viernes, 31 de agosto de 2018

Hacer del Valle un cementerio civil.



                                                                                       



Las declaraciones del presidente Pedro Sánchez durante su viaje a Hispanoamérica respecto al futuro que el gobierno pretende dar al Valle de los Caídos tras la exhumación de los restos mortales del Generalísimo creo que no han sido convenientemente interpretadas.


                                                            

 No tengo la menor duda de que caso de haber sido desentrañado adecuadamente el significado de las palabras del dirigente socialista, la respuesta de los españoles que respetan su historia y que ven en el Valle un recordatorio de la victoria de la Cristiandad sobre el comunismo ateo, así como un monumento a la reconciliación, habría sido mucho más crítica y furiosa.
Todo lo antes señalado lo creo al considerar lo que realmente lleva aparejado el hecho de convertir el Valle en un cementerio civil tal y como Sánchez declaró que pretendía hacer.

                                                                    
Hemos de tener claro lo que lleva aparejado que un cementerio sea civil.
En primer lugar, y por definición, este tipo de cementerios no son religiosos y por lo tanto han de carecer de cualquier tipo de simbología que les dote de  significación religiosa, cristiana en el caso de nuestra civilización.
Cuando nos referimos al cristianismo no hay ningún símbolo que marque más la sacralidad de una tumba, un cementerio o un lugar de culto que la cruz.

                                                                   

Pues bien, creo que la derivación de  todo lo hasta ahora expuesto está más que clara si hacemos referencia al propósito apuntado de hacer del Valle de los caídos un cementerio civil.
 Lo que realmente está proponiendo el infame y rencoroso Pedro Sánchez no es otra cosa que impedir que la gigantesca cruz que se levanta sobre Cuelgamuros deje de presidir la basílica y ese monumento a Dios, a España y a la reconciliación que es el conjunto del Valle de los Caídos.  

                                                              


Si finalmente, Dios no lo quiera, llevasen a término tan pérfida y anticristiana acción no solamente se estarían asegurando el apoyo de Podemos y de parte del P.N.V. y E.R.C. para toda la legislatura, sino que se ganarían el apoyo de ese poder en la sombra que es dirigido desde las logias y las sinagogas. El gobierno socialista presentaría en bandeja de plata a sus dueños el haber derruido la más alta cruz que había en la antaño Cristiandad, de esa manera la masonería y la judería internacional daría a través de sus correas de transmisión un respaldo absoluto al gobierno socialista y a sus planes antinacionales y contrarios al catolicismo.


                                                                          



                                                                 

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