viernes, 7 de marzo de 2014

La marcha negra.



                                                                             


Al igual que hizo en Noviembre de 1975 el entonces rey de Marruecos Hasán II, el actual Mohamed VI se sirve de la presión de masas de desarrapados para alcanzar objetivos y solventar contenciosos  , siempre a su favor claro.
Para Hasán II el objetivo era  hacerse con la entonces provincia española del Sahara Occidental.

                                                                     


En aquel ya lejano 1975, Hasán II utilizó 350.000 civiles marroquíes , pobres en su practica totalidad, y 25000 soldados para conformar la denominada “Marcha Verde”.
Lo que hizo el monarca fue aprovechar un momento de debilidad por el que atravesaba la política española, Franco estaba muy grave, y el hecho de que  la ONU había ratificado a través de la resolución 3458 B de 10 de Diciembre de 1975 los planes de las Naciones Unidas  para aplicar el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui.

El plan que había ideado y puesto en funcionamiento  Hasán II se desarrolló a la perfección  y finalmente alcanzó el objetivo que se había marcado, este no era otro que integrar  en Marruecos el Sahara español.

                                                          

En un primer momento el plan  estuvo a punto de descarrilar  por una decisión que tomó Franco,  ordenó  señalar claramente los límites fronterizos del  territorio del Sahara  y minarlos, desplegando detrás de estos campos minados tropas  con órdenes de entrar en combate si el territorio era invadido por esa masa de marroquíes. Entonces la Marcha Verde se detuvo a unos centenares de metros de la zona minada.
La situación permaneció así hasta que se llevaron a cabo los denominados Acuerdos de Madrid. Una semana más tarde, cuando el general Franco agonizaba y Juan Carlos I era Jefe de Estado en funciones, en una traidora y vergonzosa decisión, España cedió el tercio sur del territorio saharaui a Mauritania y los dos  tercios septentrionales a Marruecos.

No puedo evitar apostillar que esta decisión de Juan Carlos de Borbón fue una traición y un delito de lesa Patria al entregar al invasor una parte del territorio nacional, a los saharauis, ciudadanos españoles, dejándolos a los pies del expansionismo y totalitarismo marroquí.
Mauritania abandonó el territorio que le correspondió debido a la lucha del Frente Polisrio, pero Marruecos continúa ocupando militarmente la zona norte y parte de la zona sur que abandonó Mauritania.
A día de hoy la cuestión continúa sin resolverse puesto que para nada el pueblo saharaui se ha independizado y formado un estado propio.
Y el plan que elaboró la ONU para asegurar la celebración de un referéndum de autodeterminación, MINURSO, continúa en vía muerta sin ser aceptado por Marruecos.

En estos momentos, casi cuarenta años después, asistimos a como el hijo de quién organizó y llevó adelante la Marcha Verde, el actual rey de Marruecos Mohamed VI, está llevando a cabo una reedición de la Marcha Verde, que podríamos  denominar  Marcha Negra.

Esta Marcha Negra a la que en esta entrada  nos vamos a referir tiene grandes paralelismos con la Marcha Verde de la que más arriba hemos hablado, esperemos que estos parecidos no   se extiendan a lo que fue el resultado final, la cobarde y traidora entrega del territorio.


La primera coincidencia, estratégicamente escogida, se refiere a la elección de un momento, momento este en el que España está atravesando una situación de crisis general: económica, social, territorial, y sobre todo de perdida de  conciencia nacional en la inmensa mayoría de la población española.

Otro paralelismo  se encuentra en la finalidad que persigue  la acción  de Mohamed VI, en ambos casos es propósito es  hacerse con una parte del territorio español sobre el que pretenden tener soberanía. En el caso de la Marcha Verde se  trató del Sahara Occidental y en el de la actual Marcha Negra  es  hacerse con las ciudades españolas de Ceuta y Melilla.

                                                                 


                                                                  

A este paralelismo hemos de sumar que quién en estos momentos ostenta la Jefatura del Estado y el mando de las Fuerzas Armadas de España es el mismo que hace  apenas cuatro décadas entregó  a Marruecos, sin pegar un solo tiro en su defensa, una provincia española, llenando de oprobio y deshonor a toda la nación española y muy especialmente a un ejército  que deseaba entrar en combate antes que ceder un solo palmo de territorio patrio.

                                                                


El recurso a masas depauperadas como carne de cañón para llevar a cabo las silenciosas invasiones no es una mera casualidad.
Al igual que aconteció en el caso de la Marcha Verde, que acabó con la anexión del Sahara español, los que traspasan las fronteras del territorio que se pretende conseguir no son militares, ni siquiera  fuerzas de seguridad, los que  lo hacen son personas que llevadas necesitadas y convenientemente manipuladas son presentadas como inocentes seres desesperados. Previamente al desarrollo de tales acontecimientos esas personas son alentadas y engañadas.

                                                                     
En la Marcha Verde se jugó con la exacerbación  del sentimiento y se les prometió  alimento durante el tiempo que durase la marcha. En el caso de la actual Marcha Negra se ha publicitado en las zonas de origen la presencia de un paraíso  de riquezas y oportunidades si alcanzan Ceuta, Melilla o la Península,  para que de este modo, al ser civiles desarmados, puedan llevar a cabo la invasión sin que se desencadene una reacción proporcionada ala incursión que llevan a cabo.
Y esto es así dado que ni la opinión pública nacional ni la comunidad internacional aceptaría ni permitiría que se usasen medios expeditivos contra civiles desarmados, y más aún si se trata de  “gentes de color, negro, que escapan del hambre y sólo buscan una vida mejor”, y quién dude de lo que acabamos de señalar sólo tiene que recordar el monumental revuelo  y las injurias que se vertieron contra la Guardia Civil  tras morir ahogados una quincena de inmigrantes que de modo ilegal pretendían entrar en territorio español  a nado. Y eso que se dispararon sólo pelotas de goma al agua, no a ellos.
O las protestas de la oposición  y ONG´S por la presencia en lo alto de las vallas que protegen las fronteras de Melilla de las famosas “concertinas”.

                                                             

Con este tipo de invasiones cualquier defensa se hace imposible si las autoridades se mueven en el marco buenista de lo políticamente correcto.

Pero si a alguien le queda duda de la veracidad de todo lo que aquí se ha expuesto sólo tiene que hacerse las siguienes preguntas:

-¿Porqué vienen?

-¿Quién les ha dicho que en España encontrarán un futuro mejor y les esconde la realidad del paro y la pobreza que existe en España?

-¿Cómo o quién les guía  hasta la frontera de Ceuta o Melilla desde zonas subsaharianas tan alejadas?

-¿Quién les facilita la infraestructura para no morir  por inanición en el viaje y para no perderse durante el mismo?

-¿Cómo es que las autoridades marroquíes permiten la entrada y tránsito por su territorio, en dirección a Ceuta y Melilla  de tan ingente cantidad de inmigrantes ilegales?

¿Cómo esas mismas autoridades permiten a tan gran cantidad de personas  permanecer en las proximidades de las ciudades españolas, entre 15000 y 30000 según datos del CNI?

                                                              


Todas estas preguntas sólo pueden encontrar una respuesta adecuada considerando la colaboración  y participación de las autoridades  de Marruecos en un plan para llenar las ciudades españolas norteafricanas de subsaharianos, para expulsar a la población autóctona, llevar a que la población española en general a que considere un problema la españolidad de Ceuta y Melilla y opte por rendirlas ala dictadura alauita.


Estamos siendo invadidos, pacíficamente pero invadidos, y quién no lo vea así es porque  no quiere verlo. Y esos buenistas deberían fijarse  en como  las mafias que mueve el gobierno marroquí se aprovechan y llevan a la muerte a miles de subsaharianos, en lugar de hablar tanto de pelotas de goma o de concertinas.

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