martes, 10 de abril de 2012

Deshumanizados

                                                                             



Andando la otra tarde por la calle  me di cuenta de algo que  hasta ese momento  me había pasado desapercibido  al verlo  como una parte  más del paisaje,  y por tanto como algo que entraba dentro de la “normalidad”.Observé como  había personas de rodilla e incluso tiradas en el suelo de las aceras pidiendo algún tipo de ayuda económica, 
solicitando  alguna moneda.

                                                     

                                                       
Pero lo que realmente me llamó la atención no fue  eso cuanto que centenares de  personas que andaban  por las aceras en que esos seres humanos pedían ayuda pasaban de largo como si no estuviesen allí.
Mi sorpresa y extrañeza  se convirtió en tristeza al ver  cuál fue mi  conducta ante esa misma realidad que como mero observador  contemplaba.

                                                     
Pero el sock me llegó cuando de mero observador pasé a convertirme en actor.
Ahora me veía a mí mismo realizando una acción que no por cotidiana dejaba de ser grave.
Estaba pasando junto a una persona que  arrodillada solicitaba que le ayudase, y mi actitud fue la peor posible, la indiferencia, lejos de socorrerle  de un modo prácticamente automático su mirada para de este modo cosificar lo humano.
En el monedero llevaba monedas que no me servirían para nada, como mucho para tomar algún refresco o café, pero que para aquél ser humano podría resultar importante por la utilidad de comer cualquier cosa o para junto a otras contribuciones dormir a cubierto esa noche.
Pero en lugar de darle alguna moneda fijé la mirada en el infinito y pase de largo apretando ligeramente el paso.
Este mismo hecho  me ha sucedido en infinidad de momentos a lo largo de la vida, pero por alguna razón que no alcanzo  a comprender, en esta ocasión este suceso tan repetido  me permitió  ver la realidad de ello.

En ese momento tomé conciencia, y me sentí avergonzado,  la humanidad ha desaparecido de nosotros, de mí el primero.
Todo atisbo de humanidad está ausente de las calles de nuestras calles.

Pero los seres  humanos necesitamos justificar nuestras acciones si no queremos  entrar en  lo que en psicología es llamado disonancia cognitiva, que no es otra cosa que es una disarmonía, falta de coherencia o correspondencia entre  el sistema de ideas o creencias que tenemos y la conducta que llevamos a cabo.
Siempre encontraremos la forma de justificarnos: “seguro que se lo gastará en vino”, “siempre puede ir a algún centro de transeúntes”, etc., etc.

Pero  por mucho que  pretendamos que sea lo contrario la humanidad no está compuesta por departamentos estancos aislados unos de otros, la  humanidad de un sujeto se define por el conjunto de sus acciones y no es posible reducir el comportamiento humanitario a una parte de nuestra conducta puesto que es toda ella la que la define.

La deshumanización, la falta de empatía es tal  que ver tirados en  las calles o de rodillas a  personas que pasan hambre o que carecen de un lugar donde pasar la noche, sean las razones que sean las que le hallan llevado a esa situación, no nos mueve  a la acción de ofrecerle ni siquiera unas monedas.
A pesar de ello nos consideramos como  “buenas personas”, al menos no nos consideramos malos. En el fondo nos estamos  autoengañando.




                                                      

No hay comentarios:

Publicar un comentario