martes, 25 de marzo de 2014

La mentira de Suarez.


                                                                                     

Acaba de ser despedido con honores de Estado el que fuese presidente del gobierno  Adolfo Suarez.  A este se le presenta siempre como el artífice de la llegada de la democracia, partitocracia liberal diría yo, a España.

Siempre que los aduladores y estómagos satisfechos, sean estos políticos, periodistas, militares o miembros del pueblo, se refieren a él y a su trayectoria  hacen hincapié en su dimisión, la cual es presentada como un sacrificio autoimpuesto en el que habrían influido de modo determinante las presiones militares, la perdida de confianza regia y la oposición procedente del interior de su mismo partido,la UCD.

                                                                         

Pero lo cierto es que las razones que movieron a la dimisión que se produjo aquel 29 de Enero de 1981 se alejan mucho de lo que la política democrática ha instalado en el imaginario popular.
Se ha hablado siempre de una especie de misterio respecto a cuales pudieron las razones que dieron lugar a aquella dimisión, pero siempre presentándola como un servicio a la democracia, una especie de autoinmolación en pos de la consecución de  que el camino hacia la democracia  pudiese continuar y los españoles lograsen la libertad.

Pero nada más alejado de la realidad, si nos atenemos a lo que señala el escritor y periodista Jesús Palacios en su obra “ 23F, el rey y su secreto”, el llamado golpe del 23 de Febrero no fue tal, si no un autogolpe propuesto y preparado por el CESID y aprobado por el Borbón.

                                                                 



Esta acción de bandera falsa buscaba sobre todo asegurar la continuidad de la monarquía  partitocrática y dar un marchamo de legitimidad democrática al Borbón, en un momento en el cual la figura de este estaba por los suelos, además de que ante gran parte  del pueblo y  de los políticos este no era otra cosa que alguien que el anterior Jefe del Estado había colocado como rey y que para colmo había perjurado.

                                                                

En el plan que el CESID había preparado, se hacía necesario un suceso desncadenante, lo que Palacios denomina un Supuesto Anticonstitucional Máximo, que favoreciese una actuación tras la que la acción regia salvaría en último extremo la democracia. De este modo la figura del Borbón saldría reforzada y su legitimidad democrática sería aceptada por la población,por los políticos del chiringuito partitocrático y los periodistas del pesebre.

Ese suceso, ese Supuesto Anticonstitucional Máximo, tomaría la forma de una intentona de golpe de Estado involucionista que se desarrollaría con la toma del Congreso durante una sesión, posterior posteriormente el general Armada en nombre del rey,  propondría la creación de un gobierno de concentración presidido por el señalado general y compuesto por miembros de todo el arco parlamentario.

Pero para que esto fuese pudiese ser  realizable y tuviese posibilidad de éxito era preciso que todos los congresistas y senadores estuviesen reunidos juntos, para que al ser secuestrados no pudiesen aquellos  no estuviesen presentes formar una especie de “gobierno paralelo democrático”.
Todo estaba preparado pues los representantes de los partidos fundamentales habían sido sondeados y habían dado su aquiescencia.

Ahora quedaba conseguir  que en una sesión estuviesen todas sus señorías, cosa esta imposible en una situación normal puesto que Congreso y Senado se reúnen por separado y además no solían, como continúa ocurriendo, acudir a siempre a las sesiones.

El único caso en el que ambas cámaras se reúnen , haciendo posible  que se desarrolle el plan antes señalado, es cuando se elije y nombra  un nuevo presidente del gobierno.
Dado que Suarez ostentaba ese cargo y aún le  quedaba bastante tiempo para terminar su legislatura, la cosa era clara.

Si se quería  poner en funcionamiento el autogolpe, el presidente Suarez habría de dimitir para que de este modo se reuniesen todos los parlamentarios y se pudiese iniciar el autogolpe.

Es en ese momento cuando  Adolfo Suarez presenta la dimisión y tras esto el 23 de Febrero de 1981 se convoca la sesión conjunta de Congreso y Senado para elegir  un nuevo Presidente, es entonces cuando se desencadena el Supuesto Anticonstitucional Máximo que era el secuestro por parte del teniente coronel Tejero de las cámaras.

                                                               

La cuestión de si Adolfo Suarez participó con conciencia en el autogolpe resulta bastante claro, puesto que la plena confianza entre este y el Borbón fue completa durante toda la Transición, curiosamente  pocas semanas antes de la dimisión de Suarez se produjo, o escenificó, una perdida de confianza del rey hacia su amigo y compañero de viaje político.

Es decir, que es más que posible que al igual que se nos presentó una historia falaz de lo acontecido el 23 F también lo mismo se ha hecho respecto al papel del tan elogiado Suarez.

Si una figura salió engrandecida hasta límites inusitados fue la de Adolfo Suarez, que a partir de ese momento consiguió que la inmensa mayoría del pueblo español olvidase su pasado como Secretario General del Movimiento, recibiendo además de manos del rey el nombramiento como Duque de Suarez.
                                                      
                                                                


                                                                       

O sea, que toda esta fanfarria que se está levantando en torno a su figura no deja de ser parte de la gran mentira dentro de la que vivimos en el chiringuito juancarlista actual.

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