domingo, 26 de agosto de 2012

El mito de la sociedad matriarcal

                                          


En la práctica totalidad de la sociedad postmoderna se ha aceptado como verdad irrefutable algo que no pasa de ser un mito, una  ideación de la que los movimientos feministas y aquellos que defienden un modelo alternativo de organización social y familiar se sirven.
 Me estoy refiriendo a  eso que se ha dado en llamar matriarcado.
Esta elucubración como realidad es algo  inexistente en la actualidad en ninguna sociedad conocida, por muy primitiva que esta sea, incluidas las  de Oceanía a las que tanto se acude para justificar su supuesta existencia.

De modo  interesado al exponerlo y de manera  acrítica,  equívoco o interesado también  a la hora de aceptarlo se confunden lo que sería el matriarcado, que ni existe ni nunca ha existido, con la matrilineidad que efectivamente  si se encuentra en algunas culturas actuales y que ha podido darse en la antigüedad, pero que nada tiene que ver con la autoridad  femenina en el núcleo familiar o en la organización social.

Es fundamental  circunscribir de un modo  claro  los papeles que influyen en el patriarcado  y el que se da en la matrilienidad.

La diferencia no aparece tanto en el sexo cuanto en   la autoridad.

En todas las sociedades conocidas hasta la actualidad, repito que incluidas las más primitivas,  tanto la autoridad doméstica como la autoridad jurídica  es asignada siempre al varón.

En la inmensa mayoría de las sociedades matrilineales la familia constituye un grupo doméstico, de lo que se deriva un conflicto entre la autoridad doméstica del padre y la autoridad jurídica del jefe del linaje, que es normalmente ostentado por un hermano de la madre.

Es decir lo que se establece en la sociedad o familia matrilineal  no es tanto que la madre  ostente el poder o la capacidad de  decisión cuanto  que el linaje o  descendencia se marque por la  rama femenina tomando como autoridad  jurídica la del hermano de la madre, aunque   la autoridad doméstica se encuentre   en el padre.



Toda esta información procede del Manual “Introducción a la antropología social” del antropólogo británico Lucy Mair.

Con estas nociones ha de quedar  plenamente desmontado ese edificio que se levanta sobre  la mentira de una supuesta originaria y básica  sociedad matriarcal.

2 comentarios:

  1. Te invito a que leas:
    http://soliobrera.cnt.es/secciones/feminismo/609-documental-el-reino-de-las-mujeres-los-mosuo-la-ultima-sociedad-matriarcal.html

    O que te informes sobre la cueva de albuñol, por ejemplo, donde el cadáver de una mujer (o supuesta jefa) fue encontrado rodeado de 14 cadáveres masculinos sacrificados para acompañar a la señora en su muerte. Cuando encontramos que un gran jefe o señor fue enterrado con su séquito de mujeres, afirmamos que la sociedad seguía un patriarcado. ¿Por qué no hacemos lo mismo en el caso de las mujeres?

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    1. De nuevo pienso que se confunde lo que es el matriarcado con la matrilineidad. El que la identificación del sujeto se lleve a cabo mediante el apellido de la mujer y que de esto derivasen cuestiones tales como el cuidado de los hijos, la residencia del varón en la casa de la madre o cuestiones de este tipo no se refieren para nada al matriarcado o a que el poder lo ejerzan las mujeres, cuestión esta que no se da por nada de todo esto. Y respecto a que se encontrasen hombres enterrados junto a una mujer tampoco hace referencia al poder de ella, más bien al hecho de una especie de idealización de la mujer que roza la idolatración como en la Edad Media, y desde luego no significaba que "mandasen".

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