lunes, 28 de mayo de 2018

LA DISIDENCIA CONTROLADA Y EL AUTOENGAÑO.



                                                                                         



 En las últimas décadas nuestra sociedad está resbalando por una pendiente que la sumerge a pasos agigantados en una decadencia que afecta a todos los aspectos de la vida humana, desde el económico al social pasando por el identitario y nacional, pero si hay un aspecto que se ha visto especialmente afectado es el de los valores.  
Resultado de todo ello es que una gran parte de la población ha optado por una abierta oposición al sistema actual, el cual es considerado responsable de la calamitosa situación a la cual nos estamos viendo abocados tanto colectiva como individualmente. 
Dentro del sistema parlamentario esta oposición se plasma en el apoyo y/o voto a asociaciones y partidos enfrentados a este sistema, unas posiciones que concretan sus postulados en toda una serie de medidas, distintos en cuanto a los principios ideológicos de cada grupo o persona: más materialistas y economicistas o en otros más espirituales o nacionales, aunque todos ellos concuerdan en enfrentarse y combatir las posiciones y la existencia misma del Sistema.
Desde el momento en que el sistema y los que se sirven de él toman conciencia de que el malestar de la sociedad respecto de este alcanza un nivel lo suficientemente elevado como para dar lugar a corrientes, movimientos o partidos, y que estos pueden llegar a recibir el suficiente apoyo electoral como para poner en riesgo su continuidad se activan los métodos precisos para conjurar el peligro.  
Lo que el sistema pone en marcha ante esas circunstancias son mecanismos que buscan desactivar esa presión, tratando de canalizarla de manera que no pueda tomar formas incontrolables o caminos que puedan dañar los cimientos mismos del sistema.
El método que suele utilizar no es otro que crear una disidencia controlada, que consiste en instaurar y promocionar movimientos o partidos que guardando la imagen de cierta oposición al sistema sirvan para mantener bajo control esa presión popular que de otro modo podría descontrolarse, se trata de imposibilitar cualquier reacción por parte de la población  a la par que mantiene en ella la falsa imagen de estar luchando contra el sistema aunque la realidad es que el sujeto está colaborando con ese mismo estado de cosa al que quiere combatir.

Es el recurso del sistema a partidos y asociaciones creados por el mismo sistema, que se presentan como como combativos en contra de la organización del sistema aunque realmente no hacen tal cosa.

Para descubrirlos hemos de tomar en consideración principalmente dos cuestiones:

La primera que los descubre es el hecho de que sean fuertemente promocionados, aunque tan solo sea en sus comienzos, por los medios de manipulación al servicio del sistema.
Por ejemplo, Podemos y el apoyo total con que en sus inicios contó a través de la publicidad que recibió de todos los medios de comunicación (entrevistas, participación en coloquios, etc.) del sistema.

                                                               

La segunda el hecho de que entre sus postulados no se encuentre ninguno que ataque las bases fundamentales del sistema que dice combatir, y por supuesto no me estoy refiriendo a cuestiones de organización económica.
En este caso podríamos incluir entre las disidencias controladas toda una serie de grupos y partidos  nacionales que para nada se oponen a los principios básicos del régimen como son: la organización autonómica del Estado, la misma democracia liberal, el aborto, las políticas de género, el sistema de partidos políticos, la masónica y sionista Unión Europea, etc.
 En la mente de todos están los nombres de los grupos supuestamente patriotas a los que me refiero.

                                                               



Pero además de todo lo expuesto es preciso tomar en consideración que la generalización en los últimos años de los medios digitales ha llevado a que gran parte de la población desarrolle una interpretación falaz de las acciones propias, una interpretación que lleva a que el individuo se autoengañe y valore como útiles para alcanzar un objetivo. acciones que en absoluto sirven para ello.
  Esta especie de “pensamiento mágico” en el que se encuentra sumergido el individuo es perfectamente conocido y muy utilizado por los estrategas del sistema para anular cualquier acción que pudiera poner en riesgo la integridad del sistema al que sirven.
 Esta estrategia buscaría promocionar toda una serie de conductas meramente testimoniales e inocuas para de esta manera anular cualquier actividad o acción que causase algún daño o pusiese en peligro el estado de cosas que se pretende combatir.
Me estoy refiriendo a cuestiones como el hacer clik sobre un like o sumarse a una petición de change.org desmoviliza, puesto que al llevar a cabo estas innocuas acciones el individuo se autoengaña creyendo que está participando en la lucha y ya que supone que lo está haciendo se siente justificado para no llevar a cabo acciones verdaderamente útiles o unirse a grupos que desarrollen actuaciones que realmente sirvan para desestabilizar y combatir el sistema.


                                                                


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