sábado, 15 de junio de 2013

AFINSA, la historia interminable.


                                                                       


Han transcurrido más de siete años desde que el gobierno de Rodríguez Zapatero  interviniese  AFINSA, acabando de este modo con los ahorros que cientos de miles de  ciudadanos habían  invertido en esa empresa. Dejaron a no pocas  familias y ancianos  en una situación económica de penuria, situación complicada para  poder afrontar este contexto de crisis por el que atravesamos.
Desde los medios de comunicación se ha tratado de  convertir a las víctimas de este verdadero atraco en  culpables, presentándolos como  avariciosos y negligentes que desde la  incultura arriesgaron su dinero cegados por el afán de lucro.
Lo más triste es que  esta  manipulación ha calado  tanto en la sociedad como en  gran parte de  los afectados, cuestión esta última muy útil para los expoliadores ya que  ha dado lugar a que la mayoría de los miles de afectados  no tomasen una verdadera actitud reivindicativa y la apatía les llevase a la resignación.

Lo que verdaderamente se esconde tras la intervención continua siendo algo desconocido para la practica totalidad de los afectados como para todos los españolitos de a pié. Ya he señalado que  se ha difundido de modo interesado una “explicación” que denigra a los inversores a la par que  presenta  a la empresa como  estafadora y manipuladora, pero lo que realmente hay tras la decisión judicial y la  posterior  actuación  gubernativa va más allá de lo que  pueda suponerse. Se urdió  una verdadera conspiración.
 Intereses financieros internacionales de altos vuelos, poderosas presiones de aquellos que en la actualidad dirigen  la política  internacional y doméstica  están detrás de todo lo acontecido.
 Y es a eso a lo que estas líneas pretenden dedicarse, a poner negro sobre blanco toda esta impostura.  Baste con decir que AFINSA pereció a causa de su éxito y debido a que  este le hizo entrar en conflicto con la intocable casta de aquellos que están detrás  de la finanzas internacionales, de los intereses bursátiles  y del estatus quo  del poder financiero.

Pero concretemos todo esto:
En primer lugar es preciso que pongamos nuestra mirada  en los Estados Unidos, puesto que  fue de allí  de donde partió todo el montaje que dio lugar a la intervención que se produjo en Mayo del 2006.

Un fondo de alto riesgo norteamericano, Kingsford Capital, a través de Louis Corrigan 
                                                    

 y del reportero de Barron´s Nell A. Martin estuvieron orquestando a lo largo de dos años una campaña contra Escala Group.

                                                     


                                                               

                                                                    





  Esa campaña incluía artículos en una serie de publicaciones y la presentación de quejas ante agencias reguladoras de Estados Unidos y España.  Esta actuación contra Escala Group, filial de AFINSA en USA, que cotizaba en el Nasdaq, se llevó a cabo con la intención de que su cotización cayese  y de este modo poder  lograr grandes beneficios económicos a través de sus apuestas en corto.
 Cuando comprobaron que por este medio no lograban alcanzar  el objetivo que se habían marcado optaron por  actuar en España contra  AFINSA bienes tangibles, que era poseedora de  más del 70% de las acciones de Escala Group.


La actuación contra AFINSA en nuestro país no era otra cosa que un medio a través del cual hacer descender la cotización  de Escala en la bolsa norteamericana.
Esta actuación contra AFINSA se concreto en Mayo de 2005 cuando Kingsford Capital por medio de Louis Corringan interpuso en España una denuncia ante la Fiscalía, en esta  señalaba  que AFINSA  estaba estafando  a sus clientes y que  incurría en prácticas ilegales.

Desde Abril hasta Mayo del 2006 se vendieron millones de acciones de Escala a pesar de los excelentes resultados financieros que la compañía presentaba, este feroz  hecho fue resultado de haberse llevado a cabo  continuos y metódicos ataques a corto.

Uno de los temas centrales tanto de la denuncia de Corringan como de los artículos de  Nell A. Martin fue señalar que  AFINSA estaba engañando a sus clientes al venderles  sellos  con un valor muchísimo menor del que  indicaba o mediante la acusación de que Afinas  funcionaba como  un negocio piramidal.

Acontece que la Fiscalía no pudo hacerse eco de  la denuncia que Corringan había presentado dado que el señalado  denunciante pertenecía a Kingsford Capital  y tanto él como la empresa no tenían  domicilio ni  nacionalidad española. Lo que si hace la Fiscalía es dar traslado de la denuncia a sus superiores.
Estos superiores no la toman en consideración en un primer momento. Aunque tiempo después, sin citar nunca a Corringan,  presenta como propios todos y cada uno de los puntos que  este presentaba en su denuncia (funcionamiento piramidal, engaño respecto al valor de los sellos, etc.)

BBVA, Santander y City Group tratan de tomar contacto y mantener relaciones financieras con  AFINSA, pero esta se niega. El poder de estos, sobre todo del Banco de Santander relacionado con la Banca Rotschield, es muy fuerte (forma parte del grupo Inter-alpha que preside la banca Rotschield).

                                                                
                                                     

Resultado de esta negativa es que la inspectora de la Agencia Tributaria María Teresa Yabar 
                                                     


 lanza la tesis de que la actividad de AFINSA es financiera y no mercantil, aunque  la CNMV, el Banco de España y los servicios de Hacienda se oponen a tal tesis.

                                                                       



El gobierno de Zapatero pasa por encima de tales informes y poco después  se interviene  AFINSA, lo que lleva a que Escala Group cayese  en  el índice bursátil Nasdaq  más de un 50%.
Pero además de haber logrado su fin Kingsford Capital se lleva por delante los ahorros de  190000 inversores.

En la actualidad el robo  parece continuar, puesto que hasta estos momentos, Junio de 2013,  no se ha permitido que la filatelia adquirida por los inversores  pueda pasar a manos de sus legítimos propietarios.
 Ahora bien, con la destrucción  de la empresa desaparece la posibilidad de comercializar la filatelia comprada y  lograr el beneficio  que los contratos  estipulan, todo esto resultado de  la intervención para "proteger los intereses de los que habían invertido". Cuanta mentira, ¿a quién se protegía realmente?

Todas y cada una de las acusaciones que se vertieron contra AFINSA se han ido demostrando falsas: su funcionamiento piramidal, la ausencia de sellos, la sobrevaloración de éstos, el zulo donde los  directivos  escondían millones, etc.,. etc.



Como puede verse son muchos y demasiado fuertes los intereses que en el tema AFINSA convérgen.