lunes, 4 de junio de 2018

La toma de posesión sin Cruz ni Biblia.


                                                                                     




Cuando se produjo la toma de posesión del cargo de presidente del gobierno por parte de D. Pedro Sánchez en la Zarzuela, asistimos a la exteriorización de esa pérdida de identidad que España y Europa viene padeciendo, acudimos a un paso más de los miles que desde hace décadas se están dando en esta Europa liberal y vacía que nos ha tocado vivir.

                                                                    

 Todo esto comenzó hace más de trescientos años, pero ha sido a partir de la segunda mitad del siglo pasado cuando todo se ha acelerado de una manera que parece imparable.
 La pérdida de la identidad de España y de Europa, que es cristiana por mucho que pueda molestar a esos que desde su fanatismo ideológico confunden la realidad con sus deseos, es algo infinitamente más grave de lo que pudiera ser una debacle económica e incluso cultural. Y esto es así dado que cuando se acaba con la identidad espiritual de un pueblo se han socavado sus cimientos sobre el que se levanta el edificio que constituye la realidad nacional, con lo que esa destrucción de la identidad imposibilita que se pueda levantar cualquier tipo de sociedad, cultura o civilización que se sostenga sobre elementos que en la actualidad son considerados básicos como son la libertad, la igualdad en lo que se refiere a dignidad, la defensa del bien común y la consideración de la mujer como ser humano.
Es así que resultaría imposible levantar una sociedad basada en esos principios básicos para la mentalidad occidental, y esto es así dado que todos y cada uno de esos principios se sostienen , aunque muchos pretendan negarlo, en la cosmovisión que el cristianismo aportó y gracias a la cual se pudo romper con un pensamiento bárbaro  y oscuro que originaba una concepción del ser humano meramente instrumental susceptible de la voluntad de aquel que en cada momento detentase un poder legitimado por el abuso de la fuerza, por no hablar de la consideración de la mujer como un mero elemento carente de dignidad verdaderamente humana y de cualquier derecho.
Del mismo modo, el cuidado, la ayuda o el cuidaso hacia el otro no pasaría de ser igualmente instrumental a la par que sometido a la dignidad que le daría la pertenencia a tal o cual entidad política.

Pero esta concepción fue absolutamente trastocada desde el momento en que el ser humano pasó a ser visto como un ser creado a imagen y semejanza de Dios y por tanto dotado de una dignidad intrínseca.
                                                                       

 También varió la concepción meramente utilitarista de la mujer cuando una mujer, la Santísima Virgen María, es la madre del mismo Dios encarnado.

                                                            


Y por último las relaciones sociales de egoísmo, de enfrentamiento personal y de ausencia de preocupación por el bienestar del otro son sustituidas, gracias a las enseñanzas que Jesús trajo a la humanidad. Sin esa buena nueva toda la concepción occidental no se habría podido desarrollar.

Regresando al inicio nos referimos a como la toma de posesión de Pedro Sánchez fue una clara muestra de combate a la identidad de España, ya que al prescindir de la presencia de la Cruz y de la Biblia a la hora de jurar, prometer en este caso, el cargo de presidente del gobierno de España estaba rompiendo con la tradición y negando de hecho la misma identidad nacional.

Pero este hecho va mucho más allá de una mera expresión de aconfesionalidad, dado que de todos es conocido el interés mostrado por los políticos, liberales tanto de izquierda como de derecha, por el hecho de que los inmigrantes procedentes de otras culturas mantengan sus identidades y los signos propios de ellas. Siendo así que, al igual que ha ocurrido con la toma de posesión del alcalde musulmán de Londres, jurasen sobre el Corán si se tratase de un edil seguidor del islam.

                                                                      


En ese caso no se vería tan importante mantener la aconfesionalidad del acto, lo que pone de manifiesto que lo que realmente se está haciendo es combatir todo signo cristiano y con ello la identidad misma de España.

Pero no caigamos en la trampa de escandalizarnos por la realidad externa de este acto y a su vez tratemos de obviar, cuando no justificar, hechos que del mismo modo van contra la identidad española y la enseñanza cristiana que ha llevado a cabo o permitido la derecha así mismo liberal (aborto, “matrimonio” de homosexuales, leyes de género, que no han sido derogados por el partido popular contando con mayoría para hacerlo).

                                                                        

                                                                      

Puesto que si mostramos escándalo ante  el hecho de que el líder socialista haya precindido de la cruz durante el juramento pero callamos cuando los populares, liberales según ellos mismos se definen, mantienen la ley del aborto y la del “matrimonio” entre homosexuales estaremos siendo partícipes del mismo combate contra la  identidad de España y Occidente que siendo no consiente de ello ambos llevan adelante.


                                                                            


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