domingo, 19 de agosto de 2012

Cuidar al que cuida.


                                                                           
                                                                     


            Esta pregunta puede parecer un mero juego de palabras, pero tras ella se esconde un verdadero problema, que lo será aún mayor en los próximos años y décadas al continuar  aumentando en nuestra sociedad la esperanza de vida de la población (de una esperanza de vida de 33,9 años en  hombres y 35,7 en las mujeres en 1900 hemos pasado  a tenerla en 1990 de73,4 en hombres y 80,5 en mujeres, o sea más del doble en sólo 90 años).
Este aumento de la esperanza  de vida es de por sí   algo muy bueno puesto que estamos consiguiendo dar más años a la vida. Ahora bien,¿ paralelamente estamos dotando a nuestros mayores de más vida a los años o simplemente estamos consiguiendo que los últimos años de sus vidas se convierta en un vegetar obligándoles además a vivir fuera de lo que fue su ambiente familiar y social?.
            Una de las mejores maneras de plantear los últimos años del mayor es mantenerle en lo posible dentro del entorno social en el cual vivió  evitando su ingreso en instituciones geriátricas  que rompan sus vínculos y produzcan la cronificación de síntomas que pueden aparecer con la edad.
El mayor que se ve sometido a un ambiente novedoso que además  le mantiene como ser pasivo mero receptor de cuidados, termina por caer en la depresión y el abandono.
Es así que la mejor situación mientras esto sea posible es mantenerlos en su mismo ambiente, cercano a familiares y amigos y lo más activos posible para continuar  así sintiéndose dueños de sus vidas.
Ahora bien, mantener los ancianos en sus casas o en la de familiares no debe convertirse en una regla inalterable, puesto que hay que tener en cuenta las situaaciónes de invalidez y aquellas en las que el grado de dependencia requieren de un ingreso.
Para todos los casos en los que los ancianos permanecen en su hogar, conviviendo con su cónyuge o se trasladen a vivir  con sus hijos , cosa esta que en España es todavía  común (pues la familia continua teniendo un peso que en los países no latinos parece haberse perdido  ).
            Dentro de este cuidado que los ancianos dependientes reciben gracias a la ayuda de otros, aparece la problemática que este artículo quiere poner de relieve.
 Ya que aquellos que se encargan por razón de su cercanía familiar o social del cuidado de los mayores se encuentran con que este cuidado les absorbe  cantidad ingente de esfuerzo y tiempo, impidiéndoles poder llevar una vida laboral y social normal así como  mantener una vida minimaménte satisfactoria. La sociedad en su conjunto y las administraciones en particular debieran  tomar en consideración que los que se encargan del cuidado de sus mayores, además de estar cumpliendo un papel humano inestimable al cuidar y dar cariño a sus mayores, cumplen un papel social que resulta económicamente muy importante. Económicamente estos cuidadores ahorran al erario público una cantidad ingente de dinero que de otro modo se tendrían que invertir en residencias y servicios sociales.
 Entre los servicios que la comunidad se ahorra hay que incluir el funcionamiento generalizado de los servicios de ayuda a domicilio en pequeñas poblaciones y comunidades que no pueden o quieren ponerlos en marcha debido a la inversión que precisa
Pero no hay que echar las campanas al vuelo como si el cuidado de los ancianos en el ámbito familiar permitiese olvidarnos de esa parte de la población, ya que sin una intervención adicional se plantean otros problemas muy serios.

            Ya antes hice referencia al coste humano, social y laboral que resulta de dedicarse al cuidado de un anciano dependiente , y si la sociedad a través de la administración no arbitra las medidas necesarias, estará creando dos tipos de problemas:
Por un lado aparecerán como consecuencia de la dedicación ( que suele ser de entrega total) al cuidado de sus mayores problemas emocionales  y familiares así como problemas psicológicos fruto de tensiones emocionales, situaciones de ansiedade y problemas laborales al no poder ni rendir adecuadamente e incluso veces por el abandono del puesto de trabajo para poder dedicarse a su labor de cuidador. Como se puede ver, la falta de asistencia al que cuida al dependiente puede dar lugar a que surja una nueva persona que precise de cuidado médico, este primer problema lleva a que la sanidad deba encargarse además de nuevos enfermos.
 Por otro lado, los problemas que sufrirá el cuidador repercutirán en los cuidados que reciba el anciano que pasarán a ser de peor calidad aunque la persona encargada intente que esto no sea así. Esto tendrá como consecuencia que gran parte de esos mayores dejarán de estar en sus hogares  o cuidados por sus próximos para intentar lograr una plaza en algún centro, lo que provocará al Estado una inversión muy fuerte.
            Todo esto nos lleva a que tanto por razones  humanas( para mejorar los últimos años de vida del anciano, que mejoren las relaciones familiares, los lazos sociales e incluso la salud de los que se encargan de su cuidado) como por otras razonas meramente económicas es necesario que  se arbitren medidas a favor de  todos estos aspectos  del cuidado  de los cuidadores.

Las medidas deberían fijarse en dotar al cuidador de tiempo para su propia individualidad , lo cual le permitiría  mantener sus relaciones sociales, evitar muchas crisis familiares y evitar que caiga en presione excesivas que le puedan hacer enfermar Esto se podría lograr desarrollando  un número adecuado de Centros de Día  donde pueda permanecer el anciano relacionándose con otras personas de su edad  y recibiendo cuidados médicos mientras la familia y el cuidador puede disponer de un tiempo para desarrollarse.
Crear puntos de encuentro entre cuidadores en situaciones parecidas donde comunicar y recibir apoyo  emocional y consejos prácticos Los ayuntamientos deberían  considerar como una cuestión prioritaria el desarrollar o aumentar, según el caso, los servicios de ayuda a domicilio que permitan al anciano que necesite debería ser también prioritario. También es muy importante la recuperación o mantenimiento de las relaciones sociales del cuidador, para lo cual deberían formarse grupos de autoayuda de personas entregadas al cuidado de sus mayores, sintiéndose así más  normales y no caer tan fácilmente en depresiones compartiendo situaciones similares y conociendo a otros en situaciones similares.

Y por último, y no por ello lo  menos importante, hay que fomentar el reconocimiento y soporte familiar hacia el trabajo y el esfuerzo que realizan estas personas. Esto se sobre todo se mostrará efectivamente, pero la administración podrá contribuir, con las ventajas vitales y económicas aportando ayudas de tipo económico que incentiven el cuidado recurriendo incluso a salarios.

Pero la desgraciada y crítica  situación económica por la que atraviesa España impide todo lo hasta ahora señalado, es más muchos ancianos dependientes son retirados de las Residencias geriátricaslas que se  encontraban para que el dinero de la jubilación del abuelo-a sirva para que puedan vivir los  hijos y nietos que a causa del desempleo galopante carecen dinero para pagar la hipoteca del piso e incluso para poder comer.


                                                               ´      
                                                                    

Pese a todo esto lo que si ha de hacerse es  que aquel que cuida tenga momentos propios que sirvan como descanso psicológico y que  se junte con familiares y/o amigos  de manera   lo más continua posible para  comentar su problemática. 

                                                                      

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