viernes, 27 de abril de 2012

Holocausto, el dogma tabú de nuestro tiempo.


                                                                 

En no pocas ocasiones se cumple el aforismo que señala que no hay mal que por bien no venga, y en el tema  que vamos a tratar en esta entrada  se da  una de esas ocasiones,  paso a explicarme:
Por razón no precisamente de la presión del pensamiento políticamente correcto o para sumarme a la corriente borreguil imperante(  creo sinceramente  no someterme a la primera ni dejarme llevar por la segunda), sino  en razón   de la “persuasión” que irradia el código penal y deriva de las penas de privación de libertad que los tribunales de justicia pudieran imponerme, hay algunas cuestiones que hacen referencia a la falta de verosimilitud de lo que se da por verdad en el denominado holocausto, que en esta sociedad tan “libre y democrática” no me atrevo a desarrollar con la libertad  que puedo  aplicar al escribir sobre el resto de los temas.

En España, se puede atacar la monarquía, ir contra el sistema, propiciar la ruptura de la unidad nacional promocionando la secesión, poner en duda la existencia misma de España, se puede incluso  negar la existencia de Dios. Todo ello se permite con la única condición de que no se utilice la violencia o se  ataque el orden público.
Por su parte los historiadores no ponen objeción alguna a que  investigadores  pongan en duda  cuestiones dadas por ciertas y firmemente establecidas como puede ser  la fecha o  quién descubrió América, si realmente el hombre llegó a la luna en  1969.  Toda crítica y duda es aceptable siempre y cuando sean resultado de un análisis histórico medianamente elaborado que tenga en cuenta datos, testimonios y/o documentos.

Pero tanto en el campo legal como en el  histórico se da únicamente una excepción , y esta se refiere al tema del holocausto, un tema incuestionable, un tema que si es en alguna forma cuestionado puede llevar a aquel que lo haga a prisión o a ser multado.
En  nuestro país el Código penal en el Artículo 607, parrafo 2 puede leerse:
“La difusión por cualquier medio de ideas o doctrinas que nieguen o justifiquen los delitos  (de genocidio y afines) tipificados en el apartado anterior de este artículo, o pretendan la rehabilitación  de regimenes o instituciones  que amparen practicas generadoras de los mismos se castigará con la pena de prisión de uno a dos años”


                                           

Es así que una cuestión histórica, cometida como tal a revisión y a estudio ha pasado a convertirse en un dogma defendido por la legislación penal.

Estos problemas dejarían de ser tales si la ciencia histórica  fuese , al igual que lo es en el resto de los sucesos que han acaecido a lo largo de la vida del hombre sobre la tierra, más “revisionista” en el sentido de  investigar los sucesos y dejase de ser, al menos en este tema, acomodaticia como un instrumento más al servicio del poder y de lo políticamente correcto.

En esto asistimos a un atentado contra la verdad, contra la libertad personal (¿Dónde quedan las tan cacareadas libertades de expresión y comunicación?) y a una desvirtualización  absoluta de la ciencia histórica, que lejos de buscar  el conocimiento del pasado a través de la  investigación se niega a que cualquier manifestación crítica, aunque esta esté argumentada  y presente  elementos concretos sea tenida en cuenta. Todo lo que se refiera al tema del holocausto o al de las cámaras de gas es un tabú sobre el cual ningún tipo de  duda o discusión puede establecerse.

En este aspecto asistimos al mundo al revés, Lo aceptado y considerado como  “intocable” se basa en testimonios interesados y en propaganda. Lo aceptado huye de cualquier tipo de controversia  e investigación científica, mientras que los despectivamente llamados “revisionistas” son despreciados por la comunidad científica  a pesar de presentar evidencias de todo tipo: demográficas, químicas, fotográficas, testifícales, de forenses expertos en gran cantidad de campos e investigaciones de gran calidad.

Quién quiera conocer cuales son las fundamentales tesis que defienden los revisionistas a la hora de referirse al tema del holocausto  y al de las cámaras de gas, puede entrar a la siguiente página o buscar en Google  holocausto fraude o cámaras de gas falsedad.
Si algún lector tiene interés de tener información puede acudir a la siguiente página donde se ofrece información detallada de los  argumentos de los denominados revisionistas:


http://vho.org/aaargh/espa/prue.html

Yo por mi parte no hago referencia a esas tesis y a las  más importantes evidencias que se presentan por temor, no me cuesta reconocerlo, a que la ley pueda actuar contra mí en tal caso.  La amenaza no es algo  fantasioso puesto que  un editor está cumpliendo carcel por editar  y vender libros contra  el  holocausto de los “6 millones” y hace poco en Galicia dos chicos fueron condenados a dos años por  publicar en la red sobre este tema.


                                               

Estamos ante un verdadero dogma que no puede ser puesto en cuestión, pero un dogma de fe ya que  ha de creerse en él aun en ausencia de cualquier tipo de pruebas.

Acabaremos refiriéndonos a como de este mal que es la imposición de una afirmación y de la persecución legal de aquel que  se atreva a cuestionar el dogma se obtiene el bien de saber quién o quienes dominan nuestra sociedad hasta el punto de imponer leyes y  marcar pautas a los historiadores.
Quién tenga oídos para oír  que oiga  y sino que se esconda tras la facilidad de seguir al rebaño de lo  políticamente correcto, se ponga en la fila de los  que tienen mente de esponja y  sigan la voz del pastor aunque le lleva al matadero.


                                                    

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