viernes, 17 de noviembre de 2017

La alianza entre Israel y Arabia Saudí.


                                                                                     



Aunque los medios de comunicación, tanto internacionales como nacionales, nos hayan vendido lo contrario, Arabia Saudí ( la gran aliada de los E.E.U.U. que ha apoyado y mantenido económicamente  los movimientos terroristas salafistas, sobre todo a Daesh, a la par que es origen del islamismo más radical como es el  wahabismo, ese  que sostiene la filosofía de los terroristas islámicos  que a su vez es la religión  oficial de la monarquía saudita) es aliada del Estado de Israel, y juntos llevan a cabo una misma estrategia para dominar Oriente Próximo.



Todo lo acontecido esta última semana en Arabia Saudí con las purgas llevadas a cabo, como lo ocurrido en el Líbano con la renuncia de su primer ministro Saad Hariri no pasan de ser elementos de esa estrategia que ambas naciones han puesto en marcha.

 Estos planes que buscan la consecución del dominio de la zona, así como la supervivencia del Estado judío   y la expansión de sus intereses sionistas sólo encuentran dos posibles frenos, y estos son la república islámica de Irán y el movimiento de resistencia libanés Hezbollá.

                                                                                 

En la actualidad estas son las únicas fuerzas que pueden hacerles frente con cierta posibilidad de victoria, para conjurar esta amenaza a sus planes de expansión y dominio, los sionistas y los sauditas pusieron en marcha a los terroristas del ISIS, Daesh en árabe, buscando desatar la guerra en Siria para derrocar a Bashar Al-Assad, de este modo pretendían estrangular la economía de Irán, al impedir el paso a través de territorio sirio de un gaseoducto procedente de Irán, lo que impediría al país persa aceder al Mediterráneo, lo que le impediría  exportar su petróleo y gas.

                                                                               


A su vez buscaban que ISIS desestabilizase Irak creando el Estado del Kurdistán y acercarse al tan soñado por los jázaros  Gran Israel, que ocuparía el territorio entre los ríos Nilo y el Éufrates.

                                                                               

Pero las cosas no salieron tal y como lo habían previsto, y es que por intereses geoestratégicos la federación rusa dio su apoyo militar y económico tanto a Irán como a Hezbollá. además, la participación de Hezbolla en los combates contra Daesh han hecho del grupo de la resistencia libanesa un peligroso enemigo dotado de una gran capacidad tanto defensiva como ofensiva, cuestión esta aceptada públicamente inclusive por altos mandos del ejército israelí.

                                                                           




Para colmo de males la victoria de Irán y Hezbollá sobre Daesh , ha permitido  que tanto la republica islámica como la resistencia libanesa hallan llevado sus tropas a los Altos de Golan, junto a la frontera israelí.



Por su parte Arabia Saudí ha visto como merced a la ayuda de Irán, las milicias hutíes de Yemen no sólo repelen las ofensivas de la criminal guerra que los saudíes han lanzado contra Yemen, sino que son capaces de atacar con misiles de corto y medio alcance contra el propio territorio de la monarquía saudí.

Ante este nuevo escenario al que se enfrentan el príncipe heredero Mohamed bin Salmad  ha pretendido un acercamiento a Rusia e Irán pero continuando su alianza con Israel. Pero esto ha chocado con la postura cercana al imperio británico y a la Reserva Federal de algunos príncipes a los que ha detenido la semana pasada, en definitiva, la posición actual de Arabia Saudí es caótica pero continúa estando cerca de Israel para combatir a Irán, Hezbollá y al chiismo en general. esto pese a la posición enfrentada de algunos príncipes que en su mayor parte han sido detenidos.

                                                                                 

Por parte de la corriente chií y de la inmensa mayoría de los países musulmanes se ha generalizado un sentimiento contrario a la monarquía saudita debido a su alianza con los israelíes y con los E.E.U.U.

Esta alianza israelosaudí quedó de manifiesto cuando la semana pasada un medio de comunicación de Israel  (el canal 10 concretamente) hizo pública la existencia de un cable diplomático enviado a los embajadores israelíes en todo el mundo para que hiciesen todo lo posible para aumentar la presión diplomática contra Irán y contra Hezbollá a la par que defendiesen la actuación de Arabia Saudí contra Yemen.Dentro de esta misma estrategia, Arabia Saudí ha llegado a  decir que el Líbano, en el que la influencia de Hezbollá es cada vez mayor, le había declarado la guerra.

                                                                               
Cable diplomático enviado.



El verdadero trasfondo de todo esto, tal y como arriba hemos señalado, se encuentra en la amenaza que perciben tanto Israel como Arabia Saudí de un Irán y una Hezbollá cada vez más fuertes y decididos a recuperar parte de los territorios palestinos ocupados.

Pero si algo obsesiona a Israel es la posibilidad de la unión del mundo árabe y los posibles efectos militares para la continuidad del Estado terrorista judío, es así que para conjurar esta posible amenaza el gobierno judío podría lleva a cabo una guerra “preventiva” contra Irán, si esto no lo llevasen a cabo tratarían de invadir el Líbano y combatir a Hezbollá en su propio terreno.

Si algo pone todo esto de manifiesto es que los sionistas israelíes son capaces de cualquier cosa, por muy salvaje que esta sea, con tal de lograr sus objetivos de control, dominio y anexión de todos los territorios que aún no controlan.

                                                                                 

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