por el mero hecho de haber sido acusado por una mujer y por ser hombre.
Esta
diferenciación marcada por el Tribunal Supremos rompe la igualdad al situar al
hombre de principio culpable y acaba con un principio tan básico como el de la
presunción de inocencia, ya que es este el que ha de demostrar su inocencia y
no la denunciante la que ha de probar su culpabilidad.
Mayor
gravedad que eo en el hecho antes señalado la encuentro en la falta de reacción
de la sociedad en general y especialmente por parte de la población masculina.
Una población que ante tamaño ataque a los más básicos principios de la
igualdad y la justicia permanece en silencio, una población que a fuerza de
convivir con esa injusticia termina por incorporar esos inicuos planteamientos
a su cosmovisión acerca del hombre y de la organización social.
De manera
que se termina viendo con normalidad que más de 400 hombres sean diariamente
detenidos por denuncias falsas sin que la policía encargada de llevar a cabo
tales detenciones pueda hacer otra cosa
puesto que han de seguir un protocolo que les obliga a detener al hombre
en cuanto una mujer presente una denuncia o le acuse de violencia de cualquier tipo, la
detención la han de llevar a cabo aunque no haya prueba alguna e incluso ante testimonios
de hijos o vecinos que exculpen al denunciado-acusado.
Estamos en
una sociedad absolutamente sometida a la dictadura del pensamiento
políticamente correcto, una sociedad de borregos con mente de esponja que se
pliega dócilmente, de modo cobarde diría yo, a los dictados que impone la progresía
liberal y que erróneamente identifica como evolución positiva todo lo que el
marxismo cultural va imponiendo.
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