lunes, 2 de enero de 2012

la subvención-compra sindical.

Un día de la pasada semana, al acudir a mi puesto de trabajo  me encuentro  con que e unos compañeros repartían entre  otros, que no entre todos, un obsequio consistente en una pequeña botella.
Me intereso por ello  y me entero de que se trata de un “detalle navideño” que tiene la Unión General de Trabajadores (UGT) para con sus asociados.

Lo arriba señalado no dejaría de ser un suceso anecdótico sin mayor importancia  si nos quedásemos en la superficie. Lo fundamental  aparece si nos paramos a reflexionar y pensamos que los sindicatos, al igual que ocurre con los partidos políticos,  se financian a través de los presupuestos generales del Estado y no mediante  la cuotas de sus militantes como en justicia habría de ser. Es decir me encuentro con que son precisamente mis impuestos los que están pagando esos  regalos de los que  además se me excluye  por no formar parte de ese sindicato al que  de modo obligatorio estoy colaborando a financiar.
Ahora voy a dar algunos datos que dan la verdadera magnitud que alcanza  esta financiación:

En el año 2009 los sindicatos mayoritarios  (UGT y CCOO) recibieron 193 millones de euros ( UGT  96117904.59 y CCOO 96183980.70)

En el año 2010 la partida de los presupuestos generales del Estado dedicados a esta cuestión alcanzó los15798500 euros.

Tanto en el 2009 como en el 2010  el ministerio de Trabajo dedicó una partida adicional a los sindicatos de 4800790 euros.

                                                                    

El verdadero papel que los sindicatos  han de desarrollar, que es  proteger las condiciones laborales de los trabajadores, resulta  una ficción si para desplegar su actividad dependen del Estado, del gobierno de turno, que es uno de los  elementos que mayores problemas pueden causar en la cuestión laboral (salarios, horarios de trabajo, desempleo, jubilaciones, protección a desempleados, etc.). 
Los sindicatos con esta forma de financiación carecen de cualquier  independencia para enfrentar cuestiones que deberían afrontar. Y  si no véase la “paz social”, eufemismo que esconde la dejación de funciones reivindicativas  ante problemáticas laborales .  En una España invadida por el desempleo y en la que los  trabajadores han visto mermada su capacidad adquisitiva y derechos laborales, los sindicatos de clase, los mayoritarios han brillado por su ausencia.
Ya se sabe que “no se muerde la mano que te da de comer”, pues eso ocurre.

El papel de los sindicatos resulta tan fundamental que debe ser protegido a toda costa,¿ y qué mejor forma que integrar este papel  sindical en la misma estructura del Estado, del mismo modo que el Ministerio de Justicia vela y dirige  el funcionamiento independiente de  los juzgados que protegen  los derechos  que la ley  reconoce a los ciudadanos?.
Y desde luego  la financiación más que favorecer la independencia no hace si no impedirla.
Con los partidos políticos ocurre un tanto de lo mismo.

Y lo que es fundamental, la realidad laboral debería constituir  un cauce  e representación puesto que la realidad laboral incluye a todos los ciudadanos y además los une en la colaboración  con la economía nacional.

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