Tengo
la impresión de que a la hora de analizar las versiones gubernamentales sobre
ciertos acontecimientos los árboles no nos dejan ver el bosque.
En cierto modo nos domina una suerte de
ingenua seguridad que nos pierde, lo cual nos convierte en víctimas
propiciatorias del poder en la sombra.
Esta
ingenuidad está permanentemente reforzada por el hecho de encontrar puntos
débiles y “errores” en la mayor parte de los acontecimientos de alcance
internacional. A su vez esto nos lleva a no considerar la posibilidad de que
estemos pudiendo ser objeto de manipulación.
Es así que al darnos pequeños y continuados
refuerzos, han hecho posible que seamos manipulados para de esta manera hacer más sencilla la estrategia del sionismo y sus palmeros.
Siendo así que sin apercibirnos de ello estando pasando a convertirnos en marionetas
que se mueven en la dirección que marcan esos “errores” que cometen los que
protagonizan los hechos que analizamos.
La experiencia nos ha empujado a pensar,
equivocadamente, que a través de descubrir y atar ciertos “cabos sueltos” vamos
a ser capaces de desentrañar las tramas ocultas que se esconden detrás de esas
versiones oficiales, versiones que encubren por ejemplo las acciones de falsa
bandera. Cuando lo más probable es que ocurra todo lo contrario, que esos cabos
sueltos sean dejados voluntariamente para llevarnos en una dirección opuesta a
la verdaderamente sustancial.
No hemos de hacer tanto incapie en si voluntariamente se dejó la documentación tras el atentado de París cuanto referirnos a lo que se consigue con el atentado, quién sale beneficiado. Como se busca acabar con la oposición de la población francesa a la intervención en Mali o en Libia y permitir un apoyo militar completo a los yankees y por tanto al sionismo.
No hemos de hacer tanto incapie en si voluntariamente se dejó la documentación tras el atentado de París cuanto referirnos a lo que se consigue con el atentado, quién sale beneficiado. Como se busca acabar con la oposición de la población francesa a la intervención en Mali o en Libia y permitir un apoyo militar completo a los yankees y por tanto al sionismo.
Cuando
al principio he hablado de que los árboles en ocasiones no nos permiten ver el bosque me
refería a que son muchas, demasiadas sin duda, las “negligencias” que
acompañan siempre a ciertos sucesos.
Estos
“descuidos” que nos permiten desenmascarar, o al menos poner en duda, las versiones que desde instancias oficiales
se ofrecen resultan en la mayoría de los casos extremadamente sospechosos. Y es que los errores que se producen o las pruebas que aparecen difícilmente se
pueden atribuir a la poca pericia de los intervinientes en los hechos que nos
ocupan o a la mera casualidad.
Ahora bien, el hecho de que se den estos “errores” de modo
involuntario no parece hacernos considerar la posibilidad de que nos
estén marcando un camino que nos aparte
de la verdad de los asuntos.
Empiezo
a sospechar que estamos siendo víctimas de esos mismos engaños que
supuestamente ponemos al descubierto.
Somos, sin quererlo ni saberlo, un engranaje más de esta manipulación universal
que busca esclavizar a la humanidad.
Nos
hemos convertido en el Pepito grillo que sirve como contrapunto a la opinión
borreguil general, la voz útil para mostrar que todo el mundo puede opinar,
incluso aquellos que tienen mentes
enfermas dirigidas por la conspiranoia, así nos presenta el Sistema. Es de esta forma que para el común de la
población queda demostrado que la libertad es respetada y mantenida por el Sistema.
Sin pretenderlo colaboramos para que esa
mayoría de mente de esponja se convenza de que el Sistema proporciona una libertad,inexistente, tras la que no se esconde conspiración ni plan alguno.
Mientras
que por un lado creemos que en el poder prácticamente omnímodo del Sistema, por otro nos convencemos de que
los esbirros que están a su servicio cometen errores de un calibre tal que
ningún ratero de poca monta podría cometer.
Quizá
la explicación la encontremos en una astuta y sibilina estrategia, se nos da
una información que nos coloca en la dirección equivocada, mientras tanto la
verdadera actuación se desarrolla ante nuestros ojos sin que nos apercibamos de
ello, entramos al trapo y parece que olvidamos las consecuencias que busca el atentado de falsa bandera y nos centramos en lo accesorio, en si se disparó realmente en la cabeza, si olvidaron el documento de identificación o si fue a propósito.
Los
líderes en la sombra no tienen preocupación alguna por la inmensa mayoría de la
población, con el gran hermano, el fútbol y los comentarios de la prensa rosa
los tienen ocupados. El mismo Sistema ha creado una masa acrítica que cree en
lo que dice la televisión y las agencias de prensa como si de la Biblia se
tratase.
Cuidado, no caigamos nosotros en la misma manipulación contentándonos con seguir la dirección de los, presuntamente involuntarios, errores que parecen aflorar en todos los eventos importantes.
Quizá estemos siendo manipulados por esos mismos que desde la sombra dirigen
los engranajes de la humanidad. Y lo que sería peor aún, estaríamos equivocando
a muchos, precisamente a las mentes críticas mas difícilmente manipulables.
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