martes, 10 de enero de 2012

Congreso sin futuro.

En las pasadas elecciones del 20N, el Partido Socialista (PSOE) cosechó el mayor descalabro electoral de su historia y tras este estrepitoso fracaso rápidamente se lanzó a realizar un congreso con el fin de lamerse  unas heridas tan graves que a punto estuvieron de  convertirlo en una fuerza  poco menos que residual.

                                                         

En la actualidad estamos asistiendo al desarrollo de ese  tan publicitado congreso, un congreso muy alejado  de esa supuesta novedosa imagen de renovación tan cacareada. Ese congreso está cayendo en una reiteración de personas y en una carencia de  discusión de ideas que puedan  ilusionar ni a su misma parroquia. De hecho tan solo los hoolligans del partido, los fanáticos incondicionales pueden ilusionarse mínimamente con  lo que trasciende  del actual conclave.
Desde mi punto de vista  los dirigentes socialistas se encuentran, y no es para menos, tranquilos dado que  los resultados electorales pusieron de manifiesto que  su suelo electoral es relativamente alto, ya que haber recibido  6973000 votos  ( 110 escaños ) después de haber  logrado que  casi 5000000 millones de personas engrosasen las listas del paro, haber hundido la economía nacional, haber  depauperado a la amplia clase media y  haber  puesto  a España a los pies de  los poderes bancarios nacionales, de las finanzas internacionales  y haber pasado a  ser los mamporreros del eje franco-alemán ese resultado es algo que resulta poco menos que milagroso.
                                                           
Ahora bien, lo que trasciende a la opinión pública , que en un sistema como el que sufrimos  es fundamental ya que los sistemas de votación ponen en la información  pública la base de la posterior elección, resulta poco menos que penoso.
Lejos de un análisis profundamente crítico  y de un claro arrepentimiento y petición de perdón por los nefastos resultados de la política llevada a cabo por el  finiquitado  gobierno  de Zapatero, de está entrando en un  mero enfrentamiento personalista.
Y que conste que  lejos de las afirmaciones de moda que hablan de la necesitad de  un fuerte partido  socialista  que asegure la alternancia  yo  preferiría que  el PSOE no levantase cabeza y que el PP popular  igualmente se hundiese.
                                                                
Solamente desde  el fin del bipartidismo se podrían dar pasos  hacia  ir un cambio de régimen en el que los partidos políticos dejasen paso a una representación  más directa  centrado en elementos naturales y orgánicos, pero regresemos al tema que tratábamos.
                                                          

Lo que trasciende del congreso es todo menos  elevar un mea culpa y un posterior debate de ideas, se trata de una lucha personalista entre unos candidatos que para colmo no  representan otra cosa que  la continuidad del gobierno que  les ha llevado a la  catástrofe electoral que  hace unas semanas sufrieron como consecuencia de la ruina que en todos los   ámbitos produjo la política del gobierno de  ZP.

Basta para confirmar todo lo que más arriba se acaba de señalar  considerar la personalidad de los dos candidatos que optan a la presidencia del PSOE.
Por un lado nos encontramos con Rubalcaba y por otro con Chacón.
Ambos  no representan si no la continuidad de la nefasta política hasta ahora  seguida por el gobierno de Zapatero. Ambos candidatos han participado en  los gobiernos  zapateristas, ambos reivindican su figura y ambos son por tanto continuistas.
                                                                   

La única diferencia es quizá la que se da  en lo que hace a la mayor  capacidad política de. Candidato Rubalcaba, aunque no deja de ser el  que encabezó  la candidatura  del PSOE en la derrota. Y por otro la Chacón recibe el apoyo, verdadro abrazo de oso, de Zapatero con lo que esto significa de relacionarla con el nefasto gobierno de ZP.
Ninguna de las dos opciones resulta positiva, y desde luego  los militantes socialistas se ven obligados a elegir entre Guatemala y Guatepeor.

                                                                
España desde luego  en ambos  encuentra  enemigos.


                                                                  


                                                                     


                                                                

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